Lecciones del 21 de noviembre
Los comicios regionales y municipales del pasado 21 de noviembre han dejado lecciones muy valiosas que debemos aprovechar y que nos deben servir de base para seguir avanzando en la recuperación de la democracia en Venezuela.
A pesar de los llamados de algunos actores políticos a abstenerse de participar una buena parte de la población acudió a votar.
Según lo reportado por el Consejo Nacional Electoral, el 42,26 % de los electores inscritos y habilitados para votar acudió a las urnas. En total más de 8,1 millones de ciudadanos. El Registro Electoral muestra 21,2 millones de electores. Si se estiman unos 6 millones de venezolanos fuera del país y que de ellos unos 4 millones sean electores entonces la verdadera abstención de los habilitados para votar en Venezuela es mucho menor. Podría estimarse una abstención real de menos del 50 %, lo cual para una elección regional y municipal es bastante aceptable. La lección que se puede aprender de estas elecciones es que si unificamos el mensaje de asistir a las urnas, cuando una dirigencia coordinada lo considere viable, se lograrán cifras importantes de participación y la mayoría democrática será aún más grande.
Los observadores internacionales y nacionales objetivos han indicado que el ventajismo del gobierno ha sido notable y que la normativa jurídica es débil para contener estos ventajismos y violaciones a las regulaciones de las campañas de los candidatos del partido de gobierno. Aun así las fuerzas democráticas han sumado alrededor de 4,5 millones de votos. Los candidatos del partido de gobierno recibieron 3,7 millones de votos. Esto demuestra que la mayoría del pueblo venezolano quiere un cambio y que de esa mayoría una gran parte está dispuesta a manifestarse por medio del voto si hay una dirigencia que lo solicite. Se demuestra también que a pesar de condiciones desfavorables, es posible derrotar aún más contundentemente al régimen electoralmente si hay una asistencia significativa a las urnas.
Las fuerzas democráticas conquistaron al menos 3 gobernaciones y 117 alcaldías. Esta última cifra pudiera aumentar con la revisión de los conteos de varias mesas que para el sábado 27 en la noche estaban pendientes. El número de las gobernaciones ganadas pudiera haber alcanzado al menos 15 si diversas fuerzas democráticas y algunas sobre las que hay ciertas dudas hubieran acudido unidas a la contienda electoral. Pero la indecisión de algunos factores y la tardanza en unirse a la ruta electoral se hizo complejo el llegar a acuerdos a tiempo para unas elecciones donde se iban a escoger más de 3000 cargos entre gobernadores, alcaldes, legisladores estadales y concejales. Queda claramente demostrado que con la unión más amplia de las fuerzas democráticas se logrará una mayoría en todos los niveles de gobierno del país.
Las lecciones que se desprenden de los resultados electorales nos deberían permitir corregir las fallas y que a para una nueva contienda electoral como un referéndum revocatorio o una elección presidencial se pueden lograr triunfos decisivos. Se demostró lo que las encuestas ya mostraban, que el régimen está en una minoría muy clara entre los electores. Se probó que aún con condiciones adversas es posible derrotar electoralmente al gobierno.
Por último se mostró que la unidad de los factores democráticos es indispensable para lograr el retorno a un sistema de seguridad jurídica en el país. Sin duda que estas obvias lecciones están siendo asimiladas por la dirigencia democrática y se avecina un gran avance en el camino hacia la restitución de la libertades en Venezuela.
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