La novela desarrolla varias relaciones que, en principio, son independientes, pero a medida que transcurre el relato estos personajes comienzan a interactuar. Por un lado, se encuentra Henry Faber, un espía alemán que descubre un secreto vital para los intereses alemanes en la guerra. Por otro lado, Percival Godliman, un historiador que es reclutado por el servicio de inteligencia inglés para ubicar e impedir por todos los medios que Faber logre su objetivo. Y por último tenemos a un joven matrimonio inglés (David Rose y Lucy Rose) que se encuentran en la Isla de las Tormentas esperando el final de la guerra. Este triángulo se estrecha cuando Faber naufraga en la isla y despierta la pasión en Lucy mientras intenta comunicarse por radio para transmitir el secreto que puede cambiar el destino de la guerra.
En nuestro caso, vamos a referirnos a Margarita la antigua perla del Caribe, que, por desidia de los dirigentes del malhadado socialismo del siglo XXI, se ha convertido en una verdadera Isla de los tormentos, donde sus habitantes y visitantes, sobreviven atribulados y atormentados por situaciones inauditas que se han convertido en cotidiana calamidad.
En efecto, los prolongados y diarios corte de electricidad los someten a un permanente sopor y bochorno, tanto para los que no pueden dormir como ara aquellos impedidos de trabajar. La Internet, por supuesto, también se oscurece; el agua llega mensualmente cuando llega, generando protestas y cierre de vías por parte de los sedientos habitantes. No hay empleo, la inflación, a pesar de la exoneración del IVA, golpea el bolsillo de empleados y desempleados, las autopistas están descuidadas.
Escuelas y hospitales descuidados y sin insumos evidencian el impacto de la ineficiencia e ineptitud revolucionaria; largas y calurosas colas deben hacer sus habitantes para surtirse de gasolina: los cuida puestos hacen su agosto todos los meses. Nada que decir de los niños y adolescentes pasando hambre, malnutridos, pululan pidiendo una empanada. El ornato público es prácticamente desconocido. El trueque y el cambalache de alimentos es cotidiana modalidad de abastecimiento.
Margarita, la abandonada y atormentada, también sufre tormentas rojitas y mareas rojas que arrasan con todo a su paso.