La trampa del comunismo es clara
Lo peor ya pasó o, al menos, no podemos estar peor. Así piensan algunos venezolanos optimistas o, mi modo de ver, lastimosamente ilusos, muchos de los cuales están en Venezuela y han perdido sus sueños, familia y todo vestigio de una calidad de vida básica ante unos escombros de país. Cacheteados además por la escandalosa opulencia de la narcoélite que les sigue ofreciendo que la Revolución bonita será su salvación, que sigan apostando a la igualdad social hecha en comunismo.
La realidad me entristece que no la quieran ver. Ese grupo de venezolanos crédulos están esperanzados en ir saliendo del fondo. Es una teoría válida pero se cae por sí sola ya que el narcochavismo es especialista en darnos malas noticias y destruir lo que menos imaginábamos así que al pasar del tiempo vemos que seguimos en una reversa infinita, dolorosa y con pésimos pronósticos.
Hay una versión muy reducida de coterráneos crédulos cuya esperanza es otra. Es tener poder político así sea arrodillados ante el pranaje. Estos ponen condiciones al malandraje, a los gánsters que nos mantienen azotados. Les dan prerrogativas, les «creen» sus acuerdos firmados, les parece que al chavismo le importa algo si es Noruega, el Vaticano, México o cualquiera quien sea que interceda por un entendimiento viable. No hay candidez en este grupo de crédulos, solo hay estupidez y soberbia.
Por enésima vez y sin un ápice de cansancio en seguirlo repitiendo les digo: la trampa del comunismo está clara y acecha a cada país. Está latente hasta en la sociedad más democrática para destruirla y no permitir la libertad, destruyendo la vida productiva de un país mientras los que se apoderan del gobierno, se enriquecen y entregan el país a la cofradía internacional del terror. En Venezuela ha avanzado el comunismo con o sin leyes que enmarquen legalmente sus nefastas ideas, aunque a veces le dan «legalidad» como para parecer menos tiranos, allá los que les creen.
El llamado poder comunal se ha ido implementando para acabar con la democracia representativa e imponer la anarquía dirigida por la narcotiranía y desmontar el estado federal y descentralizado, o sea, las gobernaciones y alcaldías. El poder popular no nace del sufragio ni de elección alguna, sino de la condición de los grupos humanos organizados, allí es donde me referí anteriormente al desmontaje de la democracia representativa.
La comuna supera al poder originario del individuo y quien gobierna es el colectivo constituido a través de esas organizaciones, por tanto los cargos para gobernadores y alcaldes. Quedan fuera de orden en esa forma de gobierno comunal.
No se necesita ser un erudito en política para darnos cuenta que líquida de un solo golpe el papel del ciudadano, como el de la democracia representativa, para adecuarse a la versión impuesta por Chávez que es la «democracia participativa y protagoniza». Con el tiempo nos hemos dado cuenta que fue una verdadera trampa para ir eliminando las elecciones, fue diseñado con una visión estratégica para destruir la democracia. Definitivamente fue un fraude para ganar a costa de lo que sea, porque es imposible conformar el poder popular o las comunas con elecciones, sino de manera asamblearia.
Aún no han eliminado las elecciones porque todavía necesitan para ese telón de fondo para darse legitimidad ante la comunidad internacional y aparentar ser demócratas. Por eso colocan tanto obstáculos, arrebatan los partidos, meten preso a quienes les da la gana, trasladan electores tres días antes las elecciones para otro estado para que no puedan votar, colocan los puntos rojos al frente de cada centro electoral con sus colectivos asesinos para amedrentar al pueblo.
Con mucha razón Maduro afirmó en enero del año 2016 después que la oposición unida arrasó el seis de diciembre del año 2015 en las elecciones parlamentarias, que la oposición jamás volverá a ganar unas elecciones, y tuvo razón. En el mes de Julio del año 2017 convocó la Asamblea Nacional Constituyente sin cumplir los requisitos establecidos por la Constitución Nacional. La empresa Smartmatic, quien prestó los servicios técnicos con el manejo del software electoral durante 15 años, sus directivos abandonaron el país al concluir esa irrita elección y denunciaron desde Alemania que los voceros del gobierno los obligaron a alterar los recién concluidos resultados electorales, por más de un millón y medio de votos.
Tres meses después se efectuaron las últimas elecciones de gobernadores y alcaldes en dónde todos los analistas y encuestas daban cómo ganadores a la oposición, con 19 gobernaciones de las 23 y más del 80 % de las alcaldías de 335, ya que hacia menos de dos años la oposición arrasó con más de 14 millones de votos y las 2/3 partes de la Asamblea Nacional en diciembre del año 2015, o sea, Maduro tenía de rechazo un 85 % y según la lógica, no había forma de perder las elecciones regionales.
Un caso que no puedo dejar de destacar fue el del estado Monagas en donde se dio una unidad muy compacta alrededor del ex-gobernador del estado, Guillermo Call quién fue un excelente candidato y no tenía forma de perder las elecciones. Lo impactante fue que de los 13 municipios sólo ganó uno y fue el municipio Cedeño, capital Caicara, el amado terruño que me vio nacer y del que fui su segundo alcalde. No logro entender como Guillermo Call, siendo un hombre inteligente, de experiencia y veterano de la política, en la recta final de su vida pública, a sus 82 años, se exponga a sufrir una aplastante e humillante derrota al aceptar ser jefe de campaña en esta vulgar farsa del 21N, habiendo pasado por la experiencia del año 2017. ¿No habrá analizado que esa adjudicación, llamada «elecciones» potencia a Maduro y le lava la cara ante la comunidad internacional?
¿No se habrá dado cuenta Call aceptando esta tarea, que coincide plenamente en cada uno los términos con lo planteado por el designado diputado golilla, ex-gobernador Luis Eduardo Martínez en su repudiado y adulador discurso con respecto a la pantomima del 21N? No creo que quiera identificarse con tan arrastrada posición.
Ahí en esas elecciones se vió de todo, entre lo insólito e increíble vimos que el PSUV y Maduro tenían de rechazo el 85 % del pueblo y arrasaron con 19 gobernaciones y 300 de las 335 alcaldías. La explicación es sumamente sencilla.
La empresa ExCle Soluciones Biométricas fue la que sustituyó a la empresa Smartmatic en el año 2017, suministró el «nuevo» Hardware y Software. Es importante destacar que los dueños de esa misma empresa tienen contratos por cientos millones de dólares con varias dependencias del narcorégimen.
Sus dueños son Guillermo Carlos San Agustín, de nacionalidad argentina e italiana, es codirector, administrador, accionista mayoritario y beneficiario final de Ex-Cle C.A. También son socios los venezolanos Marcos Javier Machado Requena y Carlos Enrique Quintero, el famoso (Quinterito) quien es militar venezolano y está en la lista de los sancionados por los EEUU y fue rector suplente del CNE, es el verdugo de las trampas en la sala de totalización del CNE. Después vinieron las elecciones presidenciales del año 2018 en donde el principal «candidato», Henri Falcón (alacrán mayor), denunció fraude tres horas antes de dar los resultados y posteriormente presentó las denuncias de 7 mil irregularidades.
Las últimas elecciones parlamentarias efectuadas el pasado diciembre tuvieron todo tipo de irregularidades, comenzando con la alteración del número de diputados a elegir que establece la Constitución, o sea, 165 diputados y escogieron 268.
El que no quiera entender que esa es una organización criminal y que saben que si pierden el gobierno van presos o serán liquidados, no se van a exponer jamás a perder el gobierno por vía electoral, no es concebible que haya quien lo crea y menos siendo viejos zorros en la política.
Sigo creyendo en la frase que repetía sin cesar mi abuelo Emilio Torrealba, «todos los días sale un pendejo a la calle y el que lo agarré, es de él». Eso es aplicable para los que quieren ir a votar a la farsa del 21N, son o se hacen los pendejos.
Desde la cárcel del exilio les invito a que busquen en la historia, en la realidad sociopolítica de hoy en el mundo, si hay alguna tiranía comunista que esté dispuesta a abandonar el poder por las buenas, con mecanismos civilizados, democráticos, por el contrario cambian constituciones, inventan constituyentes, todo con tal de alargar y eternizar su estadía en el poder. Paralelamente y aprovechando la globalización existente buscan sus aliados en el mundo del terrorismo y extienden sus tentáculos aplicando las mismas estrategias que le garanticen manipular el poder por el máximo tiempo posible.
También los invito a no parar de denunciar, hacerle la guerra al comunismo desde el mínimo rincón en el que nos encontremos sin pausa y sin miedo como lo sigo haciendo con lo único que me queda: la pluma y la palabra.
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