Los números del chavismo destructor
Nadie se escapa en Venezuela de haber visto o vivido de cerca el empobrecimiento en cada familia. Esto hiere el alma porque el sueño de cada padre es que nuestros hijos mejoren su calidad de vida, a lo mejor con excelente educación académica, tal vez con mejor soporte económico, para entregarles lo mejor que esté en nuestras manos y así puedan volar solos. Además con planes para auto mantenernos y no ser carga para ellos en la vejez.
Pero la triste realidad en la que se ha convertido mi país es otra. Lloramos al ver cómo nuestra gente está sumida en la más desoladora pobreza. Parejas de profesionales, comerciantes, gente que tuvo oportunidades de formarse, de crear empresas, con un estándar de vida medio, en camino al progreso y están totalmente arruinados. Los hijos no concluyeron estudios, huyeron buscando oportunidades y están en su mayoría sobreviviendo en otros países. A duras penas, los venezolanos que están dentro, se resignan con un techo y haciendo malabares para escasamente comer.
No es cuento. Son datos. Reflejo de cuan destructora y violenta ha sido la maquinaria que el hoy felizmente difunto Hugo Chávez ideó, junto con el aborrecible Fidel Castro para convertirse en el traidor mayor, indigno y más despreciable de la historia, entregando la patria e inundándola de terroristas, vividores y parias de todas las latitudes, y permitiendo el saqueo de nuestras riquezas más descomunal jamás imaginado.
La tristeza e indignación nos golpea de cerca y la destrucción de la patria se evidencia en estadísticas según vimos esta semana al publicarse la prestigiosa Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi 2021) realizada por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Los datos allí reflejados son espeluznantes y vergonzosos.
Para la elaboración de esa encuesta se tomó una muestra en todo el país de más de 14.000 mil personas.
La pobreza total en Venezuela (medida por línea de pobreza) llegó al 94.5 % y la pobreza extrema se encuentra en un 76.6 % reflejando una verdadera hecatombe humanitaria e institucional, lo que reitera que perdimos la gobernabilidad, el sistema de atención al pueblo. La República pues. Se redujo la población a 28.7 millones de habitantes debido a que en los últimos cinco años han emigrado seis millones de personas, siendo las razones principales la falta de empleo, cero atención a la salud, la crisis económica, la destrucción del aparato productivo, expropiaciones, confiscaciones y otras de las razones es por la reagrupación familiar que la salida de los hijos conlleva. Un nefasto dato que hay que destacar es el gran retroceso de más de 30 años en cuanto la mortalidad infantil que se sitúa en 25.7 por cada 1.000 nacimientos. Así mismo la gran deserción estudiantil de más de 500.000 mil estudiantes entre los años 2019 y 2021.
En este estudio no se evalúa, pues no es su propósito, la falta de institucionalidad o de separación de los poderes en los que han colocado como titulares a los militantes y dirigentes políticos del partido de gobierno, Psuv, muchos de ellos militares; la quiebra del parque industrial de la nación, cuando en 1999 existían más de 15 mil industrias y hoy apenas quedan 2.000 y funcionando a un 30 % de su capacidad instalada por los ingentes problemas de suministro de electricidad, agua e insumos básicos, el desmantelamiento de la principal industria del país, Pdvsa y sus refinerías, las industrias del emporio de Ciudad Guayana y mucho más.
Hay suficiente elementos para creer que este «trabajo» fue concebido como una política de Estado para arruinar la nación y así esclavizar a la población haciéndonos dependientes de las dádivas del Estado y convertirnos como el pueblo cubano, una sociedad parasitaria e improductiva, que es uno de los principios fundamentales de dominio del narcocomunismo.
El panorama es gris políticamente hablando. Lo percibo con preocupación desde la cárcel del exilio y cada día se siguen desvaneciendo las esperanzas de rescatar la República y sus instituciones pues no hemos logrado aglutinar fuerzas democráticas reales, a quienes les importe el país por encima de sus apetencias personales.
Lo digo pues lo que está a la vista no necesita anteojos. La dirigencia opositora acomodaticia ve condiciones para elecciones dónde no las hay, se apuntan al show y al mismo tiempo dicen que no hay condiciones mostrando una disparatada y conveniente confusión para que el pueblo no los rechace y como resultado Maduro y su tropa de delincuentes, junto con sus instituciones a la medida, sean relegitimados.
Y quedará bien lavada su cara ante la comunidad internacional el próximo 21 de noviembre, con su trampa bien montada. Le adjudicarán algunas gobernaciones, alcaldías, diputados y concejales y estarán muy felices y contentos por «Conquistar esos grandes espacios» tan útiles como jarrones chinos o caramelitos dulces – limosnas para pendejos. No logro entender qué ventaja le ven a estar de adorno, que los humillen cuando soliciten los recursos que por ley les corresponden, lidiando con un esqueleto de alcaldía o gobernación que no resuelve el problema de fondo de nuestra patria.
Más allá de seguir denunciando y atacando a la narcodictadura, me enfoco enfrentando sin pausa a la plaga comunista que ha causado tanto daño, destrucción y dolor a mi gente mientras los indulgentes candidatos que se les «oponen» no ven más allá de sus narices.
Mi voto únicamente será por la recuperación de nuestra libertad plena de una república, no por migajas de país.
Por Venezuela siempre firme y con constancia continúo delatándolos con lo único que me queda la pluma y la palabra.
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