Una torre no gemela llamada Venezuela
Sobre el atentado del 11-S se pueden establecer críticas de los errores cometidos en el tratamiento al terrorismo, por confundir el islam con terroristas islámicos y tratando de imponer modelos distintos a los países musulmanes, lo cual ha generado numerosas víctimas de una guerra de civilizaciones. Crudo error meter en un mismo saco a los musulmanes, lo cual además de equivocado, es de fuerte tinte racista.
Derribadas las Torres Gemelas han existido todo tipo de conjeturas, pero hay una particularmente irresponsable, por provenir de un jefe de Estado, que se atrevió a señalar al mundo que este atentado fue “planificado por el gobierno de Estados Unidos”.
El planteamiento, sin prueba alguna que lo sustentara, fue hecho por Hugo Chávez el 14 de septiembre de 2006, donde agregó: «fue el mismo poder imperial norteamericano el que condujo este ataque contra su propio pueblo y contra ciudadanos de todo el mundo”. De allí se puede observar una de las tantas irresponsabilidades de este farsante, quien, hasta el último respiro, se encargó de manejar temerariamente este país. Años atrás ya el grupo terrorista dirigido por Bin Laden había asumido la responsabilidad del criminal hecho.
Pero el terrorismo no tiene una sola cara. Los venezolanos sufrimos una de sus formas más graves y difíciles de erradicar: el terrorismo de Estado, señalado por los estudiosos del tema como “una forma demencial de gobierno”. Ha dicho el Doctor García San Pedro, citado por el Doctor Torres Vázquez, de la universidad Libre de Bogotá: «terrorismo gubernamental, régimen o reinado del terror, terror de coacción, y terrorismo represivo, por tanto, terrorismo de Estado, es el ejercido por los que detentan el poder ´político”.
En el marco de esos mismos veinte años, los Bin Laden tropicales del chavismo han desatado una masacre contra el pueblo indefenso. Más de 300 mil venezolanos asesinados, multiplicando por cien los caídos en el atentado en Nueva York.
Ocupamos los primeros puestos en las listas mundiales de la violencia. Los terroristas uniformados asesinan sin piedad, a inocentes, sin juicio y sin condena.
Ante esta rudeza desproporcionada y la pobreza, más de 5 millones de venezolanos obligados a migrar, sufriendo las penurias de tal situación, disolviendo el tejido social, con el objeto de fortalecer la estructura criminal que los mantiene en el poder.
El legado de este terrorismo venezolano es un país devastado, retrocediendo al siglo pasado, y con uniformados a lo Bin Laden, incendiando una torre no gemela que se llama Venezuela.