Basura, alimañas e inseguridad reinan en el Mercado de Catia, aunque comerciantes paguen $40 a Érika Farías
Trabajadores del Mercado Municipal de Catia junto a líderes vecinales denunciaron el estado de insalubridad y destrucción que hay en el lugar, pese a que la Alcaldía de Libertador los obliga a pagar un canon de alquiler dolarizado de hasta $40, además de las vacunas en divisas o mercancía que le cobran colectivos y efectivos de PoliCaracas.
El coordinador del Frente en Defensa del Norte de Caracas, Carlos Julio Rojas destacó que los comerciantes exigen la intervención de la Integral de Mercados y Almacenes C.A (Inmerca) por estar involucrada en hechos de corrupción sobre el manejo de presupuestos millonarios.
Rojas relató como el histórico Mercado Catia que este 2021 cumple 70 años de haberse fundado presenta hoy su peor cara: toneladas de basura, proliferación de insectos y roedores los cuales danzan mientras los clientes compran, pasillos sin iluminación y desbordante inseguridad son pan de cada día allí.
“Al ser un lugar de expendio de alimentos es inaudito estos niveles de insalubridad, donde los olores nauseabundos y los gusanos adornan un paisaje grotesco siendo esto todo responsabilidad de la Alcaldía de Libertador encabezada por Erika Farías, todo esto en medio de la mortal pandemia del Covid_19. De este icono de la caraqueñidad solo quedan los escombros”, reprochó según nota de prensa.
Catalogó de «inverosímil» que el mercado esté en condiciones inhumanas cuando los concesionarios pagan un canon de arredramiento exorbitante de hasta $40 al mes, alcanzando un presupuesto de miles de dólares el cual no se ve reflejado en obras en manteniendo de la estructuras y obras para hacer más vivible el hacer compras en la populosa parroquia Sucre.
“Los propietarios de puestos pagan un dineral de alquiler pero esos recursos no van para restaurar las instalaciones del inmueble sino terminar en los bolsillos de la administradora y los propios directivos de Inmerca. Es decir, un acto de corrupción de gran calibre donde cada funcionario de la Alcaldía se lleva su tajada mientras el mercado se cae a pedazos poniendo en riesgo la sanidad de los caraqueños y el lugar de trabajo de centenares de comerciantes”.
Asimismo, fustigó que los concesionarios se ven obligados a pagar vacunas en dólares para así poder medio trabajar durante la cuarentena y aseveró que el director les pide como pago parte de su mercancía en contraprestación por dejarlo trabajar en las semana radical. «Han convertido este patrimonio cultural de Caracas en un nido de corrupción y mafias, donde el trabajo es pisoteado y la vacuna es lugar común, siendo resultado de una pésima gestión de Erika Farías y Inmerca, que en vez de mejorar la realidad de los mercados busca destruirlos”, reclamó.
Recalcó que lo vivido en el Mercado de Catia es casi copia calcada en otros centros municipales de ventas de alimentos en Caracas, la Alcaldía de Libertador los tiene en cierre técnico convirtiéndolos en focos de insalubridad y corrupción.
“Proponemos que la administración de dichos espacios sea llevada por los propios concesionarios quienes por años han trabajado allí y les duele como a ninguno, siendo Inmerca un ente de apoyo y regulaciones pero no de imposición. Igualmente se les debe dar título de propiedad de sus puestos logrando una gestión mixta privada y pública”.
Los mercados de Catia, Guaicaipuro y Quinta Crespo son lugares de patrimonio cultural, y por ende deben ser conservados ya muchos casi llegan a al centenario de vida “Además de lugares para la compra de alimentos debemos transformarlos en iconos turísticos y de disfrute de los caraqueños como ocurre en Europa, generando el reflejo de esa Caracas propietaria y llena de historia”.
Por su parte, comentó que el director impuesto por Inmerca en el lugar tiene amenazados a los concesionarios, cobrándoles más allá del alquiler vacunas en dólares y sustrayendo parte de la mercancía recibida por los comerciantes.
“En mi caso Samuel Velasco semanalmente me pedía 3 o 4 kg de carne para dejarme trabajar, desde diciembre me cerró mi local porque me impidió traer mi mercancía la cual tenía todos los permisos porque debía es comprársela a su mayorista el cual le paga a este sujeto por cada kg de carne el cual es vendido al mercado. He ido a todas las instancias incluso lleve una carta directamente a la Alcaldesa Farías y solo hizo oídos sordos al ser ella cómplice por omisión”.