“Somos cristianos” ¿En serio?
(En respuesta al artículo de Jesús Seguías…)
1. Lo importante no es el porcentaje de compatriotas que se definen como cristianos, o que vociferan su pasión por Cristo. Lo importante sería saber el porcentaje de los que actúan como tales. ¡Sí! Ser cristiano es un compromiso serio, pero no con Jesús, sino con nosotros mismos, no es una pose, un cliché o un eslogan. Es una convicción, es escoger un modo de vivir, en consonancia con las enseñanzas de Jesús, a quien escogemos como Maestro, Guía, Señor y Dios… Se trata de certeza en los valores y principios con los que pretendemos actuar, decidir, hablar, pensar y sentir. ¡Si! Se trata de valores y principios, y el buen cristiano es, necesariamente, un buen demócrata.
2. Las crisis, los problemas, las contrariedades y las dificultades son el crisol donde se tiemplan nuestras convicciones, nuestro carácter y se define la dirección que debemos darle a nuestra vida. La crisis emocional puede alcanzar a cualquiera, pero con la práctica de las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad: Amor), podemos mitigar y hasta superar sus efectos. Quien tiene clara su fe y mantiene la esperanza en el Creador, mantiene la racionalidad y es sereno en la acción, la palabra y el pensamiento, para derrotar las tentaciones.
3. Hugo Chávez ciertamente engañó a muchos, especialmente a aquellos que no tenían suficiente arraigo en sus valores, aquellos cuya poca fe y esperanza los hicieron frágiles a un discurso envolvente, basado en “mentiras inteligentes” y en “falsas promesas”. Pero una gran cantidad no lo acompañó por su engaño, sino por su “oferta” de la vida fácil, de las “dádivas del estado”, de la manipulación clasista y de un “proyecto país” inviable. Todos sabemos que la teoría marxista-leninista es contraria al cristianismo, por tanto, un verdadero cristiano no se hubiera sumado a esa tendencia, sino por el engaño y la manipulación, acompañados de su poco conocimiento de lo que significa “ser cristianos”.
4. El cristiano verdadero, que lee y comprende la palabra bíblica, jamás será presa del odio, como elemento motivador de su voluntad política. Los cubanos estudiaron muy bien el escaso apego de los cristianos de fachada, a los valores y principios de la fe, y planificaron muy bien su abordaje a esas ilusas e “inocentes” víctimas. Pero la mayoría de los empresarios, dueños de medios, líderes políticos y pastores de algunas iglesias, vieron en Chávez la oportunidad de lograr grandes ingresos, notoriedad, cargos públicos e “inmunidad” para llevar adelante sus negocios y sus vidas, con total impunidad y sin apego alguno a las normas morales y legales. Decir que “nadie se salvó de aquella estela de odios”, aparte de una confesión personalísima del declarante, es una falsedad inmensa, porque hoy no tendríamos ninguna esperanza y, aún después de 22 años, todavía hay hombres y mujeres de pie y dispuestos a dar la lucha, fundamentados en sus valores y principios, en su formación de hogar, en su determinación a mantenerse fieles a su fe, en cualquiera de los credos existentes, porque todos ellos proponen la bondad para con los demás y el bien como norma.
5. Lo que escuchó de un chavista, connotado o no, es una de las muchas frases prefabricadas por la estrategia cubana, cuyo objetivo era disolvernos como sociedad, comenzando por atacar a la familia, como base fundamental de la misma.
6. Ese “cultivador de odios” era un resentido, motivado por la envidia y animado por las ansias de poder y de riqueza. Esos propulsores del odio fueron escogidos por los cubanos, para hacer el trabajo sucio, que necesariamente tenía que ser realizado por venezolanos. Lo que asombra es que el articulista afirme que, del lado opositor, “hay tanta o mayor capacidad de odio” que la demostrada por los chavistas-maduristas. Conozco a muchísima gente golpeada, vejada, torturada y mancillada por este régimen, pero no han sucumbido al odio como motivación, sino a su afán de libertad, el amor a su familia, el apego a su patria y la autenticidad de su fe. Algunos de ellos han tenido que dejar forzosamente nuestro suelo, pero aún continúan luchando, desde otras tierras, por nuestra Venezuela, tierra de sus padres o de sus hijos…
7. Los opositores, por millones, compraron la oferta engañosa de la prosperidad, la abundancia y la felicidad, pocos sabían que era el odio, el desquite, la venganza, la inmoralidad, la ambición y la corrupción, los fines que motivaban a Chávez y sus acólitos, y que ellos sólo eran una masa de pueblo manipulada, para obtener objetivos oscuros. Vuelve el analista a afirmar que “hoy los opositores odian más que los chavistas”, tratando de convertir en verdad, una falsedad repetida muchas veces, de acuerdo a la cual ¿sería mejor quedarnos con los Chavistas?… El arte de la manipulación… En Venezuela, a Dios gracias, aún queda mucha reserva moral e, insisto, no será el odio lo que nos lleve a la recuperación de nuestra democracia, sino la perseverancia en nuestros valores, en nuestra fe y en nuestra integridad.
8. Los falsos líderes que pretendieron representarnos, que al final fueron parte de la misma comparsa chavista, hicieron su trabajo sucio, para lograr polarizar al país, siendo parte integral del engaño cubano, para destruir la sana convivencia, familiar y vecinal, dando pie a un proceso de disolución social, para favorecer su libre acción y desempeño. Pero aún existimos venezolanos que persistimos en la labor social, en el trabajo con las comunidades, para contrarrestar el odio y la división “artificial”, para recuperar la conciencia colectiva y la “acción ciudadana”, para rescatar la buena vecindad, la asistencia mutua, el compartir y la gentileza, costumbres heredadas de nuestros padres y abuelos.
9. La Resurrección de Cristo es, para los cristianos “La Pascua” (“pascae” en latín, “pèsaj” en hebreo), que significa PASO. En el caso de los judíos representa el cruce del Mar Rojo, es decir el PASO de la esclavitud hacia la libertad. Para los católicos se conmemora la Resurrección de Cristo, es decir, el PASO de la muerte hacia la vida eterna. Incluso para los agnósticos significa la supremacía del espíritu por sobre la materia.
10. Si hablamos de Jesús, esa Pascua o “Paso”, nos llama a pasar: De la resignación a la acción; de la indiferencia a la solidaridad; de la queja a la búsqueda de soluciones; de la desconfianza al abrazo sincero; del miedo al coraje de volver a apostar todo por amor; de recoger sin vergüenza los trozos de sueños rotos y volver a empezar; de la autosuficiencia a compartir el fracaso y los éxitos; de hacer las paces con nuestro pasado para que no arruine nuestro presente; de saber que de nada sirve ser luz, si no podemos iluminar el camino de los demás; del odio al perdón.
11. Del conflicto a la tolerancia
12. Podemos hablar de religión, historia bíblica, cuando desee, pero no es el amor a Cristo lo que aquí se discute, ni sus principios, previamente mencionados, sino de la manipulación de esos valores para intentar confundir a los que, hoy, “nos atrevemos” a oponernos al nefasto régimen que ha llenado el país de desgracia y dolor, porque si algo no puede un cristiano, es ser cobarde.
13. Tampoco es el momento de hacer historia del cristianismo, sino de su idoneidad como propuesta de vida, incluso política.
14. La Iglesia Católica es conformada por hombres, imperfectos y pecadores, por ello es susceptible de errores, pero al igual que los hombres, tiene también la opción de la humildad, el arrepentimiento y la rectificación. Por tanto, saber pedir perdón es un requisito para ser cristianos, y lograr la reconciliación con Dios, con la necesaria obligación de rectificar.
15. El pasado de la iglesia, su historia y sus errores, son la base de sus convicciones actuales y la consigna de su permanente auto análisis, revisión y rectificación.
16. Por lo expuesto, ningún “odiante”, asesino, intolerante o prepotente podrá definirse como cristiano. Solo grandes mentirosos y manipuladores lo hacen, como el caso de Chávez que en un instante era cristiano y, al rato, musulmán, santero, etc. Por tanto, esas son simples caretas de quienes engañan con frases, que no son coherentes con sus acciones.
17. Si somos cristianos, seremos demócratas, por consecuencia, ayer, hoy y siempre, pero eso no quiere decir que vamos a “soportar” la maldad, sin buscar la recuperación de la justicia (que no venganza) en nuestro país. “Un cristiano triste es un triste cristiano”, dice mi confesor. El cristiano debe ser valiente, decidido, defensor de la bondad, y promotor de la paz. Pero un gran amigo, abogado de la República, repite incansablemente una verdad cardinal: ¡Sin justicia no hay paz!
18. Por tanto, no es lo que cada quien decida, es lo que necesariamente hay que hacer. Una decisión no puede ser respetable, cuando ella conlleva injusticia, dolor, sufrimiento y muerte a una población. Lo que hay que tener es rectitud y templanza, claridad de pensamiento y acción, y definición de objetivos, dentro de nuestros principios y valores. No puedo aceptar que se manipule la búsqueda del bien, el orden y la aplicación de la justicia, para calificarlas de “desquite” o “venganza”. Nos asiste el derecho de recuperar nuestra patria, nuestra libertad, justicia y paz, nuestra educación y salud… Basta de manipulaciones y falsos dilemas.
La pascua, por tanto, que sea el paso: De la paralización a la acción, de la tristeza a la esperanza, de la dominación a la libertad, de la oscuridad a la luz, ¡De la Dictadura a la Democracia!
Ingeniero
ABP Anzoátegui