Reunión entre el chavismo y la Casa Blanca generó reacciones negativas, en su gran mayoría
La noticia sobre la reunión entre funcionarios de la Casa Blanca y el chavismo estuvo presente en los medios de comunicación toda la semana. Para algunos parece «una buena señal», pero para otros es inaceptable y hasta «vergonzoso» pues Biden estaría echando por la borda los esfuerzos por responsabilizar a Nicolás Maduro por crímenes de lesa humanidad cometidos desde 2017.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado de EEUU, Chuck Schumer, en entrevista con EFE dijo que todavía no ha hablado con el presidente Biden sobre dicho encuentro, pero su instinto lo lleva a desconfiar del gobernante venezolano.
Para Schummer, Maduro “es un mal hombre. Ha tratado muy mal a su pueblo y a su país. No me gusta tratar con él», afirmó en la entrevista.
Pese a la opacidad del encuentro, varias luces se han colado ante la opinión pública. Poco antes de la medianoche del domingo 6 de marzo, Reuters informó que una delegación de EEUU, encabezada por el asesor de la Casa Blanca, Juan González y el embajador James Story, sostuvo una reunión con Maduro y su vicepresidenta, Delcy Rodríguez. La misma se realizó, según el cable, con el principal objetivo de «relajar» las sanciones petroleras a cambio de concesiones por parte del oficialismo. Fuentes dijeron a la agencia que hubo pocos avances.
Se conoció que Roger Carstens, encargado en la Administración Biden en temas de rehenes y presente en la reunión, exigió la liberación de ciudadanos estadounidenses y personas con doble nacionalidad detenidos en Venezuela, incluyendo los seis ejecutivos de Citgo. EEUU también buscaba, según la información, identificar suministros de petróleo alternativos para llenar el vacío si decide boicotear el suministro de petróleo de Rusia.
Entre sorpresas y aclaratorias
Un día después del encuentro, la Casa Blanca lo confirmó a través de una de sus portavoces, Jen Psaki. «El propósito del viaje que realizaron los funcionarios de la administración fue discutir una variedad de temas que incluyen ciertamente energía, seguridad energética», declaró a periodistas el lunes y precisó que también trataron temas sobre la situación de ciudadanos y residentes estadounidenses detenidos por el gobierno de Maduro, entre los cuales hay seis ejecutivos de Citgo arrestados en Venezuela en 2017.
Enfatizó que las conversaciones sobre energía y el destino de los detenidos son «conversaciones separadas». «Hubo una discusión que tuvieron los miembros de la administración en el transcurso de los últimos días. Y parte de nuestro enfoque también está en la salud y el bienestar de los ciudadanos estadounidenses detenidos».
Antes de que Maduro o el gobierno interino liderado por Juan Guaidó emitieran declaraciones al respecto, la periodista Carla Angola publicó un hilo en Twitter que la convirtió en tendencia, ya que aseguró que pese a que la reunión fue planificada hace meses, Juan Guaidó «se enteró cuando (la delegación estadounidense) estaba en camino» a Venezuela y adelantó que delegados de Guaidó también se reunieron con los enviados de Washington.
«Lo que sé de reunión Washington-Caracas: Se planificó meses antes. Guaidó se enteró cuando ya estaban en camino. El sábado se vieron con Maduro, el domingo con Jorge Rodríguez, y aparte con Blyde y Guaidó. Guaidó les dijo que levantar sanciones a Maduro era un error sino libera a Venezuela. Guaidó dijo a Embajador Story y a Juan González de la Casa Blanca que ese acuerdo petrolero con Maduro no va a solucionar el abastecimiento para EEUU. La llegada de petroleras no eleva la producción hasta lo que necesita EEUU: suplir los 500 mil barriles que recibe de Putin», escribió en la red social.
Según Angola, Guaidó dejó claro a EEUU que solo debe levantar sanciones si Maduro accede a una elección con condiciones «pronto»; y que por su parte EEUU pidió a Maduro liberar a 1 o 2 estadounidenses presos.
«Supongamos que EEUU quiere ser meramente pragmático y piensa en su seguridad nacional cuando habla de levantar las sanciones al petróleo venezolano. Pero hablamos de una decisión de alto costo político, más en año electoral, y sin ningún beneficio garantizado», alertó la periodista de EVTV Miami. «Maduro también saca sus cuentas después de reunión con el embajador Story y Casa Blanca. A pesar que Delcy Rodríguez diga ahora que «no apoyan guerras», ayer volvían a aplaudir al embajador ruso en un acto público. Pero, además, ¿dónde tienen el dinero los testaferros? ¡En Moscú!».
Horas después, Maduro confirmóla reunión y anunció que sería reactivado el «diálogo nacional». “Hemos decidido en esta reunión reactivar con mucha fuerza el proceso de diálogo nacional con todos los factores políticos, sociales, económicos, religiosos y culturales del país”, expresó en cadena de radio y televisión. “El diálogo de México recibió un golpe tremendo como saben ustedes, pero si estamos pidiendo diálogo para el mundo tenemos que dar el ejemplo en el país y vamos a un reformateo del proceso de diálogo nacional».
Maduro confirmó que la reunión fue el sábado en la noche y la calificó de «respetuosa, cordial, muy diplomática, entre la delegación de EEUU y la delegación del gobierno venezolano que presido”. Y agregó: “hemos acordado trabajar en una agenda amplia, temas de interés. Me pareció importante poder cara a cara conversar temas de máximo interés de Venezuela y del mundo. Ratifico toda la voluntad para avanzar en una agenda que permita el bienestar”.
Luego de que Maduro y la Casa Blanca confirmaron el encuentro, uno de los principales aliados del gobierno interino, el gobierno colombiano, manifestó «sorpresa» ya que no estaba al tanto de dichos encuentros. La vicepresidenta y canciller de Colombia, Marta Lucía Ramírez aseguró el martes (8 de marzo) que desconocía la reunión. “Yo no lo conocía, no sé si la conocía el Presidente (Duque). Lo importante es escuchar a EEUU porque creo que la geopolítica mundial ha cambiado en los últimos 15 días y eso tiene unos contrapesos que hay que sopesar”, dijo a Blu Radio.
Liberados como respuesta
Gustavo Cárdenas, uno de los 6 exgerentes de Citgo detenidos, fue liberado la noche del martes, tan solo 3 días después de la reunión y también fue excarcelado el turista José Alberto Fernández. Al respecto, el director y vicepresidente del Foro Penal, Gonzalo Himiob condenó que los presos políticos se han convertido en figuras «rentables» para Maduro ya que los puede llevar como pieza de cambio a una negociación.
En entrevista concedida a César Miguel Rondón, Himiob planteó que la liberación de estos dos ciudadanos que ya se encuentran en EEUU, se producen tras las reuniones de delegados de la Casa Blanca con el chavismo, pero esto no es tan bueno como parece. «Estas excarcelaciones se producen después de estas conversaciones que tuvieron lugar hace algunos días entre algunos representantes de EEUU y representantes del gobierno de Maduro. Revelan que las razones que mantienen a estas personas encarceladas son políticas y no jurídicas. Esto se da como un primer ‘gesto’ del poder en Venezuela, pero evidentemente va a tener alguna respuesta o contraprestación por parte del gobierno norteamericano (…) pero el mensaje que se recibe en Venezuela es que le resulta rentable al gobierno tener presos políticos, porque puede llevarlos a la mesa de negociación”.
¿Y qué dice Guaidó?
Tras rodar la noticia, la confirmación de la Casa Blanca, la confirmación de Maduro y decenas de reacciones de analistas políticos, el gobierno interino liderado por Juan Guaidó emitió un comunicado la mañana del 9 de marzo. En el mismo, agradeció a EEUU su intento de lograr solucionar la crisis venezolana y destacó que, desde hace meses, han estado dispuestos a retomar las negociaciones en México, que fueron pausadas por el chavismo tras la extradición del barranquillero y presunto testaferro de Nicolás Maduro, Álex Saab.
«Reiteramos nuestra disposición, que ha sido permanente y pública, para retomar el proceso de negociación en México cuanto antes, para lograr elecciones presidenciales y parlamentarias libres y garantía para todos los sectores. Venezuela necesita un acuerdo urgente que permita lograr soluciones a la crisis y volver a ser un país que impacte positivamente a la región y al mundo», suscribe el comunicado en la página web del Centro de Comunicación Nacional.
Pero el interinato fue enfático al plantear que el levantamiento de sanciones debe estar condicionado a avances reales hacia la transición a la democracia y la libertad y «tiene que traducirse en soluciones directas para la vida de los venezolanos. El levantamiento de cualquier medida de presión, si no está orientado a la democratización, solo fortalecería al autoritarismo que hoy amenaza al mundo».
«Solo una Venezuela con garantías democráticas, institucionales y de transparencia puede ser un proveedor energético confiable y eficiente para el mundo. De lo contrario, no solo la corrupción, ineficiencia y estado actual de nuestra Industria petrolera lo hará inviable, sino que se estaría financiando y fortaleciendo a una dictadura acusada de crímenes de lesa humanidad y que ha generado el desplazamiento de más de 6 millones de refugiados denunciado tanto por la ONU, como por la CPI, y solicitada por el Departamento de Justicia de los EEUU por financiamiento al narcotráfico y terrorismo».
No se justifica
Un grupo de congresistas republicanos de Florida -algunos en plena campaña para la reelección- reclamó el jueves al Gobierno de EEUU que no suavice la política hacia la «dictadura» de Maduro, negociando o levantando las sanciones y también pidió más información sobre varios aspectos apuntados por sus electores. «Al negociar con la dictadura de Maduro, su administración está socavando la política exterior hacia Venezuela y descuidando el compromiso de EEUU con la comunidad de exiliados venezolanos», escribió el congresista Carlos Giménez en una carta dirigida al presidente Joe Biden y a los secretarios de Estado y de Energía, Anthony Blinken y Jennifer Granholm, respectivamente.
La carta cuenta con las firmas de los senadores Marco Rubio y Rick Scott y de los congresistas Mario Díaz-Balart y María Elvira Salazar, según informó Giménez en sus redes sociales. «Maduro es una marioneta de (los presidentes) Vladímir Putin en Rusia y Xi Jimping en China. El envío de la delegación a Venezuela que usó las sanciones estadounidenses como moneda de cambio es un insulto a los miles de ciudadanos venezolano-estadounidenses que representamos», reprocharon los congresistas.
Rubio, uno quien fue uno de los principales oponentes a Maduro durante la anterior administración de Donald Trump, aseguró que el único ganador sería Maduro. «Sería un impacto insignificante en la economía estadounidense, pero un gran beneficio para Maduro, serían millones de dólares para su alcancía personal».
Rubio preguntó a la número tres de la diplomacia de EEUU, Victoria Nuland, ¿si EEUU sigue reconociendo a Guaidó como presidente interino, y si es así por qué no fue informado previamente de la visita?
«Reconocemos su liderazgo en Venezuela, sí», contestó la diplomática, y aseguró que se había coordinado «de antemano» con el despacho de Guaidó, algo que Rubio insistió en que no fue así.
«También buscábamos que el gobierno venezolano volviera a sentarse a la mesa con la oposición», dijo Nuland en alusión a los diálogos lanzados en México en agosto pasado, pero suspendidos en octubre por Caracas.
«Realmente no creo que importe», replicó Rubio, y agregó que Maduro «usa las negociaciones de la manera en que Putin lo hace habitualmente: para dividir y desmoralizar a su oposición».
Por su parte, el dirigente de Voluntad Popular Lester Toledo calificó de vergonzoso el encuentro y cuestionó a qué costo podría el chavismo dar concesiones a EEUU. Así lo manifestó en un artículo de opinión publicado en ND.
(…) no podemos calificar tal encuentro de otra manera que de vergonzoso y peligroso, tal como advirtió el senador por el estado de la Florida, Marco Rubio, quien dijo textualmente: “es una oferta ridícula y peligrosa, que les debe dar pena”.
A su juicio, es sumamente contradictorio que mientras la DEA y el Departamento de Estado califiquen a Maduro y a su entorno como un riesgo para la región, delincuentes, terroristas y narcotraficantes, por otro lado, Biden envíe a sus emisarios a negociar. «Pero ¿A negociar qué y a cambio de qué? Esta es la gran pregunta. Lo que sea que hayan conversado ya tuvo un primer avance, la liberación de uno de los seis ejecutivos de Citgo que fueron detenidos arbitrariamente en noviembre de 2017 y de un cubano-americano arrestado en 2021 por llevar encima un dron, por lo que se le acusaba de terrorismo. ¿Cuál es la cuota que le corresponderá pagar a EEUU en este negocio? ¿Sanciones por rehenes? O ¿Sanciones por petróleo?», preguntó.
Para Toledo todo esto es lamentable para venezolanos que han luchado para recuperar la democracia y han empujado la salida del chavismo del poder: «para los que hemos sido perseguidos, para los presos políticos, los torturados, los que han sufrido represión y las familias de los asesinados por el régimen, este encuentro fue una bofetada».
«Queremos pensar que el foco de estas negociaciones sea la libertad de los presos políticos y que esta se logre, pero la gran pregunta que nos sigue golpeando es cuál será el costo» y agregó «y es que lo que llama poderosamente la atención es la coyuntura global en la cual se produce este polémico encuentro. En medio de una crisis energética derivada del conflicto entre Ucrania y Rusia, este último aliado muy cercano de Nicolás Maduro».
Relaciones rotas desde 2019
EEUU y Venezuela rompieron relaciones diplomáticas a principios de 2019, luego de que Maduro asumió un segundo mandato en elecciones que no fueron reconocidas por la oposición ni la comunidad internacional, desde entonces, Washington decidió reconocer y dar su apoyo incuestionable a Juan Guaidó como presidente encargado y ha venido sancionado a Maduro y figuras del chavismo para obligarlo a salir de Miraflores. Una de las medidas es el embargo vigente desde abril de 2019 que impide a Venezuela negociar su crudo -que representaba 96% de los ingresos del país- en el mercado estadounidense.
Desde entonces, Maduro recibió un fuerte apoyo de Rusia para poder seguir exportando petróleo a pesar de las sanciones de EEUU.