¿Estamos en un proceso de transición hacia la democracia?
Una transición democrática es pasar de un sistema autoritario a uno con cierto grado de democracia, y esto por definición es un proceso, o lo que es lo mismo, no ocurre de manera abrupta. Lo que puede ocurrir, en cuestión de horas, es un evento específico que bien sea parte de un conjunto de situaciones que forman parte del proceso, o incluso puede ser el inicio de dicho proceso.
En términos generales esas situaciones abruptas entran en la categoría de lo que Manuel Caballero definió como crisis, pero estas no pueden comprenderse en su totalidad si no se contextualizan dentro del proceso del que forman parte.
En Venezuela hay una interrogante fundamental: ¿el país se encuentra en un proceso de transición democrática o esta aún no ha iniciado? Dependiendo de la perspectiva, los momentos de inestabilidad, que pudieran llamarse crisis parciales y que eventualmente lleven a una crisis general, pudieran ser la escena final de un proceso de transición o el inicio de ella.
Con la idea de indagar más sobre esta interrogante debe recordarse lo que implica una crisis, la cual en esencia tiene como resultado un cambio significativo de la situación actual, un cambio en el status quo. Es por ello por lo que las crisis se suelen asociar con revueltas o revoluciones, ya que estas implican cambios profundos en el sistema.
Una crisis es un momento desencadenante de una serie de eventos que resultarán en un cambio definitivo con respecto a la situación previa. Desde el punto de vista político estas pueden tener dos puntos de origen: pueden iniciarse desde arriba hacia abajo o desde abajo hacia arriba.
Aunque lo anterior suene trivial el punto de origen de la crisis puede tener implicaciones importantes en los resultados. Es distinto que la crisis sea propiciada desde las élites a que esta nazca con cierto grado de espontaneidad desde el pueblo. Si bien independientemente del origen de la crisis al final las élites y la población general terminan convergiendo, el nivel de influencia en los resultados cambiará según uno u otro caso.
Cuando la crisis es propiciada por la élite la población puede tener un rol instrumental, normalmente asociado a legitimar a quienes están propiciando el cambio (por ejemplo, el apoyo en las calles a un nuevo jefe militar). Por el contrario, cuando la crisis inicia “desde abajo” nace con cierta legitimidad, pero por ser masiva generalmente es caótica, y es ahí donde se necesitan los liderazgos (¿una nueva élite?). Es en este último aspecto del liderazgo donde puede descansar el éxito o fracaso de la crisis producida, en algunos países los dirigentes que se han opuesto al régimen en cuestión aprovechan las circunstancias para erigirse como la nueva élite, en otros casos nacen liderazgos realmente nuevos.
De vuelta al caso venezolano, y a la interrogante sobre si actualmente hay una transición política en marcha o si esta aún no ha empezado, habría que indagar sobre los momentos de inestabilidad que ha habido durante los últimos años y ver si estas pequeñas crisis abonaron el terreno de la democratización o si, por el contrario, fortalecieron el carácter antidemocrático del sistema político.
Dependiendo de la dirección que hayan tomado los eventos una crisis pudiera potenciar una situación hacia uno u otro sentido, por ejemplo, si lo que se ha fortalecido es un sistema personalista (tanto en el gobierno como en la oposición) el resultado de una crisis pudiera ser mayor autoritarismo.
A la luz de las crisis y su relación con las transiciones, en el caso venezolano hay otra pregunta clave que va más allá del espectro político, y se refiere a un cambio desde la perspectiva de su estructura social y económica, así como de los valores y creencias predominantes.
La segunda mitad del siglo XX venezolano se pudiera caracterizar como una sociedad cuya estructura social y económica era fundamentalmente rentista, y que desde el punto de vista de los valores políticos la democracia era el sistema dominante. Ante los cambios profundos que han ocurrido en el país la Venezuela del siglo XXI sigue siendo similar a la de la segunda mitad del siglo XX, ¿o ya ocurrió una transición y no nos hemos percatado?
Twitter: @lombardidiego