Maduro, Álex Saab y el Cártel de Cabo Verde
No es posible precisar cuantos años más durará el proceso de extradición de Álex Saab en Cabo Verde y mucho menos el país que entre Colombia y EEUU se quedará con el premio de tenerlo entre las rejas.
De lo que sí estoy seguro es que, si se alarga por años la permanencia del ex financista y exportador de alimentos en la isla del África Ecuatorial y los venezolanos se resignan a cohabitar por el mismo tiempo con uno de los dictadores más crueles, cínicos e impresentables de la historia, es posible que en poco tiempo empecemos a tener noticias del “Cártel de Cabo Verde”, una poderosa organización delictiva que convertiría en cuentos de aficionados a los de Medellín, Cali y Sinaloa.
Y fundamento mi pronóstico en que, en los tiempos en que vivieron o estuvieron activos Pablo Escobar Gaviria, los hermanos Rodríguez Orejuela o Benjamín Arellano Féliz, “El Señor de los Cielos”, Venezuela, el país con la economía petrolera más poderosa del subcontinente no había sido asaltado por una banda de delincuentes que comandaba un teniente coronel retirado, Hugo Chávez, quien se propuso durante los 13 años que se mantuvo en el poder hacer de América Latina un refugio de los “Piratas del Caribe Siglo XXI” cuyas banderas, no solo lucen las proverbiales calaveras, sino “La Hoz y el Matillo”.
Y recalco la “Hoz y el Martillo” porque estos bucaneros se dicen o hacen conocer como “socialistas”, “comunistas”, “marxistas”, o “castrochavistas”- y de que hecho que lo son-, pero después que las riquezas de un país inmensamente rico como Venezuela, o las de los países donde gobiernan o han gobernado (Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador o Bolivia) han sido sometidas a polvo por la corrupción, la incompetencia y el despilfarro más escandaloso que han dado cuenta de ellas.
El caso de Maduro -que es el sucesor de Chávez desde 2013- y de su socio, compinche y aliado, Álex Saab -preso en Cabo Verde por narcotráfico, contrabando, conspiración e instigación a delinquir y espera sentencia por un juicio de extradición a los EEUU-, es un libro abierto para conocer una historia que recuerda una telenovela de Arturo Pérez-Reverte, pues Saab no es venezolano, ni caboverdeano, sino un colombiano que llegó a Venezuela de la mano del expresidente Juan Manuel Santos y de la exsenadora, Piedad Córdoba, quienes (en el marco de las alianzas que se hacían para lograr el “Acuerdo de Paz” entre las Farc y el gobierno de Colombia) lo recomendaron a Chávez para que construyera planes de vivienda en el país socialista y bolivariano.
No se conocen, o se conocen poco, los resultados de los proyectos y resultados del constructor, tampoco si estuvo implicado en los cuantiosos negocios que rodaban en aquellas minas del Rey Salomón que era la Venezuela del boom petrolero 2004-08. Lo que sí sabemos es que acumuló una colosal fortuna en muy poco tiempo y que para la muerte del Comandante en Jefe (6 de marzo del 2013, parece) no tuvo problemas en pasar formar parte del staff de operadores financieros del sucesor de Chávez, Nicolás Maduro.
Maduro fue también muy preciso en encargarle un trabajo a Saab, como fue constituir una empresa importadora de alimentos que debía proveer la cadena de los Clap, que es una suerte de “libreta de racionamiento a la cubana” pero criollada y cuya misión es suministrarle una cesta alimenticia mensual y casi gratis a los millones de pobres que ya no iban a depender de los explotadores capitalistas sino de las limosnas socialistas.
Inmensa cadena de chanchullos donde no faltaban personajes como el ministro de Alimentación de la época, el general Carlos Osorio y familiares del propio presidente y consorte, chinos, rusos, iraniés y que generó denuncias de corruptelas desde México y Panamá que eran los países proveedores y promovieron causas penales que obligaron a Saab a fugarse de Venezuela y Colombia y hasta ser detenido hace año en Cabo Verde, donde espera la sentencia de un juicio que por extradición le ha solicitado los EEUU.
El caso es que desde el primer día de su prisión y juicio Maduro no ha desamparado a su amigo, aliado y socio, a quien le ha pagado una costosa defensa que alega que Saab era un funcionario que trabajaba sin descanso para llevarle alimentos a los pobres venezolanos y hasta lo ha nombrado diplomático, en un intento desesperado para arrimarle algún tipo de inmunidad.
Pero si en su empeño para que Saab no sea extraditado, ahora que el Tribunal Constitucional decidió que su entrega al gobierno de los EEUU “procedía legalmente”, Maduro ha anunciado que Saab será incorporado como miembro de la delegación oficial en las negociaciones que actualmente celebran en México entre el régimen y la oposición.
Y verdadero suspenso, pues todo puede pasar con este ex chofer de autobuses y presidente de Venezuela llamado Maduro, quien, como su antecesor Chávez, es un experto en violar, pisotear y burlarse de la ley y la comunidad internacional y sin que lo acusen, enjuicien y condenen por genocidio o Crímenes de Lesa Humanidad.
Estatutos, Declaraciones, Cartas y Doctrinas, de todo le han zumbado a este fuera de ley por naturaleza y vocación y ni el Tribunal Penal Internacional de La Haya, ni el Estatuto de Roma, ni la Carta Democrática de la OEA, ni el Tratado de Río detienen los delirios pendencieros de un supuesto presidente que tiene más de 10 causas y expedientes en el mundo y sigue tan campante.
Para muestra, me referiría a algunos casos concretos, específicos y sucedidos, no hace meses, ni años, sino días, como fue el ataque que el fin de semana pasado lanzaron contra el Ejército colombiano, y desde territorio venezolano, grupos disidentes de las Farc con un saldo de cinco soldados muertos.
Y sobre el cual, leímos un comunicado del gobierno del presidente Duque protestando contra tan vil asesinato, señalando a los autores del horrible crimen, pero sin acusar al régimen de Maduro de ser responsable directo y en primer grado de tales hechos, pues de todo el mundo es conocido que las llamadas “disidencias” de las Farc (tres grupos de irregulares que cuentan con 3.000 hombres sobre las armas, por lo menos) se mudaron a territorio venezolano después de condenar el “Acuerdo de Paz”, concretamente a los Estados fronterizos de Táchira, Apure y Zulia, desde donde operan contra la democracia y los derechos humanos de los colombianos con total impunidad.
Bandas que dirige un comandante guerrillero renacido, Jesús Santrich, pues luego de renunciar a una curul en el Congreso colombiano que le correspondía según el Acuerdo Santos-Timochenko, al ser denunciado por Estados Unidos de que se aprovechaba de su inmunidad para enviar toneladas de cocaína a ese país, se mudó a Venezuela, corrió la voz de que había encontrado la muerte en un choque con el ejército pero sin que apareciera el cadáver, ni conocieran las circunstancia de su muerte y más bien es un criminal resucitado que sigue operando en las fronteras, mientras se reúne con Maduro, Cabello y Padrino López en Miraflores y siguen la guerra contra el gobierno de Iván Duque como si tal.
Santrich es también el cabecilla de cuantiosos negocios en el paraíso socialista de Maduro, como pueden ser minas de oro y diamantes en el llamado Arco Minero. Es el principal inversionista en cinco casinos que pronto comenzar a funcionar en el país y, por lo menos, propietario de tres bodegones en Caracas, Valencia y Maracaibo, donde pueden comprarse desde Cartier, hasta whisky Etiqueta Azul, pasando por cocaína refinada en el Guasare, Bolivia, que es la mejor del mundo.
Y hablando de Bolivia, por aquí estuvo Evo Morales, y también se apareció en Maiquetía hace unas noches en silla de ruedas la exsenadora Piedad Córdoba.
No ha sido posible conocerles ni seguirles la agenda oficial pero hay quien me datea que se preparan para viajar a México el próximo 24, para el reinicio de las negociaciones entre gobierno y oposición, y donde piensan darle la bienvenida al futuro negociante, embajador Alex Saab.
¿Habladurías, corrillos, ganas de echarle leña al fuego? Lo más seguro, pero yo por si acaso tengo perparados todos mis dispositivos electrónicos para no perderme un minuto el reinicio de las reuniones, porque por experiencia propia se que de la impunidad de Maduro puede esperarse cualquier cosa.
Y me acuerdo del Arco Minero, de la muerte simulada de Santrich, de las exportaciones de coltán, de la venta de oro a los Emiratos, de las exportaciones de miles de toneladas de carne a Arabia Saudita y hasta de la aparición de un nuevo cártel: El Cártel de Cabo Verde.