La historia de un valiente
Un diario inquebrantable se reconoce en la valentía para enfrentar los arrebatos de aquellos que se amanceban en el lodazal.
El Nacional nació con el beneplácito de contar con la adhesión de las mayorías, un país palúdico, arrastrado en las injusticias heredadas de una atroz dictadura, consiguió esperanzas cuando las páginas del periódico, se transformaron en la genuina expresión de la Venezuela posible. Un verdadero suceso fue su irrupción en el pregón de la calle.
La historia periodística cambiaba con la velocidad de la lucha por conquistar espacios para la libertad. Los más lúcidos pensadores anclaron en su amplio puerto de ideas, los dedos se hundían en las máquinas de escribir para plasmar una nación, que buscaba dejar los grilletes espirituales del oprobioso pasado, un tortuoso camino que ofrecía cadáveres ocultos tras las mazmorras del miedo, la espeluznante realidad de siglos estaba enmohecida en archivos que no se abrían, sobre el borde la tinta que servía de océano para el debate, algún rasgo de los dolores que se atragantaron en el alma venezolana, el saber interpretar una república, con gruesos fardos de injusticias sobre su espaldas, hizo que los ciudadanos entendieran que habían conseguido el mejor de los aliados.
Fue así como El Nacional cambió la historia informativa venezolanas. Jamás rehuyó el combate ante la ferocidad de la jauría militarista. El pretendido zarpazo del totalitarismo actual, quizás no comprenda que este diario no se amedrenta ante el poder de turno.
Son varias las administraciones que han querido ponerle un cepo a la libertad de expresión. Para ellos El Nacional siempre fue un protagonista incómodo, un adversario inquebrantable, hecho con la medida de aquellos que asumen el compromiso con la vida.
Lo que vivimos ahora son los estertores de un régimen devenido en malévolo. Que un Diosdado Cabello formalice otro capítulo de amedrentamiento no es extraño en la historia de un diario acostumbrado a la refriega. Venezuela sabe que en momentos en donde impera la oscuridad, siempre contará con este valiente que no baja los brazos en la defensa de nuestros más caros intereses. Un régimen henchido de malignidad acosa a uno de los pocos bastiones democráticos que no quedan, este valeroso no vende su dignidad. Existe demasiada historia en sus páginas, para dejarse someter, por los agrios intereses de quienes gozan del beneplácito del dinero mal habido.
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