La apología al indigenismo

Opinión | octubre 19, 2021 | 6:20 am.

Cambiar el Día de la Raza, del descubrimiento de América o de la Hispanidad, al “de la Resistencia Indígena”, obra del chavismo, es tan bárbaro como el derribo de las estatuas del insigne almirante. Un ejemplo es que tumbaron la efigie de Colón en Plaza Venezuela, sustituyéndola por una del cacique Guaicaipuro. Todo un contrasentido con el supuesto bolivarianismo que profesa el chavismo. El Libertador la llamó Colombia en honor a Colón, como también lo hizo Miranda, a la unión de nuestras naciones hermanas.

El chavismo desconoce por completo las famosas cartas que Colón dirigió a los Reyes Católicos sobre los aborígenes y el nuevo mundo que encontró. En las misivas describió a unos indígenas en el estado ideal del buen salvaje (el hombre bueno por naturaleza), que vivían semidesnudos, compartiéndolo todo, felizmente y en paz. Dice Colón textualmente: “los indígenas son tan ingenuos y generosos con sus posesiones que nadie que no les hubiera visto se lo creería. Cuando se pide algo que tienen, nunca se niegan a darlo”. Para muestra, el marinero regresó a España con una decena de indios “que quisieron subir a las carabelas” según relató.

Investigadores explican que las ideas de las cartas de Colón sobre cómo vivían los aborígenes inspiraron también “La Utopía” de Tomás Moro, y está entre los fundamentos del pensamiento ilustrado, la revolución francesa, los derechos humanos y la independencia de los Estados Unidos. Así como del marxismo al plantear la ficción del “paraíso comunista” donde desaparece el Estado.

La narrativa oficialista pretende equiparar al imperio español al que culpa de un inmenso y tortuoso despojo histórico, con los EE.UU de hoy, al que achaca falsamente también todos los males de la república.

Lo que sí hay que resaltar de ese 12 de octubre es que comienza la aventura del castellano en América que lo hablarán pronto 600 millones de personas, el aporte de la cultura, la civilización, el mestizaje, la religión y un encuentro de dos mundos que no se tenían idea.

El decreto de los Reyes Católicos protegiendo a los indígenas y prohibiendo su esclavitud es un importante avance en los hasta entonces incipientes derechos humanos, así como el reconocimiento que les hace la iglesia como seres humanos, y luego la Constitución de Cádiz, cuando llama españoles a los del viejo y del nuevo mundo por igual. Con los viajes de Colón se confirmó la tesis de que la tierra era redonda y no plana y que no terminaba en finisterre.

La resistencia indígena empezó después, pero ese 12 de octubre hubo paz y un intercambio memorable. En su tercer viaje y al llegar a costas venezolanas Colón acuñó la frase “Tierra de gracia”. Con el correr del tiempo y para realizar la obra de la conquista que suponía el trabajo duro se trajo al esclavo de África.

Con los españoles llegó también la revolución sanitaria y farmacéutica, el hierro, el ganado ovino, porcino y bovino, la rueda, la pólvora, la arquitectura renacentista, la educación, las universidades (la primera universidad se fundó 100 años antes que la Universidad de Harvard) y los caballos, entre otras muchas novedades. En determinados lugares los indígenas confundieron a los españoles con sus dioses y de allí la leyenda de la serpiente emplumada.

La mayoría de las tribus indígenas tenían un espíritu guerrero y eran crueles con sus propios congéneres, en algunos casos antropófagas, y llegaban incluso a sacrificar a sus miembros, ofreciéndoles las vidas a sus dioses. Se destacan por sus aportes en arquitectura, astronomía, artes y matemáticas entre otros, especialmente los mayas (que diseñaron el famoso calendario), los incas y los aztecas. Los mayas se extinguieron debido a sus luchas intestinas, y grupos de indígenas, incas y aztecas, se aliaron con los propios españoles para derrotar a los emperadores aborígenes que los oprimía. La historia de la Malinche va en esa dirección.

Tratar de apuntalar la leyenda negra cambiando la tradición y decretando el “Día de la Resistencia Indígena” es presentar una historia de muchas luces y algunas sombras de forma trasnochada y maniquea. Basta estudiar las reservas indígenas de los jesuitas en Paraguay, donde se creó una “sociedad comunitaria”, para darse cuenta que ahora es cuando hay aspectos luminosos que resaltar. Que a la vez se cometieron abusos es el lugar común de toda colonización o conquista. En cualquier caso, el Papa Francisco pidió perdón por los excesos y el presidente Biden acaba de proclamar el día que ellos llamaban solo de Colón (Columbus day) también como el día de los indígenas. Hasta allí justo y necesario.

En Venezuela de manera paradójica, y a pesar de la retórica demagógica, los grupos indígenas que viven cerca de los sitios mineros se ven obligados a trabajar contra su voluntad. Incluso aquellos que no están obligados a trabajar como mineros están expuestos a niveles peligrosos de mercurio en su abastecimiento de agua, según un informe reciente publicado por la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet. Las empresas mineras con el consentimiento gubernamental se han apoderado ilegalmente de tierras indígenas para ampliar el Arco Minero, desplazando así a los pueblos indígenas. Y los traficantes de personas se aprovechan de las comunidades mineras, especialmente de las mujeres y niñas indígenas, según el Informe sobre la Trata de Personas 2020 del Departamento de Estado de Estados Unidos. Más allá de los abusos a las comunidades mineras, el abandonó al indígena es generalizado, hoy plagados de enfermedades, sin la atención mínima en alimentación, salud y educación.

A manera de conclusión resulta interesante a la vez estudiar la afirmación en desarrollo de la reelecta alcaldesa de Madrid que ha dicho “que el indigenismo es el nuevo comunismo” y en Venezuela la apología al indigenismo a pesar del abandono y atropello es punta de lanza del chavismo. Hasta la figura del escudo de la capital de Santiago de León de Caracas la cambiaron por el de la cacica Apacuana. Lo mismo han hecho con el Panteón Nacional, el Ávila y la Francisco Fajardo… Por ello hoy más que nunca el reto es denunciar las mentiras, y divulgar la historia con sus diferentes colores y brillos. Hoy más que nunca la leyenda negra debe ser confrontada por los buenos hijos de la madre patria y por todos los que nos oponemos a Maduro.

@OscarArnal
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