Perspectiva de recuperación para el 2022
Estamos a escasas siete semanas para que finalice el 2021 y contra todo pronóstico y, después de mucho tiempo, vamos a cerrar un año con una perspectiva – no sabemos si realidad – de recuperación de la economía que no se había visto en mucho tiempo.
Los agoreros de siempre dirán que no es cierto, que la crisis persiste, que aún no hay gasolina, que los servicios fallan y que los sueldos no alcanzan, que el interior es un desastre “y no es la burbuja de Caracas” y así. Eso, lo sabemos.
Pero el país no se acabó en el 2020, en plena pandemia, así como tampoco se acabó por las sanciones y menos con la elección de la Asamblea Nacional.
Todo lo contrario, a estas alturas, el curso de manejo de crisis de las empresas se convirtió en un doctorado y el drama de los pequeños comerciantes se tradujo en emprendimientos que están sacando adelante a familias enteras y creando empleos, entre otros beneficios.
La dolarización llegó para quedarse y provocar gran parte de la recuperación, a tal grado que el Ejecutivo tuvo que adaptarse y facilitar el proceso con medidas de apertura que permitan, por ejemplo, que la banca maneje divisas, que cualquiera que pueda, venda y compre, con casi nulas restricciones, para poder ahorrar o enfrentar la inflación, aún sin una base legal suficiente y amenazas constantes en el ejercicio del verbo, que parecen diferentes a las realidades.
Y, hablando de inflación, la misma persiste, sí. Pero, no se está trabajando en eso y falta mucho por hacer, y aunque no se crearon las condiciones para un sueldo justo por la actividad privada, hay abastecimiento pleno en los supermercados y no hay escasez, como si había hace unos tres años, aunque a costa de una economía de puertos y exoneraciones a mansalva.
Estamos conscientes de que el Ejecutivo no tiene todavía el camino correcto, que aún hay millones de venezolanos que no han visto un dólar, pero tienen que comprar sus alimentos y medicinas en precios calculados sobre la base de la divisa.
Nadie está negando la pobreza y lo que es peor, no se combate su fondo ni se ven soluciones para superarla rápidamente.
Pero el sector privado, por ejemplo, no ha desmayado y se ha reinventado en varios sectores. Se ha negado a despedir gente y crea empleos.
Al Ejecutivo le falta promover con una macro Ley de Licitaciones entre otras, la creación de empleos, a través de grandes obras y proyectos de construcción que están en maqueta, pero se espera por los llamados a empresas privadas para la reactivación del Metro y el ferrocarril entre otros. Estos proyectos se pueden implementar en el 2022.
Falta un elemento importante para ese arranque del 2022 y es el crédito bancario para la reactivación verdadera y sin él, no hay posibilidad de despegue, porque un país sin crédito, no puede apoyarse para crecer.
Por ello, insistimos en que el año que viene se puede presentar con un ligero buen semblante y mucho más ahora que tenemos la certeza de que las sanciones van a ser flexibilizadas, en el entendido de que en Venezuela no habrá cambios políticos ni de Gobierno.
Y que, tanto la oposición como el Gobierno están dispuestos a seguir conversando, porque no se trata de los intereses personales de un grupo, sino de todo un país.
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