Juego de Tronos (ganas o pierdes)
He empezado a ver Juego de Tronos (2011 – 2019) otra vez, ya sin el ruido de las escenas sangrientas y la incertidumbre de lo que pasará en el siguiente capítulo, y más enfocado en los personajes y los diálogos.
Hasta ahora, luego de siete capítulos, sin duda van apareciendo zonas grises que hacen que la trama sea más interesante, y que sin ser un tratado de Política muy sofisticado deje en el aire ideas y perfiles de personajes que vale la pena analizar. En este sentido, lo primero y más evidente es que la separación entre “buenos y malos” es compleja, más cuando se empiezan a conocer las razones, en la medida que se escarba en el pasado de las personas el bien y el mal parecen mezclarse.
A primera vista los Stark pudieran ser vistos como los “buenos” y los Lannister como los “malos”, y ciertamente estos últimos pusieron a girar la rueda del conflicto cuando Jamie Lannister empuja a Brandon Stark. Sin embargo, los Stark a través del secuestro de Tyrion Lannister escalaron el conflicto hasta un punto del cual era muy difícil regresar. Por otro lado, se pudiera argumentar (y sin duda es debatible) que Eddard Stark actuó con bastante torpeza frente la muerte del Rey Robert Baratheon, e incluso antes en la manera como asumió su rol de “Mano del Rey”, más enfocado en su honor que en la política, algo sin duda loable pero poco efectivo en ese ambiente.
En el capítulo “Ganas o pierdes” (You Win or You Die – S1E7) es clave cuando Cersei le dice a Eddard que en el Juego de Tronos o ganas o pierdes, que no hay puntos medios. En ese momento la Reina le da una lección de Política a la Mano del Rey, la cual en clave moderna podría traducirse como el hecho que el Poder no se comparte. Quizás en el camino haya que hacerlo, y de hecho la misma Cersei lo ha compartido durante sus años como reina, sin embargo, su planteamiento apunta al objetivo final, a hacerse del Poder cuando esté a su alcance. Y ahí hay implícita otra lección, hay que saber medir las fuerzas para identificar adecuadamente cuando actuar, otro error que Eddard Stark cometió.
En el mismo capítulo, Petyr Baelish le da otra lección a Lord Stark cuando le dice que el Poder está ahí, pero hay que estar dispuesto a tomarlo. Más o menos en esa línea Cersei le preguntó a Lord Stark por qué no tomó el trono para si cuando derrotaron al Rey Loco. En ambos planteamientos se encuentra el mismo principio, quien quiera al Poder debe tomarlo. Este es el mismo mensaje que Lord Mormont le da a Daenerys Targaryen cuando ella le habla de quién debería heredar el trono al responderle que Aegon I Targaryen, el Conquistador, tomó el control de los siete reinos, es decir que tomó el Poder para sí en base a su fuerza para hacerlo.
Uno de los aspectos más relevantes del capítulo, y quizás de los que se tiende a simplificar entre el bien y el mal, es la traición de Petyr Baelish, quien fue fiel a su naturaleza. En la serie más adelante irán apareciendo las razones del por qué la traición, particularmente por ciertas razones sentimentales, pero ya desde este capítulo se puede argumentar que detrás de sus acciones hay un cálculo político muy claro, Eddard Stark no sería capaz de gobernar, mucho menos el hermano del Rey recién fallecido, ambos son soldados, pero no tienen los recursos materiales ni de manejo político para mantener el Poder. Baelish simplemente apostó por el bando que en ese momento tenía más recursos.
Sin duda todo lo anterior minimiza aspectos éticos, los cuales son fundamentales, pero sobre los que hay que preguntarse qué tan presente realmente están en las luchas por el Poder. Así, ¿tiene cabida el honor y otros principios morales cuando se disputa el poder en su más alto nivel? Muchos quisiéramos pensar que sí, pero series como Juegos de Trono y, sobre todo la realidad, nos recuerdan que la lucha por el poder por lo general tiene más de ambición y menos de honor, que la sobrevivencia suele ser también un motor poderoso, y que al final son los vencedores los que escriben la historia justificando sus acciones como las “buenas” y condenando la de sus adversarios como “malas”.
Twitter: @lombardidiego