A los médicos los tienen ganando nada, sin agua y sin bonos para comer, denuncia Observatorio de Universidades
El Observatorio de Universidades presentó su informe sobre la crisis de los hospitales universitarios en Venezuela. El informe se sustenta en 1.200 encuestas realizadas en los centros de salud (700 de ellas en los hospitales), en donde se llevan a cabo actividades prácticas de todas universidades nacionales con facultades o decanatos de Ciencias de la Salud: UC, UCV, Ucla, ULA, Unefm, LUZ y Unerg.En una nota que llegó a la Redacción de ND del Observatorio de Universidades, indicó que Marlon Díaz, estudiante de Medicina y presidente de la Federación de Centros de Estudiantes de la Universidad de Carabobo aseguró que el Hospital Universitario de Valencia, Enrique Tejera Guevara, ya no tiene la capacidad ni los insumos para atender a los pacientes, por eso, son referidos a otros centros de salud.
“Para nosotros es difícil llevar a cabo nuestro aprendizaje, porque hay poco flujo de pacientes en el hospital, debemos ir a otros espacios para realizar las prácticas. En mi caso, estoy haciendo las pasantías en la Maternidad del Sur; allí hay madres que no tienen para comprar catéteres o batas de cirujano, deben gastar unos 20 o 30 dólares, pero no pueden. No nos acostumbremos a eso, la Constitución nos garantiza el derecho a la salud y la vida”, aseguró Díaz.
Recuerda Marlon Díaz que los estudiantes de Enfermería, Bioanálisis y Medicina de la UC no fueron entre marzo y noviembre de 2020 a sus prácticas en los hospitales; en abril de 2021 se paralizaron nuevamente porque llegó al segunda ola del coronavirus. «En junio, nos vacunaron, pero nosotros mismos debemos adquirir los insumos de bioseguridad, no tenemos becas y debemos ayudar a otros compañeros que no pueden comprar tapabocas, guantes, batas. Hemos conseguido donaciones, aun estando vacunados podemos seguir siendo vectores”.
Además, destacó que el tema del agua es muy grave en el Hospital Universitario Ángel Larralde. «Para los estudiantes de Medicina hay un módulo, pero tenemos que pagar un camión cisterna cada 15 días para tener un poco de agua en el cuarto de descanso. El gel antibacterial lo llevan los estudiantes y los profesores. Si nos quedamos de guardia 24 horas, no podemos bañarnos. Se ha dejado de visibilizar eso, hay persecución a los médicos que lo denuncian, les prohíben tomar fotos. En la Maternidad de Sur colocan a tres bebés en una sola incubadora, algo que está contraindicado».
Afirma que terminan siendo presos de esta situación, «se trata de luchar para que todos, los bebés, los estudiantes, las madres, los profesores, que todos estén mejores condiciones de vida”, aseguró Díaz.
“Tanto estudiantes como profesores deben cumplir guardias en condiciones infrahumanas. Un médico no gana nada, los tienen sin agua, sin un bono para comer, descansan en cuartos sin aire y en colchones viejos después de 24 horas de trabajo. Siguen atendiendo a los pacientes con dignidad, pero no es retribuido su esfuerzo”, finalizó el presidente de la FCU de la Universidad de Carabobo.
Por su parte, la profesora Liliana Rojas destacó que en el Zulia los hospitales no cuentan con suficientes plantas eléctricas. “En el Universitario, que es Centinela, sí hay planta pero a veces se daña. Otro problema grave es el combustible. La gente pasa días enteros en las colas para adquirir gasolina o gasoil. Tengo mi papá delicado y no puedo hacer cola, uno debe comprar gasolina a costos exorbitantes”, afirmó.
Rojas habló del problema de la electricidad, que es más grave en el occidente del país. “Los médicos han hecho intervenciones quirúrgicas con la luz de sus celulares porque fallan las plantas eléctricas. Así no se puede mantener a los pacientes con sistemas de respiración artificial si están en cuidados intensivos. Usan unas baterías, sí, pero acá las fallas son constantes”.
Zulia es uno de los estados con mayor número de víctimas fatales a consecuencia de la pandemia del coronavirus. “Hay que destacar el efecto de la carga viral de estudiantes que lavan las mascarillas descartables. Eso es grave, son mascarillas desechables y si no tienen el uso adecuado ellos no están protegidos. Están en distintas áreas y consultas, se aumenta la carga viral si se mantienen con una misma mascarilla. Favorece el contagio y es mayor el riesgo de que la modalidad pase de moderada a grave”, advirtió Rojas.
Otro problema que denunció la profesora es la discriminación de la que ha sido objeto el personal sanitario durante el proceso de inmunización. “Al inicio de la pandemia solo se vacunó a gente que no tenía relación alguna con la salud; nuestro Colegio de Médicos hizo una muy fuerte presión, ya que se dio prevalencia a otros de entes gubernamentales. Por eso el aumento exponencial de muertes de médicos, enfermeras y trabajadores del área. Hicieron caso omiso a lo que establece la Organización Mundial de la Salud”.