La UCV tricentenaria resiste y lucha
La Universidad Central de Venezuela –en medio del gran asedio a que la somete la dictadura imperante en el país- está cumpliendo 300 años de su fundación.
Cuando Venezuela era colonia de España, por Real Cédula del rey Felipe V, de fecha 22 de diciembre de 1721, y por un breve del papa Inocencio XIII, del año 1722, el Seminario de Santa Rosa de Lima se transformó en la Real y Pontificia Universidad de Caracas; y, después de la ruptura del nexo colonial, por el decreto del 24 de junio de 1827 del Libertador Simón Bolívar, presidente de Colombia –había llegado a Caracas el 10 de enero de ese año- se dictaron los Estatutos Republicanos, de la que pasó a llamarse Universidad Central de Venezuela. Esos Estatutos, que constan de 289 artículos –promueven la modernización de la Universidad- fueron redactados conjuntamente con el doctor José María Vargas, quien había regresado al país en el año 1823. El reconocido constitucionalista Manuel García Pelayo se refirió a algunos aspectos fundamentales de esos Estatutos, en los siguientes términos: “asignarle a la universidad su autonomía para elegir sus propias autoridades, su autonomía para organizarse y gobernarse a sí misma, romper con el ingreso clasista y discriminatorio de los estudiantes y proponer un sistema basado en la igualdad social, garantizar la autonomía administrativa dotándola de los bienes indispensables para obtener los ingresos suficientes para el cumplimiento de sus funciones, y proponer un sistema de estudios abierto a los conocimientos que permitiera ‘la apertura necesaria para oxigenar una institución inmersa en el clima estamental y eclesiástico que había presidido su nacimiento y que la seguía dominando a la vuelta del siglo’ “.
En lo que sigue del siglo XIX, el Diccionario de Historia de Venezuela (edición de 1997) de la Fundación Polar, hace un recuento sobre la UCV: “Entre 1830 y 1899, la universidad vivió etapas de esplendor y decadencia, de bonanza económica y miseria, de libertad académica y de intervencionismo oficial. Quizá lo que más la afectó fue su lentitud en remozar su estructura docente, pero ello se debió a que el país estaba sacudido por una cruenta y brutal lucha caudillesca por el control del poder político…Desde 1900 a 1935, la universidad padece la arremetida de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. Ante la ausencia de partidos políticos organizados, el estudiantado de la Universidad Central de Venezuela actúa como la primera fuerza de choque contra el régimen gomecista; y como respuesta a esta juvenil rebeldía el Gobierno decide clausurar la universidad por 10 años (1912-1922)…En 1922, siendo ministro de Educación Rubén González, se ordenó la reapertura de la Universidad Central. Juan Vicente Gómez, presidente de la República, designó a David Lobo, rector, y a Antonio Febres Cordero y Antonio María Planchart como vicerrector y secretario, respectivamente…El 17 de diciembre de 1935 muere Juan Vicente Gómez y comienza entonces una nueva etapa para el país, la universidad y la educación en general”.
En el siglo XX, a partir de la reforma universitaria de Córdoba (Argentina) de 1918, se afirma inequívocamente que la autonomía es el mejor camino que tiene La Universidad para cumplir sus altas funciones, que no se limitan a formar profesionales, sino que también, como decía Ortega y Gasset, se extienden a la enseñanza y creación de cultura, que es “el sistema de ideas vivas que cada tiempo posee”. No obstante esa generalizada convicción, la dictadura de Marcos Pérez Jiménez arremete contra la UCV en el año 1951, designa un Consejo de Reforma y la clausura en 1952 por dos años. Al ser derrocada la dictadura perezjimenista, la Junta de Gobierno que presidía el doctor Edgar Sanabria promulgó, el 5 de diciembre de 1958, el Decreto Ley que restituía plenamente su autonomía a las universidades nacionales, lo que luego el Congreso de la República ratificó al aprobar la Ley de Universidades de 1970, que en su artículo 8 la establece claramente en los aspectos fundamentales: académico, organizativo y de administración de los recursos que le son asignados.
Aunque la Constitución de 1999, consagra la autonomía universitaria en su artículo 109, tanto bajo el gobierno de Chávez como en el de Maduro, se le ha desconocido. Por eso, hay preocupación por la posibilidad de un golpe final. En un comunicado publicado a fines del pasado mes de octubre, el Bloque Constitucional instó a toda la sociedad civil a cerrar filas en defensa de la universidad libre y democrática, exigió el respeto a la autonomía universitaria y que se le otorguen los recursos para su funcionamiento, a raíz de la visita nocturna a la UCV que realizó Nicolás Maduro, en la que anunció el nombramiento de Jacqueline Faría como la protectora de esa institución educativa.
En un editorial del portal digital “Analítica”, se expresa: “La visita de Maduro a nuestra UCV, la grotesca designación de Jacqueline Farías, la misma que iba a convertir el Río Guaire en el balneario de Caracas, como protectora de la universidad más antigua de Venezuela, la decisión de pintar el concreto de la obra limpia de Carlos Raúl Villanueva, declarada por la UNESCO como patrimonio de la humanidad, sentarse en un pupitre en aula vacía, porque cuando la UCV era orgullo del país, en la era democrática, él nunca pasó más allá de la Plaza de las Tres Gracias, son manfestaciones evidentes de quien aborrece la cultura y el conocimiento porque son la expresión más sublime de la libertad y él sabe que si ésta prevalece no podría seguir en el poder”.
Se han creado universidades paralelas, de baja calidad, con el propósito de desplazar a las tradicionales. En un foro que tuvo como tema la “Destrucción por diseño político de la universidad venezolana”, Benjamín Scharifker, ex-rector de la Universidad Simón Bolívar, presentó las cifras actuales del sistema universitario venezolano: 32 universidades públicas, no autónomas bajo control del régimen, con cerca de 1.500.000 estudiantes (70% de la población estudiantil); 7 universidades públicas autónomas, con cerca de 365.000 estudiantes (17% de la población estudiantil); 27 universidades privadas, con cerca de 290.000 estudiantes (13% de la población estudiantil).
El 1° de noviembre de este año, Vladimiro Mujica publicó un artículo (del que tomé los datos arriba mencionados), donde dice: “En resumen, la revolución se ha ido tomando lentamente los espacios independientes de pensamiento y enseñanza y prepara su asalto final sobre lo que queda de las universidades autónomas, especialmente la joya de la corona, la Universidad Central de Venezuela”.
¡Así conmemora la dictadura los 300 años de la UCV! Pero la UCV resiste y lucha.