Demócratas autoritarios
Venezuela, junto a Uruguay y Costa Rica, son los países de América Latina en los que el apoyo a la democracia es mayor según datos del último Latinobarómetro. En estos países tres de cada cuatro encuestados manifestó estar de acuerdo con la frase “La democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno”, lo que comparado con el promedio de la región (55%) luce particularmente alto.
Este resultado puede lucir paradójico a primera vista pues mientras en el país caribeño hay un gobierno autoritario, los otros dos países gozan de las democracias más estables de la región, lo que pudiera sugerir que no existe relación entre el funcionamiento de la democracia y el apoyo hacia esta.
Una explicación común al caso particular de Venezuela en cuanto al alto apoyo a la democracia por parte de los ciudadanos intenta atribuir una especie de “capital democrático” acumulado en el país, algo así como una especie de valores democráticos adquiridos luego de 40 años de un sistema político que fue catalogado como exitoso. El problema de esta explicación es que no coincide con una historia política marcada por el militarismo y, en términos más amplios, por una visión caudillista de la política.
Basta ver el funcionamiento de muchas organizaciones sociales como partidos políticos, gremios, sindicatos y muchas más, par percatarse que no suelen ser tan democráticas como pudiera esperarse.
Una explicación alternativa es que el venezolano puede apoyar la democracia como una aspiración, pero que en la práctica sea más pragmático y esté acostumbrado a formas de gobierno menos horizontales, siempre y cuando estas resuelvan sus problemas particulares. Para probar esta hipótesis se puede tomar otra pregunta del Latinobarómetro: “No me importaría que un gobierno no democrático llegara al poder si resuelve los problemas”. El resultado fue que en Venezuela el 57% de los encuestados manifestó estar de acuerdo con esa frase, por encima del 42% en el caso de Uruguay y el 44% de Costa Rica, y muy cerca del promedio latinoamericano (55%).
Este dato por sí solo es alarmante, el que una proporción importante de la población esté de acuerdo con un gobierno no democrático es un riesgo latente en cuanto a la posibilidad de la instauración regímenes autoritarios en la región. Así, si por ejemplo en Venezuela se votara para elegir un gobernante de talente autoritario quizás este ganaría (de hecho, de acuerdo con datos del 2001 el apoyo a un gobierno no democrático en el país era de 65%, y en la campaña de 1998 el argumento de muchos fue que en el país hacia falta “mano dura” contra los corruptos). Estos aspectos sugieren que en la mentalidad del venezolano continúa arraigada la idea del gendarme necesario.
De los datos anteriores hay un elemento adicional muy importante, aunque no salta a la vista en primera instancia. Un poco de matemática puede ayudar. Si 75% de los entrevistados manifiesta apoyar la democracia, hay otro 25% que no la apoya o es indiferente (las otras dos posibles respuestas); sin embargo, 57% manifestó estar de acuerdo con un gobierno autoritario si resuelve los problemas. Al ver estos números la cuenta es sencilla, alrededor de una tercera parte de los encuestados manifestó apoyar la democracia, pero también estaría de acuerdo con un gobierno autoritario. Esta es una contradicción importante y que pudiera dar cuenta de una especie de demócratas autoritarios.
Por último, hay un aspecto adicional por considerar: qué tan consistentes son las personas en cuanto a sus preferencias entre la democracia y un gobierno autoritario. Los datos de 2016 dan algunas luces al respecto, ese año solo el 32% de los encuestados en Venezuela manifestó estar de acuerdo con un gobierno no democrático. Esto pudiera ser una buena y una mala noticia, por un lado, sugiere que la preferencia por el autoritarismo no es una idea arraigada, lo que lleva al segundo aspecto (y que no es tan buena noticia), pero por otro lado también sugiere que el apoyo a la democracia es algo pragmático, y que depende de la capacidad que tenga esta de resolver los problemas de las personas.
Twitter: @lombardidiego