Derecho al aborto en EEUU pende de un hilo, a la espera de examen del Supremo
Washington, 17 may (EFE).- El derecho al aborto pende de un hilo en Estados Unidos después de que el Tribunal Supremo, con una mayoría conservadora reforzada, anunciara este lunes que examinará un caso que restringe este procedimiento en Misisipi.
La más alta instancia judicial estadounidense informó de esta decisión en una orden no firmada, donde los jueces precisaron que evaluarán la «constitucionalidad» de las restricciones relacionadas con la viabilidad del feto antes de nacer.
El aborto fue reconocido como un derecho constitucional en EE.UU. en 1973 gracias al fallo del Supremo en el caso «Roe contra Wade», en el que reconoció que una mujer puede acabar con su embarazo en los primeros seis meses de gestación, cuando el feto no puede sobrevivir fuera del útero.
En el litigio de Misisipi lo que está en cuestión es una ley estatal aprobada en 2018 por su Congreso, controlado por los republicanos, que prohíbe al aborto después de la decimoquinta semana de gestación.
Una ley estatal que deja en vilo al país
Esta norma estatal ha sido bloqueada en cortes de menor instancia que consideran que va en contra «Roe v. Wade».
Sin embargo, la fiscal general de Misisipi, Lynn Fitch, ha optado por llevar esta causa ante la Corte Suprema después de que el Tribunal de Apelaciones del Circuito 5 determinara que la ley del estado es una «carga inconstitucional» sobre el derecho de la mujer a terminar con un embarazo no deseado antes de que sea viable.
Misisipi ya prohíbe este procedimiento después de las 20 semanas de gestación y ha aprobado otras leyes que prácticamente vetarían el aborto una vez que se detecta el latido del corazón del feto, es decir, a partir de la sexta semana.
En los últimos años, 14 estados han aprobado prohibiciones similares, y 3 lo han llegado a vetar completamente, aunque estas leyes suelen acabar en los tribunales estatales, ya que sus detractores sostienen que viola «Roe v. Wade».
El caso de Misisipi supondrá la primera ocasión en la que el Tribunal Supremo tendrá que pronunciarse -probablemente en otoño próximo- sobre una ley estatal que restringe el aborto, desde que reforzó su mayoría conservadora en noviembre pasado.
El aborto se convirtió en un tema central en la campaña para las elecciones presidenciales de EE.UU. de noviembre, a raíz de la muerte de la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg.
Un supremo más conservador que nunca
La vacante que dejó su fallecimiento en septiembre permitió al entonces presidente, el republicano Donald Trump, nominar para reemplazarla a una magistrada ultraconservadora y antiabortista, Amy Coney Barrett, cuya confirmación pocos días antes de los comicios expandió aún más la mayoría derechista en la corte (6-3).
Antes de la confirmación de Barrett, el alto tribunal bloqueó las restricciones al aborto en Luisiana, en una ajustada votación en la que el presidente de la corte, el conservador John Roberts, inclinó la balanza a favor de Ginsburg y los otros tres jueces progresistas.
Desde la Casa Blanca, la portavoz del Gobierno, Jen Psaki, reaccionó al anuncio del Supremo asegurando que el presidente Joe Biden está «comprometido» con blindar «Roe v. Wade».
En respuesta a una pregunta de un periodista sobre la postura del Ejecutivo, Psaki señaló que «durante los últimos cuatro años, derechos esenciales, como el derecho a la sanidad, el derecho a elegir… han estado capeando ataques extremos, que incluyen normas draconianas de los estados».
Y subrayó que Biden y su vicepresidenta, Kamala Harris, están dedicados a garantizar que todos los estadounidenses tengan acceso a una atención sanitaria, que engloba la salud reproductiva, independientemente de sus ingresos, raza, lugar en donde vivan o su estatus migratorio.
Las organizaciones proaborto de EE.UU., por su parte, no han podido más que echarse las manos a la cabeza, ante la posibilidad de que tarde o temprano «Roe v. Wade» sea socavado e incluso revertido con un nuevo fallo de la corte.
El Centro para los Derechos Reproductivos, el grupo que ha estado batallando en los tribunales contra la ley estatal de Misisipi, destacó en un comunicado que «las campanas de alarma están sonando fuerte por la amenaza a los derechos reproductivos».
En ese sentido, su presidenta, Nancy Northup, indicó que este caso ante el Supremo puede servir para revertir «Roe v. Wade», lo que considera que podría tener consecuencias devastadoras, ya que si se produce «más de 20 estados prohibirían el aborto por completo».
Misisipi, con una única clínica abortiva
Northup recordó que actualmente es casi imposible tener un aborto en Misisipi, «donde los legisladores han estado minando este derecho desde hace décadas».
Y es que solo queda una clínica abortiva en este estado, la Women’s Health Organization, en Jackson, que es la que ha interpuesto la demanda contra Misisipi y está representada por el Centro de Derechos Reproductivos.
Su dueña, Diane Derzis, advirtió en un comunicado que si finalmente la ley de Misisipi entra en vigor se verán forzados a rechazar a muchas pacientes.
«Los políticos de Misisipi han creado obstáculos incontables para la gente que quiere tener un aborto, forzándolas al final a continuar el embarazo. Es todo parte de su estrategia para eliminar el derecho a abortar completamente», lamentó. EFE