Talibanes recuerdan que «en el islam, la música está prohibida»
Uno de los líderes de los talibanes Zabihulá Muyahid recordó este jueves que la música en el islam está prohibida por lo que tratarán de «convencer» a los afganos de no escuchar música que no sea religiosa en público, «en vez de obligarles».
Durante una entrevista concedida a The New York Times, el talibán se mostró mucho más moderado respecto a la imagen que tenía el grupo insurgente hace 20 años, cuando gobernaban el país bajo una interpretación estricta de la ley islámica.
Muyahid declaró que los traductores e intérpretes locales que hayan trabajado para el Ejército estadounidense estarán seguros en Afganistán, y reprochó a los países occidentales que traten de sacar a trabajadores cualificados del país, como doctores o profesores.
Asimismo, aclaró que «las mujeres podrán salir solas de casa para ir a la escuela, a la universidad o al hospital», y que solo tendrá que acompañarlas un hombre cuando sean viajes de más de 3 días.
Muyahid manifestó las intensiones que tienen los talibanes de mantener «buenas relaciones diplomáticas» con la comunidad internacional una vez establezcan su gobierno en el país y destacó que lucharán contra el terrorismo o la migración.
Sin embargo, cada vez más naciones occidentales anuncian el final de las evacuaciones de ciudadanos y personal afgano desde el aeropuerto de la capital, Kabul, a medida que crece el miedo a un posible ataque terrorista en la zona.
En medio del caos que ha causado la toma de Kabul por parte de los talibanes, el aeropuerto de la ciudad se ha convertido en el epicentro de la lucha de miles de afganos que buscan salir del país para huir del nuevo régimen. Los afganos están plantados en las puertas del aeropuerto, custodiado por 6.000 soldados estadounidenses, en condiciones miserables. «La gente está hacinada y debido a las avalanchas, las mujeres y los niños se encuentran en una situación deplorable», aseguró Abdul Razzaq a Reuters.
Otro afgano, Fazl-ur-Rehman denunció que la comida y el agua se venden a precios nunca antes visto. «En el aeropuerto de Kabul, una botella de agua se vende por 40 dólares (unos 34 euros) y un plato de arroz por 100 dólares (unos 85 euros), y no admiten moneda local. Eso está fuera del alcance de la gente común», contó.