Venezuela, política y vacunas
El 8 de abril de 2021, el Fondo Monetario Internacional dio a conocer las principales cifras de los países que conforman ese organismo, destacándose la estrepitosa caída del ingreso por habitante anual de Venezuela desde US$ 8.900 en 2000 a US$ 1.541 en 2021 que para vergüenza de los venezolanos ese nivel se ubica por debajo del de Honduras, Haití y Nicaragua, los tres países más pobres de América.
El nivel de destrucción al cual el régimen chavista-madurista ha sometido a Venezuela es incuantificable y tardará tiempo la recuperación, pero será posible con políticas claras, que incentiven la inversión y la inclusión social, todo ello con un nuevo liderazgo político.
Entretanto, el régimen de Maduro sigue dando tumbos en materia de tratamiento de la pandemia de Covid19. La improvisación ha venido girando desde un tratamiento basado en suero de caballo, la ozonoterapia, la molécula DR10 y las gotas de Carvativir, en una secuencia de irresponsabilidad única entre los países que han sido afectados por el virus.
Como si eso fuese poco, Maduro anunció el 15 noviembre de 2020 que para el primer trimestre de 2021 llegarían a Venezuela diez millones de vacunas rusas y apenas llegaron 700.000, parte de las cuales han sido aplicadas a la nomenclatura política en el poder, varios de cuyos integrantes tuvieron el descaro de hacer de su vacunación un hecho noticioso, lo cual enardeció la conciencia de la gente decente del país.
Con la pandemia tomando fuerza a partir de febrero de 2021, la respuesta del régimen consistió en cerrar la economía profundizando la recesión y hacer politiquería ante la ausencia de vacunas. En ese contexto y por la presión social se fue materializando el acuerdo de Covax con la facilitación de la Comisión Técnica y Juan Guaidó, para que Venezuela pueda acceder a las vacunas ante el aumento significativo de la cantidad de contagiados y fallecidos.
No se había secado la tinta con la cual se firmó el acuerdo cuando Delcy Rodríguez descalificó a la vacuna de AstraZeneca una de las que forma porte del mecanismo de Covax, supuestamente por los efectos secundarios de la misma, sin reparar en el hecho que la entidad europea encargada de la certificación de las vacunas había expresado días antes que la vacuna era segura.
Pero lo que más indignación causó fue el anuncio de la señora Rodríguez el 9 de abril de 2021 al referirse que en alianza con Cuba se administraría la vacuna Abdala en Venezuela y que se participaría en los estudios clínicos al tiempo que se construiría una planta para su fabricación.
Los datos científicos de dicha vacuna son absolutamente desconocidos y mantenidos en secreto como todo lo que se hace en Cuba. Los venezolanos exigimos vacunas, sin distinciones de ideologías y que haya un plan nacional conocido de vacunación y que se acabe el mercado negro de las vacunas.