Guerra y economía, una combinación peligrosa en Colombia
Las protestas en Colombia han estallado con un nivel de violencia que ha sorprendido a muchos. Para algunos la explicación de esta se encuentra en el resentimiento de la población hacia la policía, tal como se señala en un reportaje de la BBC: “Detrás de los enfrentamientos -en base a decenas de entrevistas con policías, manifestantes y expertos- parece haber, entre otras cosas, una profunda desconfianza del otro en ambas partes y una visión antagónica de lo que ocurre en Colombia”. Sin embargo, la evidencia no confirma esta idea, y de hecho pareciera que para comprender mejor la causa de las protestas y el alto grado de resentimiento hay que mirar hacia un sospechoso habitual: la economía.
De acuerdo con datos del Latinobarómetro 2018, con respecto a la pregunta sobre la confianza en la Policía, en Colombia el 52% de la población tiene cierto grado de desconfianza hacia los cuerpos policiales, valor sin duda alto, pero por debajo del promedio de la región (64%); de hecho, Colombia es el 5to país con el menor nivel de desconfianza en la policía, superado por Uruguay (40%), Costa Rica (48%), Chile (49%), y Ecuador (51%). Dentro del nivel de desconfianza, incluso en el extremo de “ninguna confianza” la proporción en Colombia (17%) está por debajo del promedio regional (29%), y mantiene la quinta posición, superado por Ecuador (14%), y Costa Rica, Brasil y Uruguay (todos con 15%).
Sí, el hecho que la mitad de la población tenga cierto grado de desconfianza sin duda no es positivo, pero esto no explica por sí solo el alto grado de violencia. Una hipótesis alternativa pudiera ser que Colombia, por estar inmersa en un conflicto armado desde hace décadas, pudiera tener condiciones más propensas a la violencia. Una manera de aproximarse a esta idea es ver el acceso a armas de fuego por parte de la población, y para ello se consultó al Small Army Survey, encontrando que Colombia hay 10,13 armas por cada 100 personas, un valor alto si se compara con Perú (1,97), Ecuador (2,42), sin embargo al mismo nivel de Chile (12,12), México (12,12), y por debajo (sorprendentemente) de Uruguay (34,66).
El acceso a armas no parece explicar tampoco el nivel de violencia de las protestas, y la respuesta que han tenido por parte de las fuerzas de seguridad. Una posible explicación pudiera estar en el “entrenamiento” que han tenido las fuerzas de seguridad, las cuales han estado en guerra por años, tanto con los distintos grupos armados irregulares como con el narcotráfico. Esto pudiera influir en el uso desmedido de la fuerza, y de hecho en ese sentido Colombia sí se diferencia de otros países de la región, pues de acuerdo con el Índice de Fragilidad de los Estados tiene uno de los niveles más altos de violaciones de Derechos Humanos, a nivel de Brasil y solo superado por Venezuela.
Entonces, Colombia es un país en los que la desconfianza hacia la policía no tiene un comportamiento particularmente especial dentro del contexto regional, así como una cantidad de armas en manos de civiles dentro del promedio. Sin embargo, sí presenta altos niveles de violaciones de derechos humanos, probablemente debido al conflicto armado con múltiples frentes que ha tenido durante las últimas décadas, lo que puede haber traído como consecuencia que las fuerzas de seguridad estén más entrenadas en lidiar con delincuentes que con la ciudadanía. Esto pudiera explicar, al menos parcialmente, el grado de violencia de la respuesta de los cuerpos de seguridad hacia quienes protestan.
Aún queda un cabo suelto, cómo se originaron las protestas. La chispa inicial se dio por una reforma fiscal, lo que es congruente con el hecho que Colombia solo alrededor una de cada diez persona está satisfecha con la situación económica del país (Latinobarómetro, 2018), lo que parece la continuación de las protestas de 2019 en Chile, Ecuador y otros países. Este nivel de descontento es mayor que el que había en los otros países de la región al momento de sus protestas, por lo que pareciera que la herida de la falta de oportunidades económicas, y de la desigualdad, pudiera ser más profunda en Colombia que en otros países, lo que pudiera explicar la extensión y profundidad de las protestas.
Twitter: @lombardidiego