Subsidiamos el fracaso socialista
Pagamos impuestos jamás retribuidos. Una tradición ahora agudizada.
El poste de la calle no funciona. La iluminación es la de las casas y edificios cercanos.
Sobran los ejemplos. Hay que pagar por debajo de cuerda para que el funcionario complete un modesto trámite.
Nos exponemos a la matraca constante. Una alcabala de control policial o militar es todo un sorteo para dejar plata más allá de la cuenta.
El ingreso real está por el suelo. Una buena manera de sostener al socialismo que subsidiamos con nuestras penurias.