Siempre miserables
Las Sagradas Escrituras representan mi principal fuente de inspiración para escribir y entender muchas de las cosas que a diario enfrento, sobre todo, en el mundo político contemporáneo. Escudriñando la Palabra comprendí que algunos acontecimientos registrados en la antigüedad podían tener repercusión clara e importante en los tiempos que estamos viviendo. Cuando seamos capaces de ver nuestra historia individual y como humanidad, con un amplio criterio, además de encontrarle sentido a la actualidad, nos revestiremos con la fuerza suficiente para luchar contra la adversidad y seguir adelante con una fe inquebrantable en el futuro.
Si cada cosa que nos sucede en la vida, la viéramos como una oportunidad que nos envía Dios para ayudarnos en nuestro crecimiento espiritual, en lugar de caer en la desesperación, podríamos aceptarla con agradecimiento y reaccionar positivamente ante la lección que esta encierra. Venimos y estamos en esta vida para aprender, crecer espiritualmente, pero dentro de ese fortalecimiento espiritual también podemos dedicar unos minutos para interrogarnos acerca de: ¿Por qué llegamos a este deterioro con tanta gente desesperada por conseguir el pan de cada día y algunos de ellos hurgando en la basura?
Todo esto me hace pensar en una frase que aparece en la obra literaria La quinta montaña, del dramaturgo brasileño Paulo Coelho: “Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos. Cuando crezcas descubrirás que ya defendiste mentiras, te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías. Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello, pero tampoco dejarás que tus errores se repitan». A esta frase de Coelho, yo le agregaría que, los seres humanos aprendemos mucho mas de nuestras derrotas que, de las victorias. Lo digo con pleno conocimiento de causa.
Como articulista en tiempos de crisis para diversos medios de comunicación en Venezuela y en el extranjero, actividad que lleva a quien la ejerce a ser sujeto de “libertad condicional”, tal condición me lleva a examinar una inquietante frase que pronunciara el autócrata hondureño Tiburcio Carías Andino: «A mis adversarios les aguarda “el encierro, el destierro o el entierro” para lavar su traición». Otros gobernantes, en la actualidad, deben pensar igual, pero astutamente se abstienen de decirlo. Esa lapidaria expresión pronunciada por el sátrapa hondureño, la recuerda el perseguido político de la época, José Carlos Somoza, en su novela, El origen del mal. Allí señala que los opositores no podían resistirse, protestar o incluso criticar al sanguinario régimen. Los derechos humanos no eran respetados; las viviendas eran profanadas a cualquier hora. Era toda una sociedad dirigida por miserables al estilo de lo narrado por Víctor Hugo en su obra Los Miserables.
Los Miserables es probablemente una de “las obras literarias que más ha sido llevada al cine”, en ella se refleja la Francia del siglo XIX y el pensamiento de su escritor, reconocido por sus ideas y convicciones sociales, humanistas y políticas. En sus trabajos literarios, expone sus fuertes opiniones en contra de la pena de muerte y otros mecanismos brutales aplicados a los que pensaban distinto al régimen de turno. Víctor Hugo tuvo que irse al exilio debido a su oposición al golpe de Estado de Louis Napoleón Bonaparte. De este tiempo en el exilio, 20 años, emergen las obras que son ejemplos clásicos de la poesía filosófica, en donde marca el camino que debe cruzar la humanidad hacia el bien y la verdad.
Tal parece que en todas las épocas se han cocido habas y los autócratas cambian de pelaje, pero en el fondo, sus pensamientos, intenciones y actuaciones siguen siendo idénticos a los de sus predecesores. Nos corresponde, entonces, a quienes nos oponemos a los regímenes autocráticos y depredadores, como el que controla los poderes en nuestro país, no bajar la guardia en defensa de la democracia y libertad. Frente a la corrupción, debemos oponer la honradez; frente al abuso, el respeto; frente al arriendo de nuestras fronteras, el amor y el arraigo por Venezuela, Para eso debemos construir alianzas con instituciones y personas que no se dejen seducir por los olores y colores del papel que fluye del Norte. Cuando hayamos ejecutado estas acciones, podremos gritar a voz en cuello ¡Hemos rescatado el orgullo de ser venezolanos!
Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE