Del subsidio político
Perogullo habla de un proceso político en la propia oposición. Expresa sus complejidades y también sus inauditas simplezas.
El régimen le inyecta toda la confusión que le es posible. Quizá porque el ejercicio del poder es el del empleo hasta caprichoso de los servicios de inteligencia y de contrainteligencia.
Nada casual que haya transiciones encabezadas y consolidadas por quienes desempeñaron funciones en la policía política. Alerta: parece ser una deriva frecuente del post-socialismo.
El caso está en que ese proceso político realmente lo empujan aquellos que luchan auténticamente. Generan posturas y son capaces de plantear y de propiciar las tácticas y estrategias más adecuadas.
Pero la moneda falsa no circula sin la verdadera. Y hay simuladores de la lucha y figurones de ocasión que resultan políticamente subsidiados por los otros: avispados con pies de barro y que no les apena el parasitaje de una notoriedad circunstancial.