Rafael Ramírez Carreño, investigado en EEUU por lavado de dinero
En Aporrea, ver artículo “La batalla de Roma”, el ex-ministro de Energía y Minas y presidente de Pdvsa durante el régimen de Hugo Chávez, Rafael Ramírez Carreño, hace una defensa de lo que llama su condición de “perseguido político” de Nicolás Maduro y se felicita por la decisión del gobierno italiano de no permitir su extradición a Venezuela.
No se equivoca Ramírez Carreño al decir que la justicia en Venezuela no existe. Hace unos seis años ese mismo régimen lo defendió vigorosamente y lo absolvió de todas las acusaciones que hizo en su contra la Asamblea Nacional en manos de la oposición. Para absolverlo en aquellos momentos el régimen de Maduro utilizó el mismo poder judicial y ciudadano podrido que utiliza hoy para pedir su extradición.
Ramírez Carreño dice en su escrito lo siguiente: “[Se han contratado] empresas de investigación para buscar mi supuesta riqueza en el mundo, incluso haciendo requisiciones judiciales ante distintos bancos e instituciones financieras, sin encontrar nada. No se puede encontrar lo que no existe”.
Y se duele al decir: “nunca pensé que poner el petróleo al servicio de los más pobres, generaría tanto encono y tanto odio. Es el precio que hemos pagado los que seguimos al lado del pueblo, de Chávez y del socialismo”.
Tremenda sería la victoria de Ramírez Carreño si lo que él dice fuese verdad. Pero resulta que este jueves 30 de septiembre The Wall Street Journal, diario que ya lo había acusado hace algunos años de tratar de extorsionar a empresarios españoles en complicidad con su primo Diego Salazar Carreño, publica una noticia según la cual otro primo de él, Luis Mariano Ramírez Cabello, está siendo investigado por lavado de cuantiosas sumas de dinero – unos $100 milloncejos – para beneficio de nada menos que…. Rafael Ramírez Carreño.
La noticia dice, según lo reporta Newsweek:
“Morgan Stanley y otras firmas de asesoría financiera están siendo investigadas por las autoridades estadounidenses por manejar unos U.S. $100 millones propiedad del hombre de negocios Luis Mariano Rodríguez Cabello, según informa el Wall Street Journal. Rodríguez es el primo del ex-ministro y ex-embajador ante la ONU Rafael Ramírez, y está siendo acusado de lavar unos $2.000 millones (dos millardos de dólares) para beneficio de Ramírez…. Ramírez enfrenta acusaciones de haberse robado dinero del Estado por medio de contratos fraudulentos con la empresa nacional petrolera, según alega el Wall Street Journal”…. El diario “preguntó a Rodríguez Cabello y a Ramírez sobre pero no obtuvo respuesta…”.
Como se podrá observar, lo que alega Ramírez Carreño en su extenso artículo en Aporrea es bastante diferente a lo que dice el Wall Street Journal.
¿A quién creerle? En vista de estas dramáticas discrepancias creemos justo preguntarle a Ramírez Carreño:
Usted dice que su única fuente de ingresos es su ejercicio profesional el cual lleva a cabo en Italia. ¿Podría darnos usted algunos datos sobre qué tipo de actividad profesional lleva usted a cabo? ¿Quiénes son sus clientes? ¿Para quién trabaja? Esto no debería ser un secreto, a menos que usted quiera ocultar algo. Quien alega ser honesto aprovecha la oportunidad de ser transparente ante la opinión pública, sobre todo cuando un diario de gran prestigio internacional como el Wall Street Journal reporta que usted está siendo investigado por lavar sumas de dinero que ascienden a dos mil millones de dólares.
Usted dice que se le está acusando por haber puesto el petróleo al servicio del pueblo. ¿Llama usted el desastre de Pdvsa bajo su presidencia, la conversión de Pdvsa en una quincalla importadora de comida podrida y centro de corrupción para contratistas como Ruperti, los bolichicos, Petrosaudi y miembros de su familia, “poner el petróleo al servicio del pueblo”?
¿Estaría usted dispuesto a debatir conmigo o con algún otro de los autores del libro arriba mencionado sobre su comportamiento durante el régimen de Hugo Chávez?
¿Aceptaría usted publicar su declaración jurada de bienes? Quien no la debe no la teme. Esto es lo mínimo que debería presentar al país un aspirante a la presidencia de la república como usted. Ser aspirante es legítimo, ser aspiradora no lo es.