Elecciones en Costa Rica
El domingo 6 de febrero se organizó el evento electoral en un país democrático: Costa Rica. A pesar de las dificultades del país, como en todas partes agravadas por la pandemia, se respiraba en sus calles y en los centros educativos, una especial alegría, una entrega total de los agentes electorales a su trabajo en forma honesta, colaborativa, de compañerismo y acercamiento incluso entre testigos de los partidos políticos.
El día de las elecciones es una fiesta colorida, desde el amanecer, hasta altas horas, cuando los distintos grupos se retiran, a sabiendas del deber cumplido, independientemente del resultado.
Como muestra del respeto a las instituciones, hace algunos meses, antes de iniciarse la campaña, el Presidente del Tribunal Supremo de Elecciones, un respetadísimo abogado, de reconocida honestidad y pulcra carrera en la institución y en el desempeño ciudadano, renunció porque una cuñada aspiraba a un cargo en este proceso. Si alguien aquí conociera el grupo de filibusteros del CNE, no podría creerlo.
La abstención en las elecciones ha sido la más alta en muchos años. Indudablemente, la pandemia está en su pico, aunque más leves que en las primeras olas, ya que la vacunación alcanza casi un 90 por ciento de la población.
Los resultados se conocieron a las horas prometidas, mediante cronograma de entregas, cuidadosamente respetado, a pesar que la presidencia era disputada por 25 candidatos e igual número de partidos a la Asamblea Legislativa, como se conoce al Congreso Nacional.
Es importante destacar los numerosos debates realizados, donde los aspirantes, con total apego a las reglas, ofrecían sus soluciones a los problemas del país.
Varios de ellos presentaron propuestas económicas robustas, muchas sobre la necesidad de reforzar las políticas de sostenibilidad ambiental y el pacto global.
El Congreso electo estará conformado por 27 mujeres, la cifra más alta en la historia, 30 hombres y una justa representación de los cantones del país y con amplio conocimiento en las distintas ramas del saber.
El comportamiento civil resalta en una sociedad que abolió el ejército, donde no hay generales, como los que se robaron las actas en Barinas, en clara demostración gorilesca.
El padre del primer candidato clasificado, Figueres Ferrer, salvó la democracia con esta medida, gracias a la cual este país demuestra al mundo la importancia de vivir en libertad y democracia. Ambos candidatos clasificados tienen posturas importantes. El Dr. Figueres muestra gran experiencia y presentó 32 propuestas. De cumplirse significará un despegue del país para los próximos desafíos. El segundo clasificado también es un gran conocedor de la dinámica mundial y el proceso de globalización.
El Partido del Doctor Figueres (PLN), logró una amplia representación parlamentaria con 18 de 57 diputados. El candidato del PPSD, un nuevo partido, alcanzó 9 curules. La sorpresa, es que el partido en el poder (PAC) del presidente Alvarado, no logró ninguna, después de gobernar durante dos periodos consecutivos. Sus dirigentes no han podido explicar tan catastrófico resultado.
Las elecciones aquí despiertan el recuerdo cuando en nuestro país existía un liderazgo civil y presidentes brillantes como Rómulo Betancourt.
Son muchas las enseñanzas que Costa Rica aporta al mundo democrático. Algo importante a rescatar, son los mecanismos implementados para el financiamiento de las campañas, por parte del Estado, y el control de los recursos utilizados en ella.
En un sitio emblemático, denominado la fuente de la Hispanidad, es tradicional un infinito desfile que comienza al cerrarse las votaciones. Extraña ver cómo un mismo vehículo lucia orgulloso la bandera de un candidato por una ventanilla, y por la otra de quien será su contrincante el próximo 3 de abril, fecha de la segunda vuelta. Ya están preparando todo para el cierre de la gran fiesta de la democracia.