Las fosas sin nombres de niños indígenas en Canadá
El descubrimiento de 215 restos de niños enterrados en una fosa común de una residencia religiosa de Canadá, es solo una pequeña muestra del crimen de lesa humanidad que se cometió en esos internados. Hasta la fecha han encontrado 1.200 cuerpos de menores de edad en todo el país, incluyendo pequeños de dos años que nunca fueron documentados.
Este primer hallazgo que ocurrió el 29 de mayo del 2021 se produjo en una escuela residencial para indígenas ubicada en Columbia Británica, cerca de Vancouver, Canadá, que fue clausurada en el año 1978. Estas instituciones funcionaban como internados obligatorios administrados y financiados por los gobiernos y las autoridades religiosas durante los siglos XIX y XX, para que los niños indígenas se integraran a la cultura canadiense.
El hallazgo de estos restos ha sido posible gracias a radares de penetración utilizados en estas instituciones, luego de diversos testimonios ofrecidos por la comunidad indígena basados en las denuncias que ofrecieron los sobrevivientes que lograron escapar.
Fue un trabajo preliminar para ubicar los sitios de enterramiento realizados al principio del año 2000. Esto ha sido uno de los acontecimientos más horribles en la historia de este país
De acuerdo a las denuncias por parte de los representantes de las comunidades indígenas se calcula que en 80 años las muertes y torturas en estos lugares de encierro fueron de más de 4.100 menores. De acuerdo a los datos obtenidos, en este periodo unos 150.000 niños fueron arrancados de sus comunidades y obligados a asistir a estas instituciones, donde eran sometidos a la reubicación con abusos físicos y psicológicos, incluyendo violaciones.
Los informes que se presentaron antes de estos hallazgos revelan que un gran número de niños nunca regresó a sus hogares. De acuerdo a los tantos resultados de investigaciones se determinó la práctica de esa política de genocidio cultural.
En el 2008, el gobierno de Canadá se disculpó formalmente por este sistema, pero en esa oportunidad no asumió la responsabilidad de financiar esta investigación. En esa época no se habían descubierto los cuerpos.
Son denuncias basadas además en incalculables testimonios que se han producido por parte de las familias e incluso de los docentes que se negaban a este sistema educativo.
Fueron más de 130 residencias escolares. Allí se les cambiaban sus nombres indígenas por nombres cristianos y se les sometía para que olvidaran sus lenguas maternas. Incluso, se determinó que entre 1930 a 1970 algunos de estos niños sufrieron experimentos a manos de científicos gubernamentales para determinar los límites de malnutrición que el cuerpo humano puede aguantar. Un horror comparable con lo sufrido por los niños judíos en los Campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial. Es algo tan horrible que parece de mentira.
Pero, lamentablemente, no lo es, de acuerdo a toda la información divulgada por diferentes medios de comunicación tanto locales como internacionales.
En el informe final sobre esos proyectos, se denuncia este genocidio cultural contra la población indígena. La búsqueda continúa y el número de casos sigue aumentando.
De acuerdo a las desapariciones de los niños en estas escuelas se denuncia que hay más de seis mil cuerpos en este tipo de tumbas en todo el país. Solo en una de estas escuelas, luego de explorar el suelo utilizando un radar, encontraron en junio del año pasado 751 tumbas sin marcar en la escuela residencial indígena Marieval, un antiguo internado católico, en la provincia de Saskatchewan y en ese mismo mes, en otra de estas residencias encontraron otras 182 tumbas sin nombres.
En enero de este año fueron identificadas otras 169 potenciales fosas comunes y en febrero fueron encontradas en otra de estas residencias, 54 fosas también sin identificar. Eso fue aceptado recientemente.
La triste e inconcebible historia de estos niños pone en evidencia por los administradores de estas residencias una pérdida impensable que nunca fue documentada.
El gobierno actual ha reconocido que esas horribles residencias eran parte de esa política colonial vergonzosa y se comprometió a conmemorar a esas almas inocentes que nunca regresaron a sus hogares. Igualmente, y ante estas evidencias infalibles, el gobierno de Canadá se comprometió a financiar estas investigaciones. Terry Teegee, jefe regional de la Asamblea de Naciones Originarias, calificó que el hallazgo de estos cuerpos es un trabajo urgente que refresca el dolor y la pérdida de las comunidades de la región.
Estos hechos, que sirven de evidencia para un crimen de lesa humanidad, continúan siendo investigados en estas instalaciones, de acuerdo a las denuncias de las familias.
¿Hasta dónde puede llegar un horror de esta naturaleza si se estima que hay más de seis mil niños indígenas desaparecidos en este lapso? ¿Quiénes recibirán el castigo?
Sin duda, esto es una tragedia. Una madre indígena, con unos buenos años encima, se ve con la mirada perdida en el camino por donde vio partir a su pequeño, arrancado de sus brazos solo por ser parte de una cultura diferente. ¿Cómo superar ese momento?