Eje democrático en el norte de Anzoátegui
Este 21 de noviembre tenemos la ocasión de liberar al grueso de las gobernaciones y alcaldías del yugo del mal gobierno del Psuv. Tenemos la ocasión de construir una plataforma opositora que de abajo hacia arriba ejerza la presión necesaria para la liberación de Venezuela.
Este 21 de noviembre podemos pintar el mapa de azul, y hacerlo en cada esto y en cada municipio. Solo hace falta votar por la tarjeta de la manito.
En menos de un mes podemos construir con nuestros votos un eje democrático, y ojalá sea lo más grande posible, para prestarle oposición institucional al gobierno de Maduro.
Por ejemplo, aquí en Anzoátegui, toda la zona norte (Puerto La Cruz, Lechería, Guanta y Barcelona) pueden ser conquistada por las fuerzas demócratas gracias a los liderazgos de Astrid Silvestri, Manuel Ferreira, Isrrael Caraballo y Carlos Andrés Michelangeli, ellos pudieran conformar un eje democrático, de resistencia institucional y de dignidad política en nuestra entidad.
Ellos – al llevar adelante un buen gobierno – pueden estructurarse como un equipo referecial de gestión positiva; como un ejemplo de lo que podemos hacer los demócratas al llegar al poder. Así de simple.
Ese eje sería una bandera o carta de presentación, una forma de decirle al sistema «no están solos, aquí estamos luchando por una mejor Venezuela». Es una vía de avanzar en la construcción de un país diferente, nuevo y más libre.
Ahora, imaginemos que ese eje no son unos municipios de un estado sino un cinturón en el mapa nacional. Imagínense 6 ó 7 regiones en manos de gobernadores de la Unidad. Ellos estructurarían una barrera para frenar los ímpetus autoritarios de quienes controlan el poder en Venezuela.
Bien, hagámoslo de nuevo. Imagínense a un país azul, azulito. Donde 20 gobernaciones estén en manos de demócratas y más de 200 alcaldías. ¿Lo pueden visualizar?
En ese caso, tendríamos rodeado a Maduro en Caracas. Solo y atrincherado con sus cómplices entre Miraflores, la Asamblea Nacional viciada y un TSJ que sigue siendo objetado por muchísimos venezolanos.
Tendríamos un poder increíble en toda la nación, y tal hecho obligaría a Maduro a negociar, sentarse en una mesa de verdad donde se vería en la necesidad de concretar puntos de democratización y resolución de la crisis política que vivimos en el país.
Esta es la vía, vamos a votar con fuerza y con fe; vamos a votar para construir una fuerza inquebrantable que avance hasta este objetivo, el acorralamiento de Maduro y el cercenamiento de su hegemonía y poder.
¡Claro que sí es posible! Unidos, movilizados y votando lo podemos hacer. Lo podemos materializar.
Este es el mejor momento, el ahora.
Este es la mejor ocasión en las mega-elecciones del 21 de noviembre; no hay más nada que buscar, no hay más nada de inventar, hagamos que pase.
La fuerza del cambio somos cada uno de nosotros, no dejemos que se nos vuelva a escapar una oportunidad como esta.