Criminales en la mira de la CPI
Supimos la noticia el pasado miércoles 3 de noviembre directamente de la boca del fiscal de la Corte Penal Internacional Karim Khan, quien anunció formalmente que sí hay «una base razonable» para dar inicio a una investigación por presuntos crímenes de lesa humanidad cometidos en Venezuela a partir de 2017, en el marco de manifestaciones antigubernamentales y operativos de seguridad.
Todo esto gracias a las denuncias y al trabajo hecho por abogados como Tamara Sujú, el Foro Penal, a los familiares de las víctimas y al valiosísimo aporte de los presidentes los gobiernos de Argentina, Chile, Colombia, Paraguay, Perú y Canadá quienes en 2018 solicitaron a ante la CPI que investigara supuestos crímenes de lesa humanidad y abusos a los derechos humanos ocurridos en Venezuela desde el 12 de abril de 2014 bajo el yugo de Nicolás Maduro.
Esto tuvo una connotación relevante ya que nunca antes desde la entrada en funciones de ese tribunal con sede en La Haya (Holanda) en 2002, se había dado el caso de que Estados parte del Estatuto de Roma, la norma internacional que creó la CPI, pidieran abrir un procedimiento contra otro estado miembro. Durante estos últimos casi 4 años todas esas muertes y atropellos tuvieron que ser documentadas y reportadas ante dicha instancia.
La visita se desarrolló en medio de reuniones y algo de pantallería y maquillaje por parte del régimen, ufanándose de ser muy demócratas y concluyó con la firma de un memorando de cooperación entre quienes ejercen el poder venezolano y la CPI, notificando sorpresivamente el cierre de la fase preliminar y la apertura de la investigación formal por parte de la fiscalía.
Esto implica que dicha cooperación estará marcada por el principio de complementariedad positiva: es decir, el reconocimiento del implicado de que necesita ayuda para proveer justicia efectiva a víctimas de graves violaciones a los derechos humanos.
La fiscalía no niega conocer la situación política de Venezuela pero pide no involucrar la política en dicha investigación. Solo que nosotros sabemos que el país está secuestrado por una organización criminal y al ser sentados en el banquillo de los acusados, siendo el primer país latinoamericano en esa situación, asumimos que esta investigación corroborará que si ocurrieron crímenes contra la humanidad, por lo que estamos seguros de que no cumplirán o trampearán de todas las formas posibles dicho acuerdo.
Creo que esta decisión de la CPI es la derrota más contundente al narcochavismo en sus 22 años, porque no se lo esperaron jamás y mucho menos cuando fueron ellos quienes osadamente invitaron al fiscal quien hábilmente vio la oportunidad de comprometerlos.
En todo caso nada de esto debe crearnos falsas expectativas ya que es ahora cuando comienzan las investigaciones, para lo cual debemos esperar al final de las pesquisas y todas las diligencias que la corte estime necesarias – lo que pudiera prolongarse por varios años y así imputar a Maduro y su cadena de mando ante la Corte de la Haya, como pasó con el serbio Slobodan Milosevic, el libio Muamar el Gadafi y otros asesinos africanos.
Definitivamente lo importante es que lo sucedido es un mensaje firme para los narcobandoleros que se han creído intocables.
Ya son dos frentes que tienen abiertos en diferentes cortes. El primero, la acusación formal que le presentó un fiscal federal ante un tribunal federal americano a Maduro, Diosdado y a su pandilla por narcotráfico y terrorismo en el año 2020 ofreciendo recompensas por sus cabezas y esto que acaba de suceder. No son dos simples frentes o peleas con vecinos. Son asuntos serios que les complican las relaciones con la mayor parte del planeta, con los firmantes del Estatuto de Roma, por los crímenes que ellos perpetran día a día contra nuestra gente. Aparte de eso también están todos los pajaritos que están cantando por ahí y que traerán más y más acusaciones de su trama de robo, terrorismo, asesinatos y narcotráfico ya que ha sido la mayor estafa a un país y en cada rincón hay un enchufado que lavó dinero, compró conciencias y saqueó nuestras riquezas.
Son elementos que nos alivian y no permiten que se apague la llama de la libertad ni en los que estamos fuera, ni los que viven la penuria desde adentro, ni en los cuarteles por dónde paralelamente pudiesen venir acciones heroicas liberadoras, porque estoy más que convencido de que por la vía electoral es imposible sacarlos ya que tienen el control férreo institucional y por ende la trampa montada.
Allá aquellos que el próximo 21 de noviembre le lavarán un poco la cara a la dictadura, aparentando ser demócratas y a quienes les adjudicarán algunas gobernaciones y alcaldías cómo premio por ser aliados legitimadores de indiciados en crímenes de lesa humanidad, los hace cómplices y les resta credibilidad ante un pueblo que requiere un camino ascendente hacia una mejor vida y no descendente hacia las migajas y aquello de «algo se hace» desde unas trincheras falsas que solo sirven para alimentar egos individuales.
Con renovadas expectativas y mayor certeza de que llegará el momento de que no haya escapatoria para esta mafia, les abrazo desde la cárcel del exilio en la continuación de las denuncias contra los herederos del hoy felizmente difunto con lo único que me queda la pluma y la palabra.
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