Los venezolanos se preparan para disfrutar del Carnaval pese a la pandemia y crisis económica
Caracas, 25 feb (EFE).- «Se quema, se quema, se quema la papa», exclama una adolescente mientras unas niñas coronadas con la tiara de la Mujer Maravilla y varios minicapitanes América se pasan un oso de peluche. Juegan a la papa caliente, la última actividad compartida en la favela caraqueña de Petare, la barriada más grande de Venezuela, donde el ingenio disfraza, incluso, a la crisis.
Globos pequeños, abanicos redondos hechos con páginas de revistas y carteles alusivos a la festividad, además de los disfraces, pompones, sombreros y algunos maquillajes en los rostros, pintan la fiesta de colores que contrastan con el monótono color ladrillo de las casas de Petare.
En un sector donde falta el agua y el transporte, ocurren constantes fallas eléctricas y el hambre ha permeado buena parte de los hogares, las madres y líderes comunitarias organizaron un encuentro para los 65 niños que atienden en un comedor social, a quienes convirtieron en superhéroes.
«Estamos celebrando el carnaval con nuestros niños. Quisimos hacer un carnaval temático, con propósito, por eso nuestro tema fue los superhéroes para hacerles ver a los niños (…) que tenemos herramientas para cuidarnos de las cosas que están pasando», dijo a Efe Anabel Rodríguez, madre y líder del comedor Pan de Vida, de la Fundación Alimenta La Solidaridad Petare.
Por otra parte, el equipo de ND conversó con dos madres, que decidieron disfrazar a sus hijos este 2022. La primera de ellas, Yoliar Mosqueda, es mamá del pequeño Máximo de apenas tres años de edad y además, Capitán América, prenda que le envió su hermano el pasado mes de noviembre, pese a que no era el disfraz que el niño quería (Hulk).
Yoliar tuvo que ingeniárselas para ajustar el disfraz ya que el niño ha crecido en tres meses y, aunque buscó la manera de comprarle el que él deseaba, la mensualidad del colegio marcó la pauta. Además que no es solo el disfraz, sino también lo que se debe tener en el bolsillo para ir de paseo: “El helado son 2$ la barquilla, la cotufa 1$, o al menos esos son los precios que pago en el zoológico de Caricuao”, dijo.
¿Qué piensas de la celebración de este Carnaval tomando en cuenta el contexto económico de Venezuela y que aún no ha terminado la pandemia?
“Quiero que él lo celebre, pero no le veo lógica a las comparsas de aquí y los conciertos que ya empezaron como el de ayer en el 23 de Enero en plena pandemia, y ahora ese problema con Ucrania y Rusia”, expresó.
Por otra parte, Valentina Villarroel, es mamá de dos pequeños (una hembra de 4 años y un varón de 1 año). Ella cuenta que no invirtió nada para este Carnaval porque la niña ya tenía un disfraz del año pasado (usado) que le costó unos diez dólares y también tiene otro (de Frozen) que le envió un tío desde Chile.
“Tengo pensado comprar un marcador negro y hacerle unos bigotitos de gatitos al bebé, porque él está pequeño y tiene un año nada más. Tengo entendido que los disfraces oscilan entre los 20 y 30 dólares, pero sí son más elaborados pueden costar más caros”, comenta.
No se cumplen las medidas de bioseguridad
Villarroel señala que ha observado el itinerario que se llevará a cabo en Caracas: conciertos, desfiles, comparsas, ruta nocturna y cree que le parece “imprudente” las actividades de este tipo porque siguen sin cumplirse las medidas de bioseguridad, entre esas, el distanciamiento social. “El año pasado lo vimos con Carmen Meléndez y ahora este año que es alcaldesa, con más razón. Y con respecto a la situación económica es como un doble discurso porque la gente se queja de no tener dinero, pero luego ves las playas y sitios copados. La crisis económica tiene tiempo, pero no sé cómo hacemos para ingeniárnosla”, finalizó.