Regulador brasileño reitera su rechazo a la Sputnik V y los rusos denunciarán por difamación
La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) de Brasil reiteró este jueves su negativa a la importación en carácter de emergencia de la vacuna anticovid rusa Sputnik V y divulgó audios con parte de los diálogos durante las reuniones que hubo con los desarrolladores del inmunizante.
En un nuevo capítulo del litigio para liberar la importación y uso de la vacuna rusa, de la cual los nueve estados de la región Nordeste y otros cinco más tienen un contrato para la adquisición de treinta millones de dosis, el órgano regulador brasileño se pronunció a través de la red pública de televisión.
«No hay ninguna persona que tenga interés o júbilo para negar la importación de cualquier vacuna», afirmó el presidente de la Anvisa, Antonio Barra Torres, sin hacer mención directa al anuncio este jueves en Moscú de los desarrolladores sobre su intención de abrir un proceso judicial contra el regulador sanitario por difamación.
El Fondo de Inversiones Directas de Rusia (FIDR), responsable por la vacuna del estatal Instituto Gamaleya, acusó al ente sanitario brasileño de difundir información «falsa e imprecisa» sobre la vacuna.
En una publicación en Twitter, el FIDR cuestionó que la Anvisa no probó la vacuna y aseguró de que no hay ningún adenovirus capaz de replicarse (RCA), como apunta el organismo regulador, y que «solo se utilizan vectores no replicantes desprovistos del (gen) E1».
No obstante, la Anvisa divulgó durante su pronunciamiento en un hecho inédito algunos audios de las reuniones previas con los desarrolladores rusos en los que miembros técnicos del organismo cuestionaban a los responsables de la Sputnik V sobre la presencia de los adenovirus replicantes.
En las imágenes mostradas, con diálogos y algunos documentos en inglés, el equipo brasileño insistió varias veces ante sus interlocutores rusos sobre esa presencia de adenovirus replicantes y el por qué sería aplicada entonces una vacuna en esas condiciones a «personas saludables».
En respuesta, uno de los técnicos del Instituto Gamaleya admitió la posibilidad de que una «línea de células caracterizadas» para la producción de la vacuna podría «tener defectos», pero dar un «paso atrás» para comenzar con «una nueva substancia» tomaría «más tiempo» y por eso optaron por mantener ese tipo de componente inicial.
Sin embargo, el titular de la Anvisa indicó que el «retrato temporal» de la situación «puede ser modificado. No estamos cerrando puertos y esos datos pueden ser revisados, corregidos y volver a ser presentados. No fue posible aprobar y eso nos dio gran tristeza por los ciudadanos a los que debemos transparencia».
«Refutamos así esa grave acusación, que impacta en la confianza y en la credibilidad de la autoridad sanitaria del Estado brasileño. La Anvisa fue acusada de mentir, de actuar de manera antiética y de producir ‘fake news’ (noticias falsas) sobre la presencia del adenovirus replicante y falta de información», apuntó Barra Torres.
Situación caótica y falta de vacunas
Para Barra Torres, la situación de Brasil, con más de 14,5 millones de casos confirmados y la fatídica marca de 400.000 muertes causadas por la pandemia alcanzada este mismo jueves, «demanda sentido de urgencia».
La vacuna rusa ha sido registrada en más de sesenta países, incluidos México y Argentina, pero carece de aprobación por parte de las reguladoras sanitarias de Europa, Estados Unidos o Japón, un aval que por la Constitución brasileña permitiría el uso automático en carácter de emergencia en el país.
En Brasil se aplica en carácter de emergencia la vacuna Coronavac, del laboratorio chino Sinovac, y con registro definitivo para su uso la Covishield, del anglo-sueco AstraZeneca y la universidad británica de Oxford, ambas con parte de producción local.
También está aprobado en Brasil el uso definitivo de la vacuna Tozinameran, del consorcio estadounidense-alemán Pfizer/BioNTech, cuyas primeras dosis comenzaron a llegar este jueves, y en carácter de emergencia la del laboratorio belga Janssen, brazo europeo de la multinacional estadounidense Johnson & Johnson. EFE