Américo Martín, el adeco que nunca dejó de serlo
A propósito del periodismo alguien escribió “Pocas profesiones se exponen tanto al error continuado como el periodismo escrito. La compleja naturaleza de la profesión, siempre dependiente de hechos e interpretaciones, se suma a la tiranía de la palabra impresa: si fallas, la pifia te acompañará, al menos, durante un día. De ahí que los editores de todos los periódicos incluyeran una pequeña sección ocasional bautizada «fe de erratas», repositorio de errores y calamidades cometidas por sus periodistas los días previos”.
En política, más que exponerse a errores continuados, es necesario admitir rectificaciones por razones éticas o estratégicas; no hacerlo es peligroso. Bolívar se llevó a la tumba a Colombia, que lo dice todo. Carlos Andrés Pérez rectificó y ya sabemos el resultado que en su Centenario lo reivindica –al menos en lo económico–.
Pues bien, Américo Martín muere políticamente reivindicado. Es cuestión de revisar sus escritos y en referencia a la cuestión ideológica, muy debatida en su tiempo y a propósito de Rómulo Betancourt a quien combatiría hasta más no poder expuso: “En realidad los que se encierran en una cáscara ideológica no saldrán de ella y desaparecerán. El pragmatismo más bien sería la tabla que pudiera salvarlo. La obra principal del caudillo blanco, lo demuestra. Es una Memoria del petróleo, la Democracia, su partido y su gobierno. Es una muy profunda y valiosa obra, pero no es una teoría, ideología o corriente filosófica, como ciertamente diseñó Haya de la Torre con el APRA, partido que fundó. Se puede ser culto sin atarse a dogmas paralizantes. De esa índole fueron Betancourt y varios de sus compañeros”.
Américo Martín compartió el liderazgo de la división más interesante de Acción Democrática que merece análisis aparte, hasta llevarles al suicidio y con motivo a la crisis que vive el partido fundado por Betancourt escribió: «las divisiones son siempre fatales», es por ello que cree, «hoy en día que debimos tomar un camino para reconstruir el país, nunca debimos irnos», aseguró. «Quizás el partido hubiese evolucionado (…) y tal vez yo hubiese vuelto».
Cuando la ciudadanía reprocha a las organizaciones políticas bautizadas como “franquicias” y parte de su dirigencia corrompida hasta los tuétanos a extremos de negociar con el régimen militarista, Martín dejó escrito: Es insólito que Venezuela, después de sus grandes momentos de prosperidad, creatividad, generosidad y solidaridad con los condenados de la tierra, haya sido reducida a una miseria avasallante, sin libertad y en acelerado deterioro en el más amplio y pleno sentido, que ha llegado la hora de la unidad superior, la cual debe trascender a los partidos y lograr el concurso de todos los sectores que hacen vida en el país, deponiendo intereses particulares y respondiendo al “crucial momento que vive Venezuela”. Indicó el dirigente político que “solo con la unión de todos los sectores del país, se puede lograr una transición del poder” y que dicho cambio debe hacerse por la vía pacífica y electoral, “no hay otro camino”. (Junio 21 de 2020)
Fallece Américo Martín justo cuando hay que reinventar la política, mandar al carajo a quienes la tiene de meretriz, con el discurso que aquel dejara.