Inteligencia artificial, inversión extranjera y cambio político en Latinoamérica
Latinoamérica ha sufrido una disminución importante de la inversión extranjera directa (IED) en esta última década. Brasil, México y Chile han sido los principales receptores de IED seguidos por Colombia. Sin embargo, China ha acelerado su inversión en la región al tratar de sobrepasar a EEUU como su socio comercial más importante. Su inversión se orienta principalmente a los sectores logísticos, telecomunicaciones, transporte, servicios y en algunos países como en Chile, el sector primario. Esto le permite a China no solo diversificar su portafolio sino también dotar del soporte tecnológico que requieren sus nuevas inversiones y fortalecer su rol como una nueva potencia mundial.
El conflicto entre EEUU y China se ha hecho evidente en la guerra comercial con represalias mutuas a nivel arancelario; sin embargo, el principal campo de batalla es a nivel cibernético. Desde el punto de vista de seguridad internacional, la mayor amenaza que tienen las grandes potencias no es a través de las armas físicas sino a nivel del desarrollo de software y en particular, en el área de inteligencia artificial y aprendizaje de maquina (“machine learning”).
Esto se evidencia en la intervención de los hackers rusos en las últimas elecciones en EEUU quienes han intentado favorecer al candidato republicano o el reciente asalto de hackers chinos al sistema de correos de Microsoft y la consiguiente acusación por parte de EEUU de cuatro funcionarios chinos de coordinar los ataques cibernéticos para obtener secretos industriales de las principales compañías americanas.
China ha pasado de un modelo de desarrollo industrial y promoción de exportaciones basado en mano de obra barata y la adopción de tecnología extranjera a un modelo centrado en la innovación tecnológica tal como lo hizo Corea del Sur hace alrededor de 60 años.
Esto lo logra gracias a un importante apoyo a la innovación tecnológica tanto a nivel industrial como académico. Una de las principales áreas en las que se ha concentrado y está en proceso de sobrepasar a EEUU es en el área de inteligencia artificial. Este sector tiene un importante impacto tanto a nivel de seguridad internacional como en el desarrollo industrial al reducir los errores de producción y aumentar su eficiencia considerando el costo creciente de la mano de obra en Asia.
En el área de seguridad internacional, la tecnología más avanzada en la nueva carrera armamentista es basada en inteligencia artificial, lo cual tiene riesgos muy importantes como puede ser que los sistemas autónomos cometan errores graves al atacar a objetivos equivocados.
Adicionalmente, la inteligencia artificial también es usada en China para el control y seguimiento de la población como representan las numerosas cámaras instaladas en Beijing y en otras ciudades importantes para reconocer facialmente a la población y anticipar cualquier conflicto. De igual manera, los sistemas de pagos electrónicos son otra manera de seguir a grupos de alto riesgo según las prioridades del gobierno. EE. UU., cuyas compañías han provisto a China de su sistema de vigilancia, planea coordinar con otros países la exportación de este tipo de tecnología a regímenes autoritarios.
En este contexto, la apertura de capitales externos a Latinoamérica debe de considerar estos riesgos ya que estas nuevas tecnologías pueden ser usadas por gobiernos autocráticos para controlar la población o ser reelegidos indefinidamente. El riesgo es que la gran afluencia de capital asiático genere una nueva dependencia geopolítica como es el caso de la venta anticipada del petróleo de Venezuela y Ecuador a China a cambio de créditos que han sostenido a gobiernos corruptos en la región. Desafortunadamente, estos contratos impiden que estos países productores de petróleo se beneficien del reciente incremento significativo de los precios del crudo.
Los avances importantes mencionados en el área de inteligencia artificial y desarrollo de software también pueden ser usados por los grupos de oposición para combatir regímenes autoritarios. La tecnología actual permite conectar a grupos disidentes en diferentes lugares del mundo y movilizar rápidamente a la población como ha sido en el caso de la “primavera árabe” que llevó a cambios rápidos de regímenes dictatoriales en el mundo árabe. En esta dirección, existen importantes iniciativas de diferentes grupos en el exilio, como Plavenex en el caso de Venezuela, para promover la defensa de los derechos civiles y políticos de esta población esparcida por el mundo.
Las recientes reformas legales o rondas de inversión extranjera promovidas por varios países latinoamericanos o hasta grandes shows de marketing como fue el anuncio de la “Ciudad Bitcoin” por el presidente Bukele de El Salvador pueden motivar la entrada de nuevos capitales tan necesarios en la región. No obstante, el desafío de Latinoamérica es cómo mantener la puerta abierta a la inversión extranjera, pero dirigiéndola a los sectores prioritarios para su desarrollo, que tengan un importante impacto en el mejoramiento de los ingresos de los sectores más necesitados y que apoyen el proceso de innovación tecnológica como lo hizo Corea del Sur para salir de la pobreza extrema en el periodo de postguerra.