Carta al padre Luis Ugalde, s.j.
Apreciado y admirado Luis:
Inicio esta carta diciendo que te considero uno de nuestros más valiosos compatriotas por tus extraordinarios logros en el campo de la educación y por tu vigorosa participación en los asuntos políticos y sociales de Venezuela en estos años en los cuales la calidad promedio de nuestro liderazgo ha sido tan decepcionante. En el seno de un pequeño grupo de reflexión, el cual se reúne con frecuencia a “componer” el país, he mantenido de manera machacona que tú deberás ser uno de los tres miembros de un triunvirato que sería nombrado el día que sea expulsado el régimen chavista de nuestro país, a fin de guiar la transición hacia la democracia y la civilización.
Por ello considero necesario escribirte esta carta, a fin de comentar tu último artículo llamado: “Contra las Sanciones” . En este escrito difieres significativamente de lo que mantienen grupos de venezolanos entre los cuales me incluyo. Dado tu gran prestigio e influencia en la opinión pública, creo deseable comentarlo y presentar una perspectiva diferente.
Comienzas por decir: “Siempre he sido contrario a las sanciones que se imponen como un castigo a una falta no existente. Millones de venezolanos sufrimos hoy víctimas de las sanciones. Hay sanciones legítimas e ilegítimas. Las que fueron injustamente impuestas deben desaparecer cuanto antes; de ello depende la vida de los venezolanos y el futuro de nuestra nación”.
Estoy de acuerdo contigo en que no deben existir sanciones injustas o ilegítimas que castiguen faltas no existentes. Sin embargo, a medida que leemos tu escrito, descubrimos importantes diferencias sobre lo que defines como sanciones injustas que deban desaparecer.
En esa línea de pensamiento agregas: “este año 2022 debe estar centrado en la rebeldía contra las sanciones, reafirmando la vida digna de todos los venezolanos y el acuerdo nacional para su recuperación”.
Esta es una aseveración que requiere una clarificación más precisa. Estás pidiendo rebelarnos en contra de las sanciones, ya que ellas se oponen a “la vida digna y al acuerdo nacional para la recuperación”. Es necesario preguntarte: ¿Es que todas las sanciones “se oponen a una vida digna y al acuerdo nacional para la recuperación”? Recuerda, Luis, que prácticamente todos los cabecillas del régimen de Maduro han sido objeto de sanciones internacionales, unos por narcotráfico, otros por violar derechos humanos, por asesinar y torturar a venezolanos indefensos, por robar y lavar el dinero que es de todos los venezolanos. ¿Debo entender que te opones a esas sanciones?
Si ello es así yo estaría en vigoroso desacuerdo porque estas sanciones – en mi criterio – se justifican plenamente y han contribuido significativamente a estigmatizar a esos delincuentes. El estigma social, la sanción moral, es una de las armas más válidas y justificadas contra el delito. Más aún, la ausencia de sanción moral sería un acto criticable de omisión.
Tu escrito continua enunciando 14 ejemplos de lo que llamas “sanciones” en contra de los venezolanos por parte de la pandilla de delincuentes chavistas/maduristas en el poder y se refieren a las indignidades a las cuales han sido sometidas los venezolanos por el régimen, lista con la cual estoy en total acuerdo. Pienso que no has debido llamarlas “sanciones, porque no representan castigos, son evidentes actos de sadismo.
De seguidas entras a hablar de lo que titulas: “Las sanciones a los sancionadores», y allí dices: “esas violaciones sistémicas y sistemáticas han llevado a los gobiernos de EEUU -y otros- a imponer al régimen venezolano duras sanciones contra los violadores, con la intención de obligarlos a devolver la vida a decenas de millones hoy secuestrados.”. Esto que dices parecería apoyarlas, pero continuas diciendo: “Necesitamos también liberarnos de las sanciones internacionales que afectan toda la nación y su recuperación. Más aún, necesitamos urgentemente de una decidida política de cooperación internacional con flujo de inversiones e intercambio económico libre y con garantías. Por duro que suene, hay que reconocer que con las sanciones de uno y otro lado no tenemos futuro con este régimen ni con otro”.
Aquí, Luis, estás rechazando la validez de todas las sanciones, tanto las personales impuestas a los delincuentes como las sanciones económicas impuestas al régimen. Esto es, en mi criterio, incorrecto, porque creo necesario hacer un distingo entre los dos tipos de sanciones. Un tipo de sanción, el individual, es contra quienes han robado, asesinado, reprimido y destruido al país. Otro tipo de sanciones, el dirigido hacia los negocios del régimen con el resto del mundo, están dirigidas a reducir su capacidad de actuar y a debilitarlo, en búsqueda de su colapso.
Creo evidente que las sanciones individuales son plenamente justificadas y deben ser mantenidas a toda costa. Por lo que se refiere a las sanciones económicas debemos aceptar que, al herir al régimen, tienen también algún efecto empobrecedor sobre la población. Sin embargo, existen análisis, como los llevados a cabo por Ricardo Hausmann y sus colaboradores, así como por expertos petroleros como Francisco Monaldi y otros, quienes han documentado ese impacto y no le atribuyen el duro efecto empobrecedor sobre los venezolanos que los analistas que favorecen al régimen, como Francisco Rodríguez o Mark Weisbrot, le han atribuido. Más aún, Weisbrot – quien es un ideólogo estadounidense que ha sido objeto de remuneración por el régimen – llegó al extremo de decir que las sanciones económicas contra Maduro habían cobrado 40.000 vidas de venezolanos, aseveración totalmente arbitraria de la cual el coautor de la publicación, Jeffrey Sachs, se desligó posteriormente.
Creo, apreciado Luis, que las sanciones económicas son a la vida del país lo que la quimioterapia es al cáncer. Tiene efectos serios sobre algunos pacientes pero contribuye a curar o mitigar la enfermedad de muchos pacientes y, por ello, nadie está pidiendo su eliminación. Creo que la trampa en la cual caen quienes piden el cese de las sanciones económicas es que asumen que el régimen trabajaría para beneficiar a la población si las sanciones no existieran. Según esta tesis, las sanciones son las que han arruinado al país y no la ineficiencia, corrupción, crueldad, abusos y la entrega de nuestra soberanía a los cubanos que han caracterizado al régimen. El colapso de la economía venezolana comenzó mucho antes de la aplicación de las primeras sanciones económicas en 2017-2018 y la presencia de ignorantes como Manuel Quevedo y Tareck El Aissami en la dirección de Pdvsa ha acentuado y acelerado ese colapso.
Después de adoptar esta postura en contra de las sanciones, continúas diciendo: “Acuerdo, abrazo y reconstrucción: hoy el acuerdo necesario es para el regreso en serio de la constitución… Venezuela hoy no tiene más salida que el acuerdo de México (internacionalmente asistido) donde las partes asumen la disolución de este sistema funesto”.
Pensar que en México las partes irían a “asumir la disolución de este sistema funesto” es muy ingenuo, apreciado Luis. Maduro no iría a México, si es que va (dice que no va, si USA no libera al bandido Álex Saab) a aceptar su disolución. Maduro iría a México a negociar su extensión en el poder y garantías para su salida impune cuando cambie el gobierno, preservando una presencia en la escena política del país. Pensar que va a sentarse en la mesa a aceptar el final de su régimen es totalmente irreal.
Pero no solo dices esto, sino que agregas, de inmediato: “Esto significa eliminar las sanciones y las anti sanciones, realizar elecciones presidenciales y parlamentarias libres y justas y emprender la reconstrucción económico-social, hoy disminuida a menos del 25% de su capacidad; reducida a la miseria”.
De este párrafo destaco como importante lo referente a la celebración de elecciones presidenciales, pero creo que resignarse a que ellas sean en el 2024, – no hay nada en tu escrito que pida lo contrario – es equivalente a comenzar a coexistir con un régimen cuya legitimidad ha sido negada repetidamente por todos nosotros.
Terminas tu escrito diciendo: “Estoy seguro de que más del 90% de los venezolanos quiere esto en 2022, sabe que es imprescindible para recrear con esfuerzo renovado una Venezuela productiva, plural e inclusiva… Es la Venezuela que nace de nuevo sin sanciones”.
Este es un final muy discutible. Aunque las encuestas parecen favorecer el diálogo, pocos de los encuestados piensan que las negociaciones en México terminarán con un acuerdo. Cuando pides una Venezuela plural e inclusiva temo que estés pensando en incluir al chavismo / madurismo, un grupo de resentidos y acomplejados que ha destruido a Venezuela. Ese grupo no debe tener un papel en la Venezuela futura, la cual necesitará al menos dos generaciones para reparar los inmensos daños que ellos hicieron. ¿O es que le dejaremos la puerta abierta para su regreso?
Apreciado Luis, aunque ambos deseamos esencialmente lo mismo diferimos significativamente en el cómo lograrlo.
Para mí el componente ético en nuestra postura actual frente al régimen es fundamental para garantizar que tendremos un país viable en el futuro. Creo que mencionar ese componente ético en esta carta es apropiado por tu condición de excepcional ciudadano, de educador y de sacerdote. Es un componente tan o más importante que el alivio a corto plazo de algunas de las tragedias que nos aquejan al costo de transigir con el bandidaje del régimen.
Estamos frente a un dilema ético de la mayor dimensión, ese de posiblemente beneficiar en lo material y a corto plazo a los venezolanos mediante el cese de las sanciones y una transacción con la injusticia y la perversidad, lo cual enviaría un mensaje desolador a quienes vivan en la Venezuela del futuro, ese que dice que el crimen si paga.
Termino reiterándote mi mayor aprecio y expresando mí angustia por ver que el país pudiera estar derivando hacia una coexistencia espiritualmente empobrecedora con quienes nos han sometido a tantas indignas humillaciones.