Las patadas al honor militar
El Mariscal Sucre calificó en el fragor de la batalla “la brillante osadía” de los guerreros que prestigiaban el uniforme y la patria. “Honra lleva implícita, la rectitud, La integridad y la decencia”.
La oscura etapa que vivimos azota los cuarteles y quebranta la enseñanza de las reales ordenanzas del año 1768: “El oficial cuyo propio honor y espíritu no lo estimulan a obrar bien, vale muy poco en el servicio”. Calderón de la Barca dijo alguna vez:” la milicia no es más que una religión de hombres honrados”, Y fue el General San Martín quien ofreció un código ético militar. Este en buena medida prevalece en los ejércitos y por lo tanto enarbolan ante su pueblo sacrificio y honradez. Allí estableció:
– La cobardía en acción de guerra es intolerable.
– Asumir a todo trance el honor del cuerpo.
– Perseguir las trampas infames es deber militar y la integridad su principal escudo.
– Es traición no socorrer en acción de guerra a un compañero suyo en peligro.
Y para decirlo en diez palabras del Libertador, pisoteado por estas caricaturas – de uniforme verde pánico y sin vergüenza-.»Echemos el miedo a la espalda y salvemos la patria”.
Los militares eran los centinelas de la nación, defendían la integridad y seguridad de su territorio. su soberanía y por ello la custodia de sus fronteras.
El honor militar era la principal fuerza de los guardianes de la patria. Conviene subrayar: era.
Representaban el respeto hacia sí mismos. Fueron la base del coraje y la virtud patriótica.
Ls catástrofe fronteriza
Nunca en la historia el país había sufrido tanta humillación. Mientras el alto mando, obeso y vagabundo, lucha desde las tascas y lujosos lugares. Irresponsablemente han enviado a la frontera a un grupo de militares, supuestamente para combatir contra la guerrilla, lo cual es absolutamente falso.
La verdad del enfrentamiento allí es entre estos grupos terroristas por el despeje de las rutas de la cocaína. Del negocio participa el cartel de “los soles”, cuyas holgazanas charreteras les permite jugar con la vida de profesionales y personal de tropa, convertidos en carne de cañón fácil para los entrenados terroristas. Les han masacrado y mantienen muchos de ellos como escudos humanos. Después de 22 días en silenciosa confinación, y gracias a las presiones de los familiares, aparece el jefe de la mafia, en flagrante cinismo, informando sobre ocho militares en cautiverio, sin ofrecer mayores detalles. Por ejemplo: ¿quién ordenó la operación. ¿por qué no hubo apoyo aéreo ni terrestre? ¿Cómo se planificó y donde está la orden, indispensable para salir al combate?
Arrodillados en la frontera, guapos contra El Nacional
De los dos mil generales que existen en estas fuerzas armadas ninguno salió a la batalla, ni tienen la valentía de denunciar esta nueva escalada del narco chavismo, ni una palabra para reclamar semejante traición a la patria y sus derrengadas fuerzas militares. En los bares se llenan la alcohólica boca, lanzando proclamas contra el imperialismo, mientras en la frontera el grupo de narcoterroristas “Martin Villa”, le disputa a “los soles” la ruta de la cocaína, mantienen como rehenes a 8 militares venezolanos, lanzados a pelear por la patria. La patria de la droga y el crimen organizado.
Simultáneamente, las fuerzas armadas y los colectivos enanos judiciales libraban otra batalla: asaltaban las instalaciones de “El Nacional” para llevarse un botín de guerra: rotativa, computadoras y casi ocho décadas de memoria histórica, construida por el esfuerzo de muchos, en democracia y libertad. Arrodillados ante “Martin Villa” y guapetones ante un grupo de comunicadores, cuya única arma es el talento y la imaginación.
Otra vez Bolívar: “con valor se acaban los males”.