Calvario deportivo
Cada año, en fechas cercanas al 22 de junio por el aniversario de la fecha de creación del Instituto Nacional de Deporte, surge en mi memoria uno de los mensajes de Jesús que recoge Mateo en los Evangelios (7: 15-20):
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis”.
Sirvan estas palabras para hacer un balance de las obras, programas, presupuestos y acciones gubernamentales que han tenido incidencia en el deporte venezolano en los últimos veinte y dos años.
Los “frutos” que hemos visto y padecido en todo ese tiempo han marcado, lo que sin lugar a dudas, podríamos llamar “El Calvario Deportivo”: Las ejecutorias del gobierno nacional en materia deportiva en el periodo 1999-2021 se han caracterizado por una constante violación de la autonomía de las Federaciones Deportivas y del Comité Olímpico, el encubrimiento de los ilícitos ocurridos con todo lo relacionado con el transporte, alimentación y viáticos de las delegaciones que representan al país en eventos internacionales, la «naturalización express» de atletas extranjeros, la falta de transparencia en el manejo de los cuantiosos recursos económicos del Fondo Nacional del Deporte, la estafa continuada con la solicitud de divisas a Cadivi, el encubrimiento de los ilícitos ocurridos con la construcción de las instalaciones deportivas para los Juegos Nacionales o para eventos internacionales como lo fue el caso del Estadio Iberoamericano de Atletismo en Maracay y el grave y progresivo deterioro, y abandono, en que se encuentra mas del 80% de nuestras instalaciones deportivas, lo cual ha generado el alejamiento de las comunidades y población en general de las mismas, consolidándose además, serias restricciones para el desarrollo del deporte de rendimiento por carecerse de instalaciones adecuadas.
La seguridad social de los trabajadores del sector deportivo obreros, empleados y entrenadores activos y jubilados ha empeorado progresivamente, los contratos colectivos están congelados desde el año 2000, salarios de hambre, no se les reconoce la homologación de las pensiones y jubilaciones, se mantiene cerrada la Escuela de Entrenadores, los seguros HCM que por sus pírricas coberturas, prácticamente los mantienen en condiciones de «condenados a muerte», los manuales clasificadores de cargos no son aplicados y los pasivos laborales duermen el sueño del burócrata, en la larga espera de su cancelación y salarialmente son discriminados frente a los chulos “entrenadores” cubanos.
La solicitud irresponsable de sedes de eventos deportivos internacionales con el solo propósito de continuar con la apropiación indebida de los recursos económicos destinados para tal fin; ejemplos de ello lo ocurrido con la Copa América de Futbol, Juegos Bolivarianos de Playa, Iberoamericano de Atletismo, Mundial de Softbol femenino entre otros. La inasistencia a eventos internacionales programados, por incapacidad gerencial que pretenden esconderlas con señalamientos contra el imperio norteamericano y la guerra económica. La entrega de divisas a la dictadura cubana a través de leoninos convenios de contratación de “entrenadores” y los juegos del “Alba”.
En particular, cabe destacar que una de las obras gubernamentales que nos permite conocerlo, en su dimensión de falso profeta, es la permanente suspensión de los Juegos Deportivos Nacionales, que sin lugar a dudas, se ha traducido en una debilidad extrema de nuestros deportes de Alto Rendimiento que nos llevó a la perdida de nuestra hegemonía en los Juegos Deportivos Bolivarianos frente a Colombia.
El o los falsos profetas del deporte, con consignas edulcoradas, tales como, “Generación de Oro” o “Somos Potencia” buscaron ocultar el perfil autoritario, autocrático e intervencionista del gobierno de Hugo Chávez en materia deportiva, que comenzó a mostrarse con la firma del Convenio con Cuba y la traída al país de más de 10.000 “entrenadores” deportivos para apoyar “voluntariamente” el programa Barrio Adentro Deportivo y la consolidación de los Consejos Comunales como uno de los brazos milicianos de la revolución socialista-bolivariana.
A partir de ese momento, se desarrolla una intolerancia ideológica del régimen en el sector deportivo, que se manifiesta con la persecución, atropello e intervención de la Federaciones Deportivas con el propósito de obligarlas a modificar el Art. 26 de los Estatutos del Comité Olímpico para permitir que un funcionario de gobierno fuese candidato a los cargos de elección en el Comité Ejecutivo del organismo. Hecho este que al poco tiempo hizo posible el asalto al Comité Olímpico y a las Federaciones Deportivas.
Ya con el control del Comité Olímpico y de las Federaciones Deportivas, se procede a desmantelar el proceso de descentralización iniciado con la elección de gobernadores y alcaldes en 1989, con el despojo de las instalaciones deportivas a los gobiernos de oposición regionales Zulia y Táchira, pasando la administración de las mismas al Instituto Nacional de Deporte. El siguiente zarpazo totalitario fue el de la suspensión de los Juegos Nacionales en aquellas entidades gobernadas por sectores de la oposición.
En relación con el deporte universitario, se puso en práctica una política orientada a ir minando la autonomía del sector en lo concerniente a la organización y desarrollo de los Juegos Universitarios (Juvines) por parte de la Federación Deportiva de Educación Superior (Fevedes).
En cuanto a la Legislación Deportiva, los falsos profetas continuaron con sus frutos revolucionarios, aprobando la Ley Orgánica de la Actividad Física y el Deporte para permitir el establecimiento de las bases de la supremacía socialista y revolucionaria en materia deportiva. Al permitir que los Consejos Comunales pasen a ser la base piramidal deldeporte y en consecuencia todo el voluntariado oligarca del deporte como son los clubes, ligas y asociaciones serán sustituidas por las Comunas. La base jurídica contenida en la referida Ley, brinda un marco legal que somete al sector deportivo a un régimen autocrático, centralista, antidemocrático y totalitario.
Finalmente, vuelven a mi, las palabras de Mateo “Todo árbol que no da buen fruto, debe ser cortado y echado al fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis” y pienso que, para superar este “Calvario Deportivo” de frutos podridos, se requiere el esfuerzo unitario de atletas, entrenadores y dirigentes para sumar sus luchas y reclamos al pueblo venezolano que desde distintos sectores lucha por un urgente cambio de gobierno.