Subversión, compañía de irresponsabilidad ilimitada
Dejémonos de vainas y digámoslo fuerte y claro: hay múltiples indicios de que la mano del régimen, cumpliendo órdenes de sus amos cubanos, está dilapidando los pocos dineros que quedan en el Tesoro —y otros muchos que manejan por el contubernio que tienen con los que trafican drogas y oro ilícitos— en subvertir el orden y tratar de ayudar a sus copartidarios de la “internacional socialista” para dar al traste con la democracia en otros países del continente. A diferencia del mofletudo usurpador de por aquí, los presidentes Piñera, Moreno y Duque son personas serias, que cuidan mucho sus bien ganadas reputaciones y prestigios. Y si ellos han informado de la detención de venezolanos infiltrados, con armas, en los serios intentos de perturbar, agitar, sublevar, que han ocurrido en Santiago, Bogotá, Cali y otras ciudades de esos países amigos, es porque fueron descubiertos y los tienen detenidos.
Y los detenidos no son de los que están en esos países porque prefirieron la emigración a morirse de hambre o de sufrir juicios amañados en Venezuela. No. Son de los que cobran buenos dineros para azuzar a los nativos de esos países a excederse en los límites legales de la protesta que prescriben las normas y a cometer los desafueros. La demostración más palpable de que las garras del Foro de São Paulo y La Habana es que, aún después de que los presidentes de Chile y Colombia habían retirado los proyectos legislativos que habían propuesto para poder hacer frente a los numerosos problemas surgidos por la aparición del bicho chino, siguen las desaforadas manifestaciones en esos países. Ya nada las justifica, solo las malévolas intenciones de los socios de compañía Subversión, esa empresa de irresponsabilidad ilimitada que se mantiene en vigencia y “producción” desde hace décadas con los recursos que inicialmente, por insensato, le proveyó el Pitecatropus sabanetensis y que su abominable heredero continúa supliendo.
No hay comida en las cocinas de millones de venezolanos, no hay combustibles en las estaciones de servicio para surtir a los autobuses que emplea el pueblo, no hay vacunas para refrenar el morbo de actualidad que está diezmando a la población; pero sí carburantes para enviar hacia La Habana y dineros para ayudar a los falsos mapuches que actúan en las ciudades chilenas y a sus amigotes de las Farc y el ELN en Colombia. Porque para ayudar a los que están enquistados a lo largo y ancho de Venezuela emplean a los uniformados de sus fuerzas bolivarianas, sus Faes y sus colectivos.
Mientras tanto, sepulcros blanqueados intentan hacer creer en los escenarios internacionales que están por lo recto, lo legal. Si para eso se requiere que se trate de legalizar lo imposible de lograr: un CNE creíble, imparcial, pues se intenta. Si lo que se necesita es hacer creer que hay Justicia (con “j” mayúscula) en el país, pues se le ordena al infame “poeta de la robolución” que se retracte de lo que ha sostenido por tres años y “descubra” que era cierto lo que todo el mundo en Venezuela sabía: que los sicarios del régimen han matado lanzando desde un noveno piso a uno y por las torturas que con sevicia e inclemencia martirizan a otros en sus calabozos. Los muertos eran gente cuyo único delito fue manifestar opiniones diferentes a la doctrina que predica el régimen.
Dogma que ha fracasado en todos los países que lo han intentado imponer, desde la en buena hora desaparecida URSS y los países de Europa del Este hasta los que apenas logran pervivir como Nicaragua, Corea del Norte y Cuba. Esta última, la más longeva sanguijuela de todas. Se chupó a la Unión Soviética hasta que esta desapareció. Entonces, la picardía de Fidel descubrió a alguien que podía reemplazarla para poder seguir vivir sin producir, solo chuleando a alguien fuera de la isla, y logró ofuscar a las masas ignaras de aquí con un histrión que prometía freír en aceite hirviendo las cabezas de los adecos. Ya de eso van veintidós largos años y siguen pegados de la teta, ya flácida pero que les debe durar hasta que consigan otra a la cual guindarse.
¿Que para seguir robando en provecho de ellos mismos y de sus socios necesitan mantenerse, pero ya sus cómplices de Podemos —partido ilegalmente fundado con dinero probadamente demostrado que recibieron de la munificencia de Boves II— no pueden meter la nano porque el de la coleta está fuera del gobierno para que los ayude con Sánchez y su PSOE? Pues se recurre nuevamente a Zapatero que, en fin, les sale menos caro que las ayudas en maletas con €uros que lleva Delcy Eloína y a quien recibe Ávalos en Barajas a pesar de ser una proscrita en la Unión Europea.
El pecado de soberbia en el cual se solazan el usurpador y sus cómplices no disminuye; siguen empecinados en no reconocer que el bien de la ciudadanía es supremo. En ese sintomático mal que sufren los soberbios que se arrogan, sin tenerla legalmente, la representación de la nación, siguen creyendo que su dominación durará mil años; que nunca caerán. Se les olvida (o, peor, desconocen) que esas ideas las creían también los romanos, los incas, los aztecas y los nazis. Puesto en la sabiduría de Pero Grullo: que a cada cochino le llega su sábado…