El Palacio de Buckingham prohibía contratar inmigrantes de color, según documentos
El diario The Guardian tiene meses investigando sobre casos en los que el Palcio de Buckingham haya usado de modo abusivo el estatus real. Unos nuevos documentos revelaron que la familia real prohibía contratar inmigrantes de color para asuntos administrativos.
La sombra del racismo en la casa real británica tomó un nuevo giro luego de las recientes acusaciones de la duquesa de Sussex, Meghan Markle, en su entrevista con la presentadora estadounidense, Oprah Winfrey.
Un reporte de El País reseñó que la realeza británica se aprovechó de un uso parlamentario de origen remoto y consolidado en el tiempo por el que el monarca dispone de la capacidad para permitir o no que se debatan leyes que pueden afectar a sus prerrogativas o intereses personales y económicos.
Por ejemplo, para proteger el carácter secreto o la fiscalidad de las participaciones accionariales de la reina en numerosas sociedades. Pero no solo para eso; en 1968, la monarquía británica hizo uso de esa prerrogativa cuando el Gobierno laborista de Harold Wilson quiso impulsar nueva legislación que sancionara cualquier discriminación laboral o contractual por motivos raciales o étnicos. Para entonces, este tipo de práctica era ya ilegal en la Administración, y se perseguía extender la prohibición a las empresas privadas o al alquiler de viviendas.
El entonces ministro del Interior, James Callaghan asumió que no debía iniciar el trámite parlamentario de las nuevas medidas hasta que los asesores de la casa real estuvieran convencidos de que no se utilizarían en contra de Isabel II. Y no quedaron convencidos en un principio. En los documentos que se han hecho públicos, el entonces director financiero de la reina, Charles Tryon informó a los altos funcionarios que negociaban el texto de “que no era, de hecho, práctica habitual nombrar inmigrantes de color o extranjeros” para puestos administrativos dentro de la casa real, aunque sí se les permitía desempeñar tareas propias del servicio doméstico.
El Palacio de Buckingham no ha aclarado cuál era su normativa a finales de los años sesenta, ni cuándo revocó tales prácticas. Ha admitido que la Ley de Igualdad contempló la excepcionalidad de la casa real, aunque asegura que la institución cuenta con sus propios procedimientos para lidiar ante posibles quejas, sin detallarlos. «Pero sobre todo quiere alejar cualquier sospecha de que actitudes cuestionables del pasado puedan pervivir en la actualidad».