Por la justicia y por la piedad…
Recientemente tuve el honor de entrevistar al Comisionado de DDHH de la Presidencia de República, Abog. Humberto Prado. Un venezolano íntegro, nacido, criado y vecino de La Pastora, que pasó de prisionero a Coordinador de Deportes Penitenciarios, profesional del derecho y primer recluso en convertirse director de un Penal: Yare I y II. Ya lo había soñado siendo recluso…
Si alguien ha demostrado que en la vida se puede salir adelante y superar las dificultades es este caraqueño originario a quien muchos prisioneros le confiaron no sólo su libertad sino lograr una vida absuelta, readaptada y digna. Vale la pena contar un poco su historia, testimonio viviente de sujeción y entereza.
De preso a boxeador olímpico…
Humberto Prado fue a la cárcel por un delito de propiedad que reconoció y se puso a derecho. Siendo apenas un joven de 22 años, enfrentó la dureza de vivir en varios centros penitenciarios de Venezuela. “En la cárcel Orlando, conoces el miedo que no tuviste. Sobrevives cada día. Irte a dormir puede ser no despertar. Y duermes despierto…” Prado es un hombre llano, sencillo pero fuerte a la vez. Reservado, de mirada fija, conducente, que registra un mundo interno que sólo él ha sabido reposar e interpretar después de siete años de prisión. Por eso su misión es el prójimo. No le interesa lo material. Su corazón y su cabeza están dedicados a los olvidados, tanto víctimas como victimarios, en búsqueda de una vida…en paz.
Fue el primer venezolano en ganar el galardón del gobierno de Canadá como ilustre defensor de los DDHH [2009]. “Con ese frío [de Canadá] fui a recibir mi reconocimiento porque el premio no era para mí sino para todos los héroes anónimos que en Venezuela-con muy poco-luchan por los DDHH”
Prado, desde la prisión, lideró su programa de deporte penitenciario. Fue entrenador de béisbol, básquetbol, natación, fútbol, boxeo, atletismo. Juntó otras disciplinas. Modificó la rutina de los guardias y los presos. Logró el desarme de muchas prisiones, canjeando chuzos y pistolas por guantes, bates, pelotas y zapatos de deporte. Un proceso donde un convicto absorto de violencia y soledad pasó a ser un notorio y destacado atleta […]Prado recuerda el día de unos de sus exámenes psicológicos en prisión. Cuenta que «lo rasparon». Al preguntarle a qué se dedicaría al salir de la cárcel, él respondió: “quiero ser director de prisiones”. La psicóloga lo aplazó por considerarlo un iluso. El tiempo demostró que “esa ilusión” fue luz eterna…
Prado, desde la cárcel, organizó 7 campeonatos nacionales de deportes penitenciarios en 14 disciplinas. Una de sus anécdotas más recordadas fue la del negro Guevara. Un prisionero con una pegada más pesada que la de “mano e’ piedra”. Ganaba todos los cotejos por knock out. Humberto pidió permiso a la Juez para llevar a Guevara a los nacionales de boxeo. Le concedieron licencia. Guevara los envió a todos a la lona. Entonces Prado gestionó con Beracasa -del Comité Olímpico venezolano- ir con Guevara a las preliminares olímpicas en Argentina.
Después de mucho lidiar con trámites judiciales para habilitar al fornido Guevara, logran viajar a los preolímpicos en Buenos Aires… Se enfrentó a un corpulento argentino que le llevaba una cabeza. Los locutores porteños presumían: “No impresiona, no luce el venezolano, no tiene estructura ni tamaño, ni alcance ni llegada”, pavoneándose que Ocampo [el rival celeste] no tendría problemas para su pase a los juegos olímpicos de Atlanta… De pronto la voz del locutor: “Pegó el venezolano: ¡lo tumbó, lo noqueó, no se va a levantar Ocampo, llamen a los médicos!”. [ver video desde minuto 21/ https://m.youtube.com/watch?v=dXx-CMD9uTQ
Aquel preso que algún día se vio inmerso en la desesperanza y la oscuridad se convirtió en el representante Olímpico superpesado de Venezuela, ¡Atlanta’96! Guevara no ganó medalla olímpica, pero sí la mejor distinción que puede ganar un ser humano: su reconocimiento e institucionalización ciudadana. Sigue siendo entrenador de Boxeo haciendo patria con su buen ejemplo…Esa es la magia de una mirada que dice “creo en ti”. Por eso Prado afirma sin vacilar: “todo ser humano puede cambiar y tiene derecho a volver a comenzar. Desde que cometí mi error he dedicado mi vida a la justicia. Yo sé lo que significa el arrepentimiento y la necesidad de ser nuevamente aceptado por la sociedad”.
De la Pastora a La Haya
El Comisionado Presidencial Humberto Prado tiene el récord -decíamos- de ser el único prisionero en la historia que llegó a director de prisiones. Pero también la virtud de albergar cero resentimiento. Además exhibe un extenso número de reportes realizados con su equipo por violación de DDHH y crímenes de lesa humanidad, más defensas penales, programas de readaptación criminal-post institucional e investigaciones [reportes] de un peso metodológico impecable. Sus informes reposan en cortes y salas de justicia nacionales e internacionales de DDHH, tanto en el sistema interamericano de DDHH, como en la ONU, CPI, Altos Comisionados de DDHH, refugio; Parlamentos y Comisiones Especiales de tutela de derechos civiles, políticos, tratos crueles y denigrantes, torturas, violencia de niños, de género y trata de personas.
Como expresó alguna vez el padre Olaso S.J., profesor y común mentor: «Hay que luchar por la verdad y la dignidad del hombre. Quizás muchos de sus actos no serán justificados, pero si comprendidos. La justicia hará lo propio, nosotros obraremos con piedad».
Gracias por su amistad y humildad Comisionado Prado. Orgulloso de trabajar de su mano y su “pegada” por los DDHH, por Venezuela; por hacer justicia y obrar con piedad…
@ovierablanco