Vacunación y banalidad del mal
El estudiantado de medicina protestó frente al Hospital Clínico Universitario. Por las muy precarias condiciones del servicio público y la falta de inmunización masiva de todos los venezolanos.
Los colectivos llegaron inmediatamente a sabotear la pacífica actividad. Les importa un bledo las prematuras muertes hasta de los trabajadores de la salud y de los familiares o amigos que les son cercanos.
Los represores directos no están vacunados. Seguramente tampoco sus familiares y amigos.
Sólo una buena palanca les permitirá acceder a un evento que se ha hecho normal y accesible en los países occidentales. Por estos lares es una dramática excepción.
Sufren igualmente los que han hecho de la represión un modo de vida. Pero la banalidad del mal les da alcance de un modo inexorable.