Exclusiva ND | El terror de los vecinos de la Cota 905: Un PNB amenazó con asfixiarme y decir que era mujer de un malandro
Para «acabar» con el terror que vivieron habitantes de la Cota 905 y zonas aledañas, la Administración de Nicolás Maduro inició el operativo policial “Gran Cacique Indio Guaicaipuro”, pero vecinos de la avenida Roosvelt y El Cementerio denuncian que los funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) aprovecharon para destruir todo a su paso: desvalijaron vehículos, golpearon inocentes y robaron lo que les pareció. Aseguran que se están violando los derechos humanos de quienes no tienen nada que ver con la megabanda de Carlos Luis Revete, alias “El Koki”, Garbis Ochoa Ruíz, alias ‘El Galvis’; y Carlos Calderón Martínez, alias «El Vampi».
Durante los tres días de enfrentamientos en la Cota 905 actuaron un total de 3.110 hombres de distintos organismos policiales según informaron en rueda de prensa conjunta la ministra de relaciones interiores, Carmen Meléndez y la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez. El resultado fue: 22 supuestos delincuentes muertos, solo 12 fueron identificados; cuatro funcionarios policiales fallecidos; 28 heridos; liberadas 9 personas que estaban secuestradas; 71 vehículos recuperados y se recuperaron 39 casas que fueron abandonadas por sus habitantes en el barrio El Naranjal de la Cota 905.
Sin embargo, hasta el momento de finalizar este reporte periodístico no se había dado con el paradero de ninguno de los líderes de la megabanda del Koki, pese a que el pasado jueves, el Ministerio de Interior, Justicia y Paz anunció una recompensa de un millón 700 mil dólares por quien proporcionara información que llevara a su captura.
Amenazas de muerte
Gabriela Martínez tiene 24 años y ha vivido toda su vida en El Cementerio, escuchar del «malandreo» y de la megabanda de «El Koki» no es nada nuevo para ella, pero a pesar de esta realidad, sus padres con trabajo y esfuerzo la apoyaron para que cursará estudios de Derecho en la Universidad Central de Venezuela (UCV), casa de estudios donde egresó en 2019.
En conversación telefónica con ND, «Gaby» como la llaman sus familiares y amigos relató la pesadilla que vivió el pasado jueves en medio de los enfrentamientos en la Cota 905 que se extendieron hasta El Cementerio. Según lo que contó, efectivos de la PNB desvalijaron el carro de su papá y no conforme con eso, entraron a su casa, la amenazaron y robaron objetos de valor como dólares en efectivo, anillos de oro y plata y otras cosas.
El jueves cuando empezaron los enfrentamientos, la PNB les ordenó a los habitantes de la popular zona comercial de Caracas que no salieran de sus casas. En un estacionamiento privado ubicado en la segunda transversal la familia de Gaby y muchos otros vecinos guardan sus carros para protegerlos del hampa común, pero no de los cuerpos de seguridad.
«Nos avisaron que unos guardias habían roto el candado y se metieron en el estacionamiento. Cuando mi papá bajó ya habían desvalijado los carros, a él se le llevaron la batería, una caja con todas las herramientas en la que invirtió unos 500$, no se pudieron llevar los cauchos porque no les dio tiempo, pero dejaron un caucho con el gato montado», reprochó.
La casa de la familia Martínez tiene dos pisos, Gaby vive en la casa de abajo y sus papás en la de arriba, cada una de las viviendas tiene entrada independiente. El día sábado 10 de julio, Gabriela estaba sola porque su esposo salió a trabajar y sus padres salieron a cargar las baterías de sus teléfonos celulares porque desde el jueves no tenían servicio eléctrico.
«Estaba en mi cuarto durmiendo cuando escuché un golpe muy fuerte, salí corriendo a asomarme y era la PNB que estaba intentando meterse a la casa de mi mamá. Yo les dije que ahí no había nadie, que ya subía y que por favor no reventaran la puerta».
Al subir, Gabriela intentó llamar a su papá, pero una de las policías le quitó el teléfono: «me dijeron que pusiera la clave y me lo empezaron a revisar. Estábamos en la casa de mi mamá y se metieron al cuarto a revisar todo, no me dejaban entrar, me decían que me quedara afuera, yo estaba muy nerviosa y lo que hacia era llorar», dijo entre sollozos al recordar lo sucedido.
Eran unos 20 policías y 10 de ellos le obligaron a bajar a su casa para revisar las cosas de sus papás. Fue en ese momento cuando pasó lo peor de todo. «Una de las policías me decía que me iba a entrar a cachetadas para que llorara con ganas, que me iban a poner una bolsa en la cabeza y me darían disparos porque yo era mujer de los malandros. Me humillaron horrible, no tienes idea la cantidad de groserías que me dijeron».
Debido a lo traumático del episodio, Gabriela no sabe cuánto tiempo duraron los efectivos revisando la casa, pero dio tiempo a que sus papás llegaran y fueran testigos de horror que dejaron a su paso.
«Cuando mis papás llegaron, ellos ya se iban. De mi casa no se llevaron nada, pero de la casa de mi mamá -que quedó sola con ellos ahí- se llevaron unos micrófonos, un paquete de medias, una cadena de mi mamá, un dinero que tenía guardado y los anillos de graduación de mi papá, el de oro y la réplica de plata».
Los efectivos que pertenecen a la División Antidrogas de la PNB tomaron fotos y datos personales de Gabriela y de sus papás.
Incertidumbre y caos
Cynthia Malavé vive cerca de El Cementerio, específicamente en la Avenida Roosevelt y describió lo que vivió durante estos últimos días como un infierno. En conversación telefónica, detalló que todo empezó el día jueves, ya para ese entonces tenían dos días encerrados porque la PNB no los dejaba salir de los apartamentos.
«Yo llegué a las 2:00 p.m. y entré por el túnel del Valle que tenía retraso porque estaban haciendo reparaciones. Pasadas las 2:30 p.m. empezamos a escuchar ráfagas en dirección al túnel del Paraíso, y pensamos que eran otra vez los malandros del Koki», comentó. «La cosa se fue intensificando y los carros se empezaron a devolver de la autopista, es extraño que nunca cerraron el acceso porque se mantenía el flujo desde El Valle al otro túnel, la misma gente era la que advertía que no usaran el túnel».
«Amigos que viven en El Cementerio nos enviaron imágenes y confirmaron que los tipos armados estaban a lo largo del boulevard evitando que los negocios abrieran», agregó. «Horas más tarde, la policía tomó toda la Avenida Roosevelt, Prado de María y las calles que dan a la Avenida Cementerio, por supuesto nadie podía salir, los autobuses de la línea no trabajaron, ni el mercado. Las detonaciones fueron súper intensas y en la noche al cerro del Cementerio les quitaron la luz».
Esto se prolongó hasta la noche, tiros y explosiones se prolongaron hasta la noche y siguieron la mañana del viernes. A su juicio, lo peor de la situación es la incertidumbre.
«No sabíamos lo que estaba pasando, la única fuente de información eran periodistas de sucesos y grupos de WhatsApp. No poder salir porque tenías miedo de que te mataran porque no sabías hasta dónde estaban o no las bandas armadas. El miedo y desespero que genera tener amigos en El Paraíso que estaban aterrorizados, llorando y pedían ayuda. Ver imágenes de tanquetas llegando a los hospitales con heridos y no saber qué era lo que estaba pasando porque hay demasiada desinformación, vivimos en un país de historias», criticó.
El sábado se retiraron las alcabalas policiales, los negocios abrieron y la gente salió a comprar. Sin embargo, Cynthia manifestó que el operativo fue extraño debido a que en otros barrios no ingresaron los cuerpos de seguridad.
«En el otro cerro el del 1ro de Mayo y zonas de la Gran Colombia no ocurrió nada, entonces te preguntas: ¿quién controla esa parte y por qué no realizaron allanamientos en esos barrios? Para mí esto no es nada normal, es dantesco. Los venezolanos somos refugiados dentro de nuestro propio país, porque del otro lado de la ciudad no pasó nada», estimó.
«No sé si el operativo fue real o fue un show montado por el gobierno para posicionar a Carmen Meléndez como candidata por Caracas. Lo que sí sé es que todo fue muy raro y fugaz. Además, para la cantidad de disparos y explosiones que se escucharon, no se entiende que la cantidad de heridos y fallecidos sea tan baja; y mucho menos se explica cómo es que los cabecillas de las bandas no hayan sido detenidos cuando tienen días en los planes de recuperación del Cementerio y se supone que la zona está fuertemente vigilada», cuestionó. ¿Por qué tardaron tanto en cerrar los accesos de la autopista? ¿Cómo una banda delictiva paraliza la mitad de la ciudad y hoy no existe un detenido?».
Según Cynthia, la zona donde vive en «Cuadrante de Paz» desde hace muchos años y precisó que se le dio el poder a esas bandas de ejercer el control de la zona, para «evitar» robos y asesinatos, pero solo ha permitido a los antisociales hacerse del control de los Clap, el gas y hasta la vacunación contra el coronavirus.
Al ser consulta sobre quién lidera la zona, respondió: «es muy difícil saber nombres con certeza, pero es la primera vez que la banda del Koki baja hasta la avenida, en enero cuando pasó algo parecido, estaban apostados en el túnel y desde allí disparaban, pero jamás los había visto bajar del cerro».