Vacunas cubanas tendrán poco impacto en Latinoamérica, aun con aprobación de la OMS
Las dos vacunas contra el coronavirus que Cuba ha pedido certificar ante la OMS llegan tarde y solo tendrán incidencia en la vacunación de Latinoamérica, ya que muchos países han avanzado satisfactoriamente con la inmunización masiva de la población.
Según las autoridades cubanas, Soberana 02 tiene una efectividad del 62% (cifra suficiente, pero baja, similar a la de la china Sinovac, cuya eficacia ha sido cuestionada en varios países latinoamericanos); la otra vacuna, Abdala, alcanza una efectividad del 92% (como Moderna y Pfizer), pero lo hace con tres dosis en lugar de las dos inyecciones habituales.
Ambos prospectos tienen la ventaja de que no exigen tanta refrigeración como las otras vacunas -entre 2 y 8 grados- y quizás puedan ser ofrecidos a un atractivo precio. Pero, «llegan tarde para tener un impacto en el proceso de vacunación de la región, donde algunos países están avanzando rápidamente en la inmunización de su población, por lo que el aprovechamiento propagandístico de La Habana será reducido», reportó ABC.
Cuba ha preferido no utilizar vacunas extranjeras, a pesar de que de haberlo hecho podía haber evitado parte de las 1.270 muertes por covid registradas en la isla hasta la fecha. Además, tampoco está claro con qué rapidez va a poder producir el material de sus vacunas (difícil pensar en una producción masiva para la exportación), pues el propio Gobierno reconoce que tiene «serias dificultades» para la producción a gran escala, atribuyéndolas al embargo que sufre la isla.
Entre tanto, algunos países latinoamericanos registran un repunte de contagios, en parte debido a las nuevas variantes y la reanudación de actividades, como el turismo, pero el avance de la vacunación en muchos lugares de la región está favoreciendo la progresiva vuelta a la normalidad.
El 65% de la población chilena ha sido parcialmente vacunada y el 54% se encuentra ya inmunizada (alguna de sus regiones ha alcanzado incluso la inmunidad de rebaño, con un 80% de doble vacunación en el caso de Magallanes); en Uruguay se trata del 63% y del 44%, respectivamente. El tercer país más avanzado en la campaña de vacunación es la República Dominicana, con un 44% de vacunados con una dosis y un 25% con la pauta completa. Los siguientes en población vacunada al menos con una dosis (lo que restringe cambiar a otra marca de vacuna, como la cubana) son Argentina (34%), Brasil (32,1%), Costa Rica (30%), El Salvador (24,5%), Panamá (22,3) y México (23,2%).
Esos porcentajes no han evitado las reinfecciones, dando lugar a dudas sobre la eficacia de las vacunas de Rusia y China (como en el caso de Chile y Argentina, respectivamente; debate que ha motivado que Costa Rica renuncie a la compra de dosis de Sinovac). Solo cuatro países están especialmente atrasados en la vacunación, con menos de un 5% de la población habiendo recibido una inoculación: Venezuela, Nicaragua, Honduras y Guatemala.
El Gobierno cubano dice haber administrado al menos una dosis de experimentación a 2,2 millones de personas (el 19% de la población), pero la aplicación de la pauta completa puede demorarse, pues su vacuna más efectiva necesita tres dosis.
Venezuela, que de momento solo ha adquirido vacunas a Moscú, ha anunciado que quiere comprar doce millones de dosis a Cuba; México y Argentina (además de Vietnam e Irán) también han expresado cierto interés en ellas. En cualquier caso, todo indica que –más allá del provecho económico que Cuba puede lograr, muy conveniente para el régimen– los preparados cubanos no van a pasar de un papel marginal en la vacunación latinoamericana.