Carlos Marrón, torturado y robado por la Dgcim (cuentas bancarias incluidas), demanda al alto chavismo
Carlos Marrón, el empresario sometido a torturas y vejaciones por parte de la Dgcim en 2018, introdujo una nueva demanda contra el gobierno de Nicolás Maduro, por daños y perjuicios, alegando que su vida fue arruinada tras haber caído preso en los calabozos del Estado controlado por el chavismo.
La demanda, a la que tuvo acceso El Nuevo Herald, detalla los horrores a los que fue sometido Marrón. Según el medio, es muy similar a la que introdujo la familia del político asesinado en el Sebin, Fernando Albán, e intenta hacer uso de la ley de Chantaje Civil, Influencia y Organizaciones Corruptas (RICO por sus siglas en inglés) que ha sido utilizada con éxito para enjuiciar a las altas figuras del crimen organizado.
Al igual que la demanda introducida por la familia de Albán, la querella va dirigida en contra de altos funcionarios del régimen, incluyendo Maduro; el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López; el presidente del Tribunal Supremo de Justicia chavista, Maikel Moreno; el fiscal General Tarek Saab y el ministro de Electricidad y antiguo ministro de Relaciones Interiores, Nestor Reverol.
La demanda también va en contra de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y del denominado Cartel de los Soles, alegando que forman parte integral de la organización criminal encabezada por Maduro.
Lo obligaron a dar sus datos bancarios y lo robaron
Marrón detalló en la querella que apenas fue capturado, «fue repetidamente torturado por funcionarios del régimen y obligado a conceder acceso a sus cuentas bancarias en Estados Unidos y a su esposa a pedir dinero prestado a amigos y familiares para pagar abultados rescates que terminaron sumando cientos de miles de dólares».
En concreto, y encontrándose bajo tortura, Marrón terminó revelando las claves para poder ingresar a sus cuentas en el Bank of America, Wells Fargo y Citibank que tenía en Miami.
«Los funcionarios le robaron todos sus ahorros transfiriendo los fondos que estaban en las cuentas bancarias a una cuenta en criptomonedas que el empresario también tenía. De allí el dinero fue transferido a las cuentas en criptomonedas que los agentes tenían, dice el documento», cita El Nuevo Herald.
También, los agentes comenzaron a contactar a la esposa de Marrón para extorsionarla. En una serie de llamadas al teléfono celular, “amenazaban con romperle los brazos al Sr. Marrón, envenenarlo o trasladarlo a una prisión donde sería maltratado y posiblemente asesinado” a menos de que les transfiriera dinero.
“Desesperada, angustiada, indefensa y cada vez más temiendo el timbre de su propio teléfono, [la esposa] envió dinero repetidamente a la Dgcim, enviando frecuentemente de $5,000 a $20,000 a la vez. Era dinero que ella y sus hijos no tenían para gastar”, añade la demanda.
Al final, los agentes del Dgcim terminaron cobrando cientos de miles de dólares, lo cual terminó arruinando a la familia y enviando a la compañía de Marrón a la quiebra.
Una vez que los agentes lograron exprimir todo el dinero que tenía la familia, Marrón fue liberado pero no podía salir del país, quedando su pasaporte bajo posesión del régimen.
Comida podrida, con insectos
Y cuando no estaba siendo torturado, Marrón era obligado a permanecer dentro de una celda de castigo diminuta e insalubre, junto a presos políticos, donde no había agua ni retrete.
Para incrementar la sensación de humillación, le servían comida podrida e infectada con insectos vivos, y debía defecar dentro de bolsas de plástico. Estando en custodia del Dgcim, Marrón perdió al menos 30 kilogramos.
¿Quién es Carlos Marrón?
Carlos Marrón es un empresario venezolano, quien fue dueño de la página Dólar Pro, que marcaba el costo de la divisa estadoundiense al paralelo en 2015, año cuando el gobierno de Maduro perseguía férreamente a quienes, según su administración, fungían de «terroristas financieros».
Si bien vivía en Estados Unidos, en 2018 la Dgcim secuestró a su padre para atraerlo. Rápidamente abordó un avión para venir a Venezuela para acordar una liberación segura. Apenas llegó, fue apresado en el aeropuerto.
Luego fue liberado, pero no podía salir del país porque su pasaporte estaba en manos de los funcionarios. Por eso, decidió emprender una escapada y atravesando a pie la frontera con Colombia, llegó a la Embajada de EEUU en Bogotá en septiembre del año pasado y finalmente partió a Miami, donde finalmente se reecontró con su familia.