Petro vs Petro
Todas las encuestas de opinión reflejan una buena ventaja de Gustavo Petro como aspirante a la presidencia de Colombia.
La reciente elección legislativa mostró indicadores contundentes de una tendencia con mucho vigor. Desde todos los ángulos del país el voto de la izquierda reverdeció como nunca antes. Una sociedad cansada parece buscar una alternativa distinta a su tradicional conducta electoral.
Es menester hurgar en la raíces de una nación que siente que existe una gigantesca deuda con una población desprotegida. Sería banal caer en la insensatez de creer que ese respaldo es originario- exclusivamente- de fuerzas al margen de la ley. Basar el análisis con mecanismos, huérfanos de la crítica, que debe hacerse, es tener castrada la sindéresis.
La sociedad colombiana tiene décadas de una crisis profunda que no tuvo intérpretes. El ciudadano común rumió su frustración, sintiendo que el presidente de la nación era un extraño huésped que pernotaba en el Palacio de Nariño sin mayor interés por su suerte. Toda esa rabia acumulada brota hoy: abrazándose a una causa que desconoce. Y es allí en donde se abre un sinfín de posibilidades.
Las fuerzas adversas al representante del pacto histórico lucen desperdigadas. Sus ideas no son propositivas, sino que su propuesta es detener a Gustavo Petro. Es decir que los colombianos no están escuchando una oferta que contrarreste al mensaje del exguerrillero, lo cual es un harakiri en pleno trópico.
Al aguzado elector solo les está quedando escoger entre el pasado nebuloso de un hombre, marcado por su violento pasado, frente al vacío conceptual de quienes ofrecen el miedo como mecanismo operacional. En los intersticios del fragor electoral observemos a Gustavo Petro.
Todas las encuestas lo asoman con la primera opción para el evento presidencial del 28 de mayo. ¿Cuál es su fortaleza? Tiene un discurso que se encuentra con un enorme descontento social que subyace en las entrañas. Le habla al ciudadano con un mensaje que encarna ese dolor. Unos adversarios fragmentados, inconexos de materializar un proyecto que cierre una brecha, son sus aliados en la torpeza.
¿Cuál su debilidad? El pasado ensangrentado de eventos que enlutaron a Colombia. Se le culpa por su militancia guerrillera y hasta la supuesta amistad con carteles de la droga. Estos pueblos embrujados de memoria corta ensalzan sus misterios.
La resistencia de una parte fundamental de la sociedad que lo cataloga de ser un apéndice del gobierno de Nicolás Maduro, una especie de agente secreto de la venganza en contra de la democracia y sus instituciones.
¿Cuál es su real contrincante? Sin lugar a dudas Gustavo Petro. Aunque parezca un contrasentido es su debatida historia su debilidad y fortaleza. El temor que genera una hipotética presidencia hace que cunda el temor en algunos sectores. Por otro lado se ofrece la versión de quien es catalogado como el hombre capaz de representar a las mayorías oprimidas. Nunca el doctor Jekyll y Míster Jade. El hombre íntegro que por las noches se transformaba en monstruo,parece haber encontrado asidero en la visión que algunos tienen de Gustavo Petro. El bien y el mal en el alma del mismo hombre.
La contienda electoral de acá hasta el 28 de mayo será un péndulo en donde un hombre es el debate. Sus rivales solo podrían tener protagonismo si logran que Gustavo Petro no gane la primera vuelta. De ir a un segundo proceso la batalla será entre dos modelos, aunque seguirá siendo Gustavo Petro, quien dirima las hostilidades. Veremos si el enorme descontento social lo hace presidente, o por el contrario el miedo que origina una victoria suya se impone en las urnas.
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