Liderazgo y negociaciones
Cuando un equipo deportivo pierde varios partidos pocos se molestan en indagar sobre las causas. De inmediato, los fanáticos descalifican al director técnico, obviando que a veces las derrotas son consecuencia de no disponer de recursos para contratar mejores jugadores. Alguien tiene que ser la cabeza de turco para desahogar la frustración. ¿Será este el caso de nuestro liderazgo político y de los liderados? ¿Debemos sustituirlo porque no ha logrado cumplir la promesa de sacar al usurpador Maduro? ¿El fracaso ha sido por ineptitud de los líderes o por fortalezas del usurpador? ¿Juan Vicente Gómez, «Chapita» Trujilo, «Tacho» Somoza, los Castro y otros se mantuvieron varias décadas en el poder por culpa de la oposición o porque contaron con una Fuerza Armada y un Poder Judicial sumisos, y una población sometida por el terror?
Rechazo a Maduro: Las encuestas son contundentes. El rechazo a Maduro supera el 80 por ciento. Él ha pagado los errores de Chávez con las expropiaciones y estatizaciones, además de su ausencia de carisma y errores propios, quiebre de todas las empresas estatizadas, así como el desastre de los servicios de electricidad, salud, educación e infraestructura por ineptitud y corrupción, además de la hiperinflación.
Poca aceptación del liderazgo opositor: Lo anterior explica el gran rechazo a Maduro. Pero ¿cómo entender la poca aceptación del liderazgo opositor? Moisés ofreció la Tierra Prometida. Tardó 40 años pero, salvo un pequeño intento de motín, el pueblo respetó su liderazgo. En nuestro caso, cometimos el error de permitir que Chávez se apoderara de las instituciones con la Asamblea Constituyente de 1999. Ese error es responsabilidad de algunos de los dirigentes actuales, pero no de los más jóvenes como Guaidó, María Corina o Leopoldo López.
Quizá esa poca aceptación se deba a que tenemos la tendencia a no evaluar las fortalezas del régimen; a que el hábito de la persistencia no está muy arraigado; a la desesperación por la difícil situación socioeconómica; a cierta inclinación a descalificar por cualquier motivo; a que le prestamos atención a cualquier improvisado en política y a que las redes sociales nos convirtieron a todos en opinadores. ¿Qué hacer? Un grupo de distinguidos ciudadanos está asomando la atractiva idea de realizar una consulta popular para legitimar el liderazgo. ¿Aceptarán los dirigentes medirse? ¿Estará interesado el ciudadano común en esa consulta? ¿Es el momento oportuno?
Posible negociación: Existe una duda razonable de que el régimen acepte negociar o que diga que sí, pero no ceda ni un ápice. Sin embargo, no es razonable que de inmediato algunos opositores se opongan a emprenderla. ¿Qué se esgrime? 1- Los moralistas: argumentan que con malandros no se negocia. Respetamos a quienes defienden esta posición idealista, pero cabe preguntarles qué es peor, si negociar con bandidos o dejar que gran parte de la población sufra penurias.
2- Los escépticos: alegan que como los anteriores intentos fracasaron, este también fracasará y solo sería legitimar al régimen. Evidentemente, este es un argumento poco racional. Si así fuese, nunca habrían terminado las guerras.
3- Los ilusos: Predican que hay otras vías como la insurrección popular y la intervención regional. Quienes hemos estado durante muchos años en protestas de calle y hemos visto caer a valientes jóvenes y no tan jóvenes, estamos claros que esas protestas tienen sus límites en tiempo, espacio e intensidad; en cuanto a la intervención regional, está demostrado hasta la saciedad que ningún país está dispuesto a enviar sus soldados para acatar el compromiso de proteger.
4- Los optimistas: Predican que una cosa es el Alto Mando corrupto y otra el resto de la oficialidad. Cierto que existe esa diferencia, pero es bueno recordar que desde que se creó el ejército, solo el 18 de octubre de 1945 hubo un alzamiento exitoso sin intervención del Alto Mando. Es posible y deseable, pero es una incógnita que no depende de los civiles, ni de los militares retirados.
5-Los caza güiro: Están agazapados esperando cualquier traspiés del liderazgo para criticar.
Lo sensato: Pareciera que lo sensato es no descalificar a nuestra dirigencia, a pesar de sus puntos débiles. Esperar, con todas las dudas, que haya una negociación positiva. Se conoce que hay conversaciones y que Maduro y su combo están pidiendo cosas inaceptables. Era de esperar. Cuando se inicia una negociación, las partes exigen todo, para ir cediendo gradualmente. Capriles y Eduardo Fernández no han debido reconocer de inmediato a este CNE y Picón y Márquez no han debido aceptar ser rectores, ya que eso nos debilita en la negociación. Como dice Beatriz García, Coordinadora Nacional de Gente del Petróleo, “ la oposición está activada pero dividida, cada grupo se cree dueño de la verdad. No permitamos que el régimen logre su objetivo”.
Si se quiere avanzar las partes deben ir cediendo, aunque el régimen es el que tiene que ceder más, pues es quien ha violado la Constitución. El Acuerdo de Salvación Nacional presentado por el presidente Guaidó puede ser la base de la unión y reconciliación. No perdamos la oportunidad.
Como (había) en botica: Con el asalto del régimen al periódico El Nacional se le dio otro zarpazo a la libertad de expresión y a la propiedad privada. Nuestra solidaridad con su director y personal. El secuestro de los generales retirados Ovidio Poggioli y Jorge Zedán Abudey es otra arbitrariedad por la que tendrá que responder Padrino López. Diosdado Cabello hizo el ridículo al amenazar con llevar la guerra a territorio colombiano. La realidad es que la guerrilla de la FARC asesinó y secuestro a soldados venezolanos por una pésima operación de la Fuerza Armada de Maduro, Padrino y Ceballos ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!