Existe demasiada complicidad entre factores opositores y el gobierno de Nicolás Maduro.
Parece que no aprendemos que es uniéndonos como podemos lograr las metas deseadas. La pequeñez de liderazgos obtusos, más pendiente de la pelea estéril, que de construir una alternativa. Son esos sombríos personajes que prefieren una derrota, que ver triunfar a quien está en la misma trinchera.
De estas experiencias podemos llenar una sábana.
¿Quién paga los platos rotos?
Sencillamente el venezolano que tendrá que soportar cuatro años más de desatino, el abstencionista, que hoy la celebra, mañana sufrirá la arremetida del gobierno que terminó apoyando por su acción. En el mundo absurdo cargará con la cruz y las espinas de no entender que solo el voto puede derribar barreras, que la ilusión de creer en intervenciones internacionales, es ciencia ficción.
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