¿Qué hacer?
A fines de 1901 y principios de 1902, Lenin escribió un trabajo titulado ¿Qué Hacer?, en el que analiza y explica por qué la existencia de dos corrientes en la socialdemocracia rusa terminó en una ruptura definitiva inevitable.
Tomo prestado el título del trabajo del líder bochevique para referirme a la alternativa de participar o no participar, en el contexto de la situación política que vive el país, en las elecciones regionales y locales convocadas por el nuevo CNE (3 miembros del oficialismo, 2 vinculados a la oposición) para el próximo 21 de noviembre. El Acuerdo de Salvación Nacional planteado por el presidente interino Juan Guaidó va más allá puesto que, junto a las elecciones regionales y locales, contempla también elecciones presidenciales y parlamentarias.
Las posiciones adoptadas son variadas
“Analítica”, portal digital, editorializó sobre el tema el pasado 28 de mayo, y aportó algunas consideraciones: “No puede haber elecciones libres sin condiciones aceptables y éstas implican una supervisión internacional adecuada, proceso éste que toma tiempo. Dicen los expertos que por lo menos se requiere un lapso no menor de 6 meses para poder tener una verdadera y auténtica observación internacional. Además, quién puede creer que hay condiciones electorales libres con la tarjeta electoral de los principales partidos políticos de oposición secuestradas y otorgadas a personas afines al régimen, y con figuras principales de la oposición presas, exiladas o inhabilitadas. Y cómo puede efectuarse unas elecciones libres con los medios de comunicación bozaleados o silenciados”. Reflexiones similares han dejado oír analistas políticos y varias instituciones.
Hay un aspecto muy importante que tomar en cuenta para visualizar la participación electoral de la oposición: el régimen, a través del propio Nicolás Maduro, está exigiendo el levantamiento previo de las sanciones y medidas coercitivas unilaterales aplicadas por algunos Gobiernos y organismos internacionales, el pleno reconocimiento de la Asamblea Nacional y demás instituciones oficialistas, y la devolución de las cuentas bancarias correspondientes a activos de la nación en el exterior como las relacionadas con Pdvsa y el Banco Central. Aparte de que, como señalara Antonio Ledezma, son exigencias o condiciones “insólitas”, no está en manos de la oposición la decisión de satisfacerlas.
Víctor Rodríguez Cedeño observa: “… Salir de la enorme crisis que atraviesa el país que, como hemos dicho, no es una simple crisis coyuntural, sino una crisis compleja que por su gravedad, con los derechos humanos en el centro, es del interés de la comunidad internacional, la cual se ha expresado rechazando las violaciones graves, sistemáticas y generalizadas de tales derechos, inclusive el derecho a la democracia…Las sanciones son justamente la herramienta de presión más importante sobre el régimen para forzarle a respetar los derechos de las personas y permita la restauración de la democracia en el país…Tales medidas unilaterales no pueden ser levantadas antes de la negociación, sino después, si los logros nos satisfacen a todos”.
María Corina Machado, en entrevista con Noticiero Digital calificó a las elecciones regionales como una nueva trampa» y que es un «error» caer en falsos diálogos y negociaciones, reiterando que la única manera de salir de Maduro es a través de una ‘amenaza real’ que le haga ceder el poder. Subrayó que una coalición de las democracias fuertes del hemisferio es una pieza clave para cumplir con este objetivo”.
Ramón Guillermo Aveledo, por otro lado, apunta: “Hay que estar abierto a las señales de la realidad. En la política de quienes proponen cambios considerables de fondo hay un componente de proyectos, de visión de futuro. Pero ese componente tiene que andar con los pies sobre la tierra. No puedes actuar desprendido como si la política se hiciera en condiciones de laboratorio. La política se hace a la intemperie y te encuentras todo tipo de inconvenientes y obstáculos; los que pone el adversario, los que te atraviesa la realidad, y los que involutariamente tú te pones. Hay que procesar todo eso para tener una línea más asertiva. Es importante”.
Vuelve la pregunta: ¿Qué hacer? Todavía la oposición que lidera Guaidó no ha dicho la última palabra, no ha anunciado la decisión definitiva de participar o no participar.
Mi opinión personal es que si no se dan las condiciones electorales imprescindibles arriba señaladas, entre ellas ocupando rango estelar la devolución de los cuatro partidos políticos principales –Acción Democrática, Copei, Voluntad Popular, Primero Justicia- a sus legítimas autoridades directivas, con sus respectivas tarjetas y símbolos electorales, no se debe participar en los comicios convocados para el 21 de noviembre de este año.
Para rescatar la democracia secuestrada, a la oposición le quedarían varios instrumentos y alternativas. Continuar y profundizar la presión interna en conjunción con la presión internacional. Volver a las grandes movilizaciones y acciones de calle, ahora dificultadas por la pandemia del covid-19. Una huelga general, posibilidad debilitada por el desmejoramiento del movimiento sindical. La desobediencia civil. La aplicación del TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca). La aplicación del R2P (Compromiso Político Global apoyado por los Estados miembros de las Naciones Unidas en la Cumbre Mundial de 2005). Cumplimiento por la Fuerza Armada Nacional de su obligación de colaborar en el restablecimiento de la vigencia de la Constitución Nacional.