Eufemismos en autocracias
En la infame historia de las dictaduras es lugar común la deformación del lenguaje, el uso y abuso de ciertas palabras para tratar de ocultar los hechos o maquillarlos a conveniencia del poder. Por solo mencionar un caso atroz: el régimen Nazi no hablaba abiertamente del exterminio de los judíos, hablaba de “Solución Final al Problema Judío”. Para los soviéticos, llevar a sus opositores a Siberia a morir en un Gulag, entre trabajos forzados, el frío y la inanición, era “re – aprendizaje en campos de trabajo correctivo”. Es tan definitorio de los regímenes autocráticos el abuso de los eufemismos que constituyen una prueba para desenmascararlas.
Una de las primeras expresiones eufemísticas en Venezuela, tras el ascenso al poder de Hugo Chávez, fue denominar a los “presos políticos” como “políticos presos”, una genialidad de la lengua atribuida a José Vicente Rangel.
Hoy en día existen alrededor de 300 presos por motivos políticos, es decir, presos por pensar distinto, entre civiles y militares, bajo condiciones de trato cruel y degradante que, en varios sonados casos, han conducido a la muerte. Se ha hecho recurrente, ante el poco crédito que se le puede dar a la infame etiqueta de “Político Preso”, que la propaganda oficial use un sustituto con menos éxito diciendo que “no es que están presos” es que están “bajo protección”.
Otro ejemplo significativo fue durante los meses previos al cierre de RCT. Las palabras usadas por el oficialismo fueron que tal medida era “el cese de una concesión”. A ese canal no sólo le prohibieron transmitir en señal abierta, tampoco le permitieron salir por cable y sus equipos de trasmisión fueron confiscados. Supuestamente, el nuevo canal (TVES) se usaría para “democratizar el espectro radioeléctrico”, ahora es un canal cedido a una sola familia y sus allegados, su contenido es fundamentalmente propagandístico y, para colmo, ha trasmitido en señal abierta contenidos que claramente violan derechos de autor con lo cual, al ser un canal del Estado, puede provocar querellas judiciales internacionales que afecten el patrimonio nacional. A la fecha, muchos otros canales y emisoras radiales se les ha aplicado la misma medida de “cese de la concesión” y los que aún quedan en manos privadas se autocensuran para evitar correr la misma suerte.
El Arco Minero ha sido una política del gobierno de facto para dar rienda suelta a la extracción de minerales y metales preciosos en el sur del país sin controles y, en algunos casos, cediendo el control de la fuerza pública a auténticos ejércitos particulares dedicados a ese oscuro y ambientalmente destructivo negocio. Pues bien, la nomenclatura oficial sobre el Arco Minero es que constituye un ejemplo de “Minería Ecológica”. Lo peor de ese asunto es que ha implicado el maltrato y el desplazamiento forzoso de las poblaciones indígenas, lo cual ha sido denunciado por muchas organizaciones de derechos humanos, pero eso no preocupa al gobierno que celebra la “Resistencia Indígena”.
Otro de los sin sentidos de la actualidad es la autodenominación de Nicolás Maduro como Presidente “Obrero” a razón de su antigua condición de sindicalista. Pues bien, bajo su gobierno y el de su fallecido predecesor bajo el cual se desempeñó como Canciller y Vicepresidente, dejó de existir el dialogo tripartito, la contratación colectiva, el salario mínimo, las pensiones se hicieron ínfimas, el Seguro Social se hizo inservible y la informalidad y precariedad laboral creció de tal manera que ahora es superior al empleo formal. No obstante, la autodenominación persiste y hasta se le agregan otras cursilerías como “conductor de victorias” o “mano de hierro” resaltando otras dudosas virtudes. Hoy, los sindicatos existen de forma testimonial, el Ministerio “del Poder Popular” para el Trabajo bien podría denominarse de asuntos sin importancia, y la explotación laboral ha llegado a extremos tan obscenos que ya se habla de esclavitud moderna en nuestro país.
Hay un sinfín de eufemismos que se han hecho notar en la Venezuela de hoy que podemos hablar de una deformación real del lenguaje, las palabras no describen la realidad sino una virtualidad. Escuchamos a diario “Guerra Económica”, “Inflación Inducida” y “Medidas Coercitivas Unilaterales” o explicaciones sobre fallas que cada vez son más increíbles como “el ataque cibernético contra El Gurí” o que la emigración de venezolanos “no es tan grande” y que los que deciden irse “fue por ofertas engañosas de la oposición”. Incluso hay “analistas” que entrevistados en los medios del Estado no dudan en afirmar que USA y la Unión Europea son unas dictaduras y que Rusia, China, Corea del Norte, Irán, Cuba y Nicaragua son ejemplos de profunda democracia. El padecimiento psiquiátrico denominado esquizofrenia consiste en la incapacidad de diferenciar la fantasía de la realidad, si un país entero sufre algo parecido ¿Cómo lo denominaríamos?
@rockypolitica