Expertos en educación presentan 3 propuestas para acabar con la deserción docente
La crisis educativa de Venezuela data desde hace varios años pero se agravó con la pandemia y con ello, la situación salarial de los docentes está en sus peores momentos. Ante ello, tres expertos en materia educativa plantearon tres propuestas: formar de emergencia a quienes están llenando el vacío en las aulas, crear fondos de emergencia para los salarios y considerar la gratuidad de la educación universitaria.
Esos fueron los planteamientos de los docentes Luisa Pernalete, coordinadora del programa Ciudadanía y Paz de Fe y Alegría; el investigador Tulio Ramírez; y el fundador de la ONG Asamblea de Educación, Leonardo Carvajal, en el foro: “¿Quién está educando en nuestras instituciones educativas? Celebrado en la Universidad Católica Andrés Bello, Caracas.
Los especialistas señalaron que el abandono de las aulas por parte de maestros debe ser atendido más allá del salario y que supone acciones de emergencia que permitan atajar la crisis a corto plazo, además de un acuerdo nacional que incluya reformas institucionales y de funcionamiento. Solamente en los niveles de primaria y secundaria ha habido una deserción de docentes en un 25% y la pérdida de 1,2 millones de estudiantes.
Un asunto prepandémico
Luisa Pernalete afirmó que la paralización del sistema educativo venezolano no es consecuencia del confinamiento por el coronavirus, sino el resultado de una mezcla de problemas que tienen mucho más tiempo.
“El trabajo en educación básica y la educación venezolana está en emergencia desde antes de marzo de 2020. Ya tenemos 4 o 5 años con la rutina escolar alterada, sin clases diarias, sin presencia todo el día del maestro, sin asistencia regular de los muchachos y sin suficientes maestros, en primer lugar, por los bajos salarios”, comentó.
Pernalete señaló que nada más en Fe y Alegría la deserción docente ronda el 40% en todo el país.
“Entre 40% y 50% de los docentes han dejado las aulas. Por ofrecer algunos datos parciales, en Fe y Alegría perdimos 35% de nuestro personal, la mayoría de las escuelas que tienen bachillerato. Esto debido a que un docente de especialidades técnicas, como refrigeración o electricidad, gana más ofreciendo sus servicios en un día que en un mes de trabajo en las escuelas. Hay más de 2.000 cargos vacantes en las escuelas de Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC). No quiero ni pensar la cantidad de horas disponibles ni cargos vacantes en la educación pública”, opinó.
Más que un problema de cantidad
Pernalete también advirtió que la falta de profesores “no solamente es un problema de cantidad, sino de calidad”, pues señaló que quienes siguen en las aulas son «educadores sin formación, acompañamiento ni incentivo”.
Profesores sin formación: “No solamente estoy hablando de actualización tecnológica, sino también emocional. Educar es mucho más que mandar tarea y ciertamente no veo iniciativas masivas para actualizar a los docentes. Insisto, no solamente en asuntos tecnológicos, estoy hablando en términos generales para educar hoy en un mundo en el que se está haciendo muy exigente y muy cambiante”, comentó Pernalete.
Educadores sin acompañamiento. “los educadores necesitan acompañamiento no solo por salud mental sino porque necesitan asesoramiento apoyo trabajo en equipo”, indicó.
Profesores sin incentivo: La profesora expuso que los bajos montos que reciben los maestros por su trabajo los han llevado a realizar otras actividades para costearse la vida, lo que imposibilita que exista una generación de relevo capaz de asumir la educación de los jóvenes en formación.
“Los que quedan, los que resisten, son maestros con gran vocación. Algunos que subsidian sus trabajos dando clases dirigidas en otros turnos, creando emprendimientos en sus casas y algunos del estado Bolívar recurren al trabajo de minería para poder redondear sus ingresos”.
La dura realidad de los salarios
Por su parte, el investigador y Doctorado en Educación de la UCAB, Tulio Ramírez, aseguró que los actuales salarios de los maestros no superan los $13 y son los más bajos del continente.
“Los sueldos de los maestros oscilan entre $8 y $13. En un país como Haití, los sueldos de maestros giran entre $273 y $400. Alguien podría decir que las cifras de entre 8 y $13 son exageradas porque los maestros reciben bonificaciones de 25% por la actividad docente y 30% por postgrado. La tabla actualizada refleja que un docente de categoría III recibe mensualmente $43, 87 si tiene posgrado, pero si no lo tiene recibiría $28,7. Si esta es la tabla más real, de igual manera tenemos los sueldos más bajos de América Latina”, indicó.
Ramírez indicó que con ese sueldo, un docente III “es capaz de comprar solamente 10,17% de la canasta alimentaria”, la cual se ubicó, en diciembre de 2021, en $431, 71, según cifras del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).
Múltiples causas de renuncia
Ramírez aseguró que, si bien los salarios no son suficientes, no constituyen la única causa de deserción docente.
“Aunque los sueldos son un factor que puede explicar con mucha fuerza el que los docentes se estén yendo de las aulas y en el país o emigren hacia otros oficios, hay otros factores que están detrás de la cortina y que están empujando de manera muy decisiva al docente a dejar el aula”, dijo.
Formación de emergencia
Junto a deserción de los profesionales, el experto indicó que la poca demanda de la carrera de Educación entre los jóvenes también está afectando la calidad del sistema educativo. Precisó que en las principales universidades que dictan la licenciatura en el país, el número de estudiantes se redujo en un 70%, lo que quiere decir que no hay maestros de relevo para formar a las nuevas generaciones.
“La renuncia de los docentes y la falta de interés por estudiar la carrera de educación, imposibilita la mejoría de las condiciones del sector en los próximos años (con el mantenimiento del mismo gobierno)”, advirtió Ramírez, quien mencionó que quienes están asumiendo el vacío dejado por los maestros son los jóvenes integrantes del programa «Chamba Juvenil», creado por el gobierno de Nicolás Maduro con el fin de “promover la capacitación e incorporación de los jóvenes venezolanos con edades comprendidas entre 15 y 35 años de edad”.
Por su parte, Carvajal, piensa que es el momento de “sesgar temporalmente el empeño de ofrecer carreras largas en Educación. Es hora de cambiar la oferta y tratar de beneficiar cada año a varios miles de los docentes improvisados que están ocupando las aulas” y que deberían ofrecerse cursos en modalidades presenciales, semipresenciales y virtuales que sean cortos y sustanciosos y que a su vez permita acumular créditos para obtener títulos de Técnico Superior Universitario.
Repensar la gratitud de la formación superior y crear fondos solidarios para los docentes
Carvajal propuso que la sociedad se apegue al principio de equidad para “contribuir según la disponibilidad económica del estudiante, al sostenimiento de los servicios públicos y de la educación”.
“Lo sabemos y lo aplicamos a gas, luz, agua, electricidad, internet, es hora de también aplicarlo al campo de la educación superior. Se deberían organizar fondos de solidaridad, mientras dure el atroz hundimiento económico que sufre Venezuela, constituido con los aportes económicos de las familias de los estudiantes, en razón de sus disponibilidades, para proporcionar a los profesores de sus hijos los ingresos que el Gobierno nacional ni ha confiado ni confiará”, indicó.
Según el profesor de la UCAB, “aunque los ingresos del fondo ciertamente no podrán alcanzar los montos que por comparación internacional deberían recibir esos profesores, al menos cambiará la limosna que reciben los profesores, por un salario de $300 mensuales, para quien gana $8, y de $500 mensuales para quien gana $10”.
Reestructuración universitaria
El profesor Carvajal también se refirió a la necesidad de reformar el modelo administrativo de las universidades públicas venezolanas, «plagado de irracionalidades y despilfarro, que las afecta desde finales del siglo XX y las ha estrangulado financieramente”. Entre otras cosas, mencionó un exceso de personal administrativo y obrero, versus el dedicado a la enseñanza y la investigación. «Mientras en la UCAB, 81% del personal es docente y solo el 19% administrativo y obrero, en la USB los docentes son solo 55% y en la UCV apenas llega a 45% el personal docente».