Adiós al Bolívar
Creo haber escuchado al escritor Arturo Uslar Pietri decir que de tanto repetir el nombre Bolívar, la moneda venezolana, y el mismo héroe, terminarían ‘devaluados y prostituidos’. Cierto o no, la realidad ha terminado por indicarnos que Uslar Pietri tenía razón. Tanta, que aquellos valores del denominado, Bolívar tradicional (expresado en su simbología como Bs.) fueron transformados (devaluados), luego en Bolívar Fuerte (Bs.F), después en Bolívar Soberano (Bs.S), y finalmente, convertido en pura ilusión virtual con el Bolívar Digital (Bs.D).
Desde que los primeros conquistadores pisaron la tierra del Nuevo Mundo, a finales del siglo XV, con ellos trajeron las antiguas monedas del imperio español. Sin embargo, a inicios del siglo XVI la abundancia de los ostrales, en Cubagua, Margarita y La Vela, hicieron del peso de las perlas los primeros instrumentos financieros que permitieron el comercio en la Tierra de Gracia.
Durante la época hispánica el comercio fue soportado bajo el sistema de monedas fabricadas en la Casa de la Moneda en el virreinato de la Nueva España, con sede en México. Las primeras monedas acuñadas en la llamada república fueron llamadas indistintamente, peso venezolano, venezolano, bolívar y posteriormente sus ulteriores cambios. Desde mediados de 1879 y por disposición del entonces presidente, Antonio Guzmán Blanco, se crea el bolívar como signo monetario oficial y de curso legal en todo el territorio nacional.
Después de casi 150 años nuestro signo monetario ha terminado en el basurero de la historia, bien por billetes que nadie quiere, como monedas que en la práctica nadie utiliza. Hoy, mientras un joven ayudante en una ferretería, cargaba en mi vehículo unas compras que realicé, le di de propina dos billetes de un millón de bolívares soberanos (que oficialmente han pasado a denominarse como digitales, con valor de Bs.D 1). En realidad, no supe si era mucho o poco o si le serviría de algo.
La verdad es que el país sigue a la deriva y de mal en peor en esto de las finanzas y la economía, razón por la que en cualquier establecimiento comercial las transacciones del día a día, sea desde comprar un kilo de harina precocida, frutas, carnes, hasta compras de vehículos y de bienes inmuebles, se pacta en dólares estadounidenses (USD $), tanto por la nueva casta de la clase oligárquica como la escasa clase media sobreviviente y de los estratos C-D, que aprendieron muy rápido el valor del billete verde.
Lo mejor que pudiera hacer cualquier nuevo gobierno que sustituya al envejecido régimen totalitario socialista venezolano sería sustituir por un tiempo el bolívar como signo monetario y establecer como moneda de curso legal, el dólar estadounidense, al menos por unos cuantos años. Después ya habrá tiempo de inventarse un nuevo nombre para nuestra moneda o quedarse, por razones pragmáticas, con las ventajas evidentes que sigue teniendo el dólar.
La empobrecida sociedad venezolana que sobrevive a la barbarie política y al salvajismo económico-financiero y comercial del régimen totalitario de izquierda venezolano, no tiene acceso a las monedas ni billetes llamado, Bolívar Digital, mucho menos ahora que le han cargado un impuesto a toda transacción que se realice con monedas extranjeras. Sin embargo, la hipocresía gubernamental mira para un lado cuando las grandes transacciones comerciales se realizan en moneda estadounidense.
Es tiempo de actuar con razonamientos pragmáticos, abandonar las teorías patrioteras de eso llamado ‘originarios’, purismos de parroquianos y la roncha de la piquiña juvenil del sarampión ideológico del izquierdismo. Porque no hay nada que ofrezca mayor seguridad y derrumbe la incertidumbre como contar con una moneda con valor de transacción aceptada en cualquier ‘taguara comercial’ y respaldada, sea por oro, petróleo o cualquier otro bien material real.
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